"ANTES DE CURAR UNA HERIDA, TIENES QUE ADMITIR QUE ESTAS SANGRANDO"

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Despertarme así con Alex a mi lado, Sergio dando todo su apoyo me hizo coger fuerzas para enfrentarme a la situación. Debía llamar a Carol, recoger mis cosas y solucionar todas mis dudas. Desayunamos juntos entre risas y besos pero ya no podía aguantar más.

-Voy a llamar a Carol ahora mismo y esta tarde recogeré mis cosas.- Dije mirándolo para ver su reacción.

-Segura? .- dijo pensativo.

-Sí.- asentí

-Vale, nos vestimos y te acompañamos.- Dijo cogiendo un trozo de cruasán.

-No. Quiero ir sola.- con la boca abierta y el cruasán casi llegando a sus labios se quedó parado.

-No necesitas que te acompañe? ¡No tengo nada que hacer!.- dijo mirándome extrañado.

-Necesito hacerlo sola, sé que estarás aquí cuando venga, no te preocupes. Estaré bien.- Dije levantándome de la mesa y metiéndome en la habitación. Me arreglé y antes de salir le mande un mensaje a Carol.

-¿Dónde estás? Necesito hablar contigo

Los minutos pasaron y no abría el mensaje, me empecé a desesperar y decidí ir hacia la habitación.

-En un rato vengo.- le dije a Alex que se había sentado en el sofá mirando a la nada y muy serio. Me miró y me acerqué a darle un beso en los labios.

-Estaré aquí.- fue lo único que oí cuando llegué a la puerta.

Salí rápido de allí, no es que no quisiera que viniera conmigo, es que yo no era frágil y podría superar esto y más y quería que no hubiera nadie para ver mis lágrimas ya que sabía que en cuanto la viera las lágrimas saldrían de mis ojos .

Anduve por los caminos con decisión y llegué a la habitación, toqué pero nadie respondió. Entré y no había ni rastro de ella, salí de allí y cuando bajaba las escaleras sonó  un mensaje y paré en seco para mirarlo.

-Estoy en la cafetería con Marcos, ven y hablamos. Te espero

Marcos estaba con ella? ¿Había sido más rápido que yo? ¿Lo habrían arreglado? Muchas preguntas se amontonaron en mi cabeza y empecé a andar deprisa para resolver todas mis dudas. Al llegar los ví en una mesa apartada, hablaban tranquilos, se miraban y no supe qué hacer. Me quedé parada en medio de la cafetería, mirándolos.

-Alicia, ¡estamos aquí!.- dijo Marcos levantando la voz. Comencé a andar despacio hasta llegar a la mesa y sentarme al lado de Carol, Marcos estaba frente a mí.

-¿Me puedes decir que hacéis los dos aquí?.- preguntó nada más sentarme sin dejar que ninguno dijera ni una palabra. Carol me sonrió y yo no supe ni que hacer, dirigí la mirada a Marcos para que me respondiera.

-Sabía que la llamarías y he venido para aclarar las cosas con ella, sin rencor.- Comentó él, dejándome flipada.

-Tú eres tonto, hijo.- Dije poniendo los ojos en blanco.

-Perdóname Alicia!.- dijo Carol con voz apenada.- Siento haberte hecho daño, sé que no me he portado bien y que puede que no me puedas perdonar, pero lo tengo que intentar. Eres muy importante para mí, igual que él y no quiero perderos a ninguno de los dos.- hablaba mientras tenía la cara agachada mirando la mesa y con la mano derecha le daba vueltas a su capuchino.

-No te entiendo, estoy alucinando. Besas al chico que me gusta, haces daño a Marcos y ya está, nos tomamos un café y otra vez somos amigos como si no pasara nada. ¿Es así Marcos?.- Le pregunté irritada.- ¿Tu sabes la noche y el día de ayer tan malo que he pasado? ¿El dolor que he sentido? Las lágrimas que él derramó por ti? .- le pregunté a Carol.-Creo que las cosas no son así pero si vosotros pensáis que sí, yo me callo y todos tan amigos.- Dije irónicamente.

CREE EN LA MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora