Capítulo 3

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El día de la partida de María Victoria

Micaela entró el cuarto de Alecia y la levantó de la cama con rudeza, era de madrugada, Luis Fernando después que Hadassah confirmara lo que ella le había ordenado, él se encerró en su habitación y de allí no había vuelto a salir.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué me levantas de esa manera? —preguntó su cuñada desorientada por la abrupta interrupción.

—¿Dónde están los papeles que te di?

Alecia se sobresaltó.

—¿Los papeles?

—Si, ¿dónde carajo lo tienes?

—Aquí —Alecia se acomodó la bata, metió sus pies dentro de las zapatillas y fue hasta una pequeña mesilla que tenía una gaveta con llave, la abrió y sacó la carpeta y se la entregó a su cuñada.

Micaela abrió la carpeta y revisó los papeles.

—¿Dónde está la firma?

—No firmó, la muy idiota se largó si firmar, por más que Antonio insistió, pero huyó sin hacerlo.

—Maldita sea, una sola cosa te pido que hagas y no la haces. —Gritó Micaela furiosa.

—Que importa si ella no firmó, lo importante es que se marchó, dejó a Luis Fernando.

—Eres tan imbécil como lo era tu hermano, con esa firma podíamos anular el matrimonio y El Morichal sería nuestro y comenzaría por fin a ver la caída del miserable de Antonio Araujo... Pero sin esa firma estamos igual que al principio y si ella regresa, todo se jode —Micaela cerró la carpeta de golpe.

—Ella no va a volver y si lo hiciera ¿Crees que él quiera siquiera verla, después de que supuestamente se marchó con su exnovio? Él la va a odiar, nos encargaremos de que así sea.

—Yo no soy tan confiada como tú, los cabos no se pueden dejar sueltos, ya que te pueden jugar una mala pasada —Micaela maldijo por lo bajo mientras caminaba de un lado a otro pensando en lo próximo que haría porque el que no estuviera la firma de Vicky en esos papeles lo complicaba todo.

—Yo haré que él la olvide, quizás más adelante hasta le puedo sugerir, irnos una temporada, fuera del país.

—Tu estupidez no tiene límite — Micaela se le quedó mirando y no dijo nada más, cogió la carpeta y salió de la habitación de su cuñada.

La casa estaba en silencio, ya todos estaban dentro de sus habitaciones, ella iba camino a la suya, cuando escuchó unos ligeros pasos, se quedó muy quieta y esperó para ver de quien se trataba, ya que se aproximaban hacia donde ella se encontraba.

Hadassah venía caminando sigilosamente hacia la recámara de su hermano, la joven no tuvo paz desde que le mintió por lo que tenía que decirle la verdad, el peso de la culpa no lo soportaba, era su deber revelarle lo que realmente había ocurrido. Le faltaba muy poco para llegar a su destino, cuando la mano de su madre agarró con rudeza su cabello.

—¿A dónde crees que vas? —Le susurró Micaela.

Hadassah no le dio tiempo de hablar porque su madre la arrastró por el pasillo, para alejarla de su destino, cuando la mujer constató que su hija no era un peligro, le soltó el cabello y la pegó contra la pared.

—Suéltame, ¿no te cansas de hacerme daño? —Dijo Hadassah sollozando.

—No, y menos si intentas desobedecerme.

—Luis Fernando tiene que saber la verdad, está sufriendo, ¿no viste su cara cuando le mentí? ¿No te duele verlo así? Él ama a Vicky, si hablo y le cuento lo que en realidad pasó, pueda ir tras ella y tal vez...

La bofetada que le dio su madre no la dejó terminar.

—Ni se te ocurra hablar con él, porque te juro que llevaré mi amenaza a cabo.

Hadassah se llevó la mano a la mejilla, le escocía, así como le ardía el alma al escuchar a Micaela.

—No creo que le hagas daños a Jared, solo lo dices para que yo secunde tus mentiras, no le harías algo malo a tu propio hijo ... Somos tus hijos.

—Si para librar a Luis Fernando de esa Araujo, tengo que sacrificarlos a ustedes, lo haré.

—¿Es que solo te importa él? Y ¿nosotros? ¿No nos quiere ni un poquito?

—¿Quieres la verdad?

—Es lo que Jared y yo nos merecemos.

—En esta vida solo hay una persona que me importa y ya tú sabes quién es.

Hadassah sollozó, una cosa era que sintiera la preferencia marcada de su madre hacia su hermano mayor, otra era que se lo dijera, que admitiera que no los quería.

—Así que, si intentas hablar con tu hermano y decirle algo contrario a lo que ya has dicho, Jared sufrirá por tu rebeldía y sabes que lo haré, tú me conoces muchachita.

—Si, claro que te conozco, eres un monstruo, tú no quieres a nadie, únicamente te quieres a ti misma, porque si amaras a Luis Fernando como dices, no lo harías sufrir de la manera en que lo estás haciendo ahora, el ama a María Victoria Araujo, pero sabes una cosa Micaela, que ese es tu peor castigo, que tarde o temprano él sabrá lo que hiciste y volverá con su esposa y a ti te aborrecerá y allí comenzarás a pagar todo el daño que nos has hecho a todos.


Mis amores, un capítulo corto, pero sustancioso, mañana nos vemos con un largo capítulo.


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Entre el Amor y la VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora