Capítulo 12

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Harry volvió a mullir los cojines del sofá; al mismo tiempo, sus ojos escudriñaban la habitación en busca de cualquier cosa desordenada. Todas las estanterías y los libros habían sido limpiados a fondo; todos los comestibles estaban guardados en los armarios; el fuego rugía en la rejilla y una mesa de café improvisada sostenía un juego de té junto con una selección de pasteles y galletas que Harry había horneado. Severus le había explicado que a Poppy no le interesaría el aspecto del piso; estaba aquí para ver a Harry, pero éste no se dejaría desviar de su rumbo. Quería que todo estuviera perfecto para la primera visita de la matrona. También tenía la ventaja de que, si se mantenía ocupado, su mente no se desviaría hacia lo que podrían discutir durante su sesión de terapia.

Satisfecho de que las cosas estaban tan ordenadas como podían estarlo, Harry se permitió una pequeña sonrisa. La tienda había cerrado por el día; él y Severus ya habían cenado y ahora Severus estaba en el laboratorio del sótano elaborando pociones o investigando. A las ocho en punto, llamaron a la puerta trasera que daba al piso en vez de a la puerta exterior de la tienda.

Harry se alisó la túnica de aprendiz y respiró profundamente antes de abrir la puerta. Madam Pomfrey estaba de pie al otro lado envuelta en una capa burdeos.

-Pase, por favor-, dijo Harry, haciéndose a un lado para que ella pudiera entrar. Una vez que se hubo quitado la capa, Harry la colgó en el perchero cerca de la escalera de caracol. Madam Pomfrey seguía vestida con su uniforme de matrona: un vestido largo de color burdeos con un delantal blanco impoluto encima, pero esta noche no llevaba sombrero. Llevaba el pelo castaño recogido en un moño suelto y sus ojos recorrían el cuerpo de Harry con aire profesional.

-Siéntate- dijo Harry, indicándole que se sentara en el sofá mientras él se sentaba en una de las sillas de la cocina con respaldo duro.

-Me alegro de volver a verte, Harry-.

-Gracias. Um... ¿cómo hacemos esto? Nunca he hecho terapia antes-.

-¿Prefieres sólo hablar conmigo o quieres que te haga preguntas? A veces eso puede ser más fácil al principio para que podamos ver qué temas te cuesta hablar. No voy a mentirte y decirte que esto será fácil, Harry. El asesoramiento puede ser muy emotivo; hablaremos de muchas cosas personales, cosas que quizá prefieras mantener ocultas. Pero es necesario hablar de ellas, de lo contrario no habrías aceptado el asesoramiento-.

-Fue idea del maestro Snape-, admitió Harry. -Cree que no lo estoy superando-.

-¿En qué sentido?-.

-¿Quieres un poco de té?- Preguntó Harry, con la mano sobre la tetera.

-Tal vez más tarde, pero ahora continuaremos con nuestra charla. ¿Por qué cree Severus que no lo estás superando?-.

-Tengo muchas pesadillas. Y... y a veces tengo alucinaciones-.

-¿Qué tipo de alucinaciones?-.

Madam Pomfrey no parecía sorprendida ni escandalizada por las revelaciones de Harry y éste se preguntó si Severus ya había hablado con ella de él y de las cosas que habían pasado.

-Sigo pensando que veo a Lucius Malfoy en todas partes, aunque sé que está detenido en el Ministerio. Eso no es normal, ¿verdad?-.

-No es normal, Harry, pero tampoco es tan inusual. Podrías estar teniendo algún tipo de flashback de tu época de prisionero. Tu mente te está jugando una mala pasada porque todavía sientes miedo e incomodidad por lo que te pasó. ¿Cómo te sientes cuando ves esos fantasmas del señor Malfoy?-.

-Asustado. Como si no pudiera moverme... como si no pudiera respirar-. Harry cerró los ojos, incluso hablar de esto estaba empezando a hacerle hiperventilar. -Lo siento; es muy difícil hablar de esto-.

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