Capítulo 1

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El timbre de la puerta de la tienda sonó justo cuando Severus pensaba cerrar por la noche. Irritado, levantó la vista del libro de contabilidad y miró con desprecio al cliente nocturno. Severus abrió la boca para lanzar algún comentario mordaz... pero por primera vez en años se quedó sin palabras. Frente a él había un fantasma, o tal vez fuera un truco de la luz de la luna.

El rostro que estaba medio oculto por la capucha de su capa era el de Harry Potter. Pero eso era imposible. Harry Potter estaba muerto. Severus lo había visto caer por el hechizo de Lucius Malfoy, su cuerpo se derrumbó en el suelo como una colada enredada antes de desintegrarse del todo. Severus no tenía ni idea de cuál había sido el hechizo, pero la luz había sido violeta, no verde, así que sabía que no había sido Avada Kedavra.

-Estás muerto-. Severus había encontrado por fin su voz. No tenía miedo a los fantasmas; eran los recuerdos los que perturbaban sus sueños, no las sombras de los antiguos vivos.

-¿Lo estoy?- preguntó Potter, arrastrando una mano a lo largo de un estante de tubos de ensayo que había sobre el mostrador. Una mano de aspecto muy sólido. -No soy un fantasma, profesor. El hechizo de Malfoy no me mató. Era un nuevo hechizo de translocación que estaba probando-.

-Entonces, ¿dónde has estado los últimos seis meses?- Preguntó Severus.

-Por ahí-. Potter se encogió de hombros, como si no tuviera importancia.

-¡Incluso te han hecho un funeral!- Severus no pudo evitar su tono acusador.

-¿Fuiste?- el mocoso tuvo la audacia de sonreír entonces, y Severus se dio cuenta de que sus ojos centelleaban tan alegremente como lo habían hecho los del ex director.

-No-, mintió Severus. -¿Qué haces aquí, Potter?-.

-Buscando un trabajo-.

-¿Un trabajo? ¿De ?- Severus no pudo ocultar su incredulidad. -No tenías remedio en Pociones, Potter. Ni siquiera tomaste tus NEWTs-.

-Sí, bueno, había una cosa bastante molesta que tenía que hacer en su lugar. Había que derrotar a Voldemort y luego estaba de invitado en las mazmorras de los Malfoy. Los NEWTs como que pasaron de mí. Mira, necesito un trabajo y se me ocurrió pedírtelo, ¿vale? Pensé que tal vez éramos amigos. Siempre me has protegido antes-.

-Nunca fuimos amigos, Potter. Te protegí porque me lo ordenó el director. No tenía nada que decir al respecto. Y además, ¿para qué necesitas un trabajo? James Potter te habría dejado bien provisto-.

-Mis padres sí lo intentaron, pero la mayor parte de mi herencia estaba en acciones. Invirtieron mal y me quedó lo justo para mi educación si era frugal con ella. Lo fui, pero ya no queda nada-. Potter vació sus bolsillos. -Tengo cinco galeones y dos sickles a mi nombre-.

¿Por eso parecía tan delgado? se preguntó Severus. Resopló, sin querer insistir en el hecho de que en realidad podría estar sintiendo pena por Potter. -¿Y qué hay de Black? Te habría dado su último Knut-.

-Lo intentó-, explicó Potter. -Pero lo desheredaron cuando lo enviaron por primera vez a Azkaban y nunca se lo han revocado. No tenía nada que dejar. La fortuna de los Black y Grimmauld Place ha pasado al siguiente pariente masculino: Draco Malfoy-.

-Ya veo. ¿Y sus parientes en Surrey? Seguro que no piensan dejar que te mueras de hambre o que acabes en la calle-.

-Mucho gordo sabes-, murmuró Potter en voz baja.

-¿Por qué no solicitas un trabajo en Hogwarts? Estoy seguro de que Minerva se inclinaría por darle un trabajo al gran Harry Potter-.

-Mira, no tengo ninguna cualificación formal y he oído que buscabas un aprendiz. Puedo entrenar y trabajar al mismo tiempo-.

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