Una dulce Amistad y un Amor Toxico 1

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Narra su servidor

El bambi se encontraba en la barra junto con el gato con alas y la pequeña, cíclope, estaba ahí porque estaba pensando en lo ocurrido aquel día tan frustrante para él, en serio tenía ganas de salir a matar, pero la pequeña Charlie se la había pasado muy pegada a él...

—Agh...— Suspiro el wendigo

—¿Y ahora a ti que maldita sea te pico?— pregunto el gato molesto, mientras limpiaba la barra.

—No lo sé mi querido amigo, tal vez sea el hecho que quiero matar... —esto último lo dijo con una estática notoria, se notaba su molestia.

—Pues nadie te detiene a hacerlo pendejo. —Menciono Husk siendo muy obvio y cierto lo dicho por este.

—En eso tienes razón... pero dudo que pueda controlar esta sed y odio *Aparte de que Charlie me ha seguido últimamente*... — Alastor solo apretó sus manos como intentando contener esa ira por lo ocurrido anteriormente con su estación.

—es por lo que le paso a la estación, ¿verdad? —Pregunto el gato alado rezando a quien sabe quien para que el venado no lo termine asesinando por tal atrevimiento, pero a su vez lo dijo con cierta preocupación hacía el locutor.

—Vaya, me sorprende que no me hayas insultado, mi buen amigo. — Y vaya que era una sorpresa para Alastor, ya que desde que lo conoce se la ha pasado insultándole a cada rato.

—Cállate hijo de perra. — Y ahí estaba nuevamente el Husker que conocía el locutor o por lo menos la faceta que le ha dejado ver el gatuno.

—¡¡Ese es el Husk que conozco!! —Dijo bromeando, mientras Husk lo miraba algo irritado por tratarlo como un payaso cuando le convenía al bambi...

Mientras ellos dos hablaban la pequeña, cíclope se les quedaba mirando sentada mientras movía sus pies de un lado a otro, riendo por el escenario que hacía ese par constantemente.

—Es muy gracioso verlos conversar— Decía la cíclope.

—¿En serio lo es dulzura?— Preguntaba el demonio radio, aunque era más que obvio que era entretenido, si hasta él se reía de la situación.

—Por supuesto, es muy gracioso ver el cómo Husk te insulta y usted solo le sigue hablando como si nada.

—En eso tienes toda la razón pequeña.

—Por cierto, ¿De qué hablaron tú y la princesita?— pregunto el gato gruñón, intentando dejar de ser el bufón personal del venado.

—Nada interesante la verdad, aunque me pidió ser su amigo, algo raro si me lo preguntas.

—Déjame adivinar, rechazaste dicha propuesta.

—De hecho, mi querido amigo, fue lo opuesto.

—¿¡Qué MIERDA!?— Escupió su bebida Husker, debido a que eso era algo que ni él mismo se imaginaba, ni aunque estuviese lo suficientemente borracho.

—Como escuchaste mi querido amigo.

—¿¡Y POR QUÉ CARAJOS ACEPTASTE!? —Alastor solo se le quedó mirando como si esa pregunta no era necesaria, pero ya conocía a su amargado amigo y sabía muy bien que él era un chismoso de primera así que decidió contestarle.

—Por entretenimiento. —Nada más lejos de la realidad, ya que el acepto solamente para tener una excusa para estar más cerca de Charlie sin que nadie le dijese algo... o eso fue lo que pensó al aceptar.

—Estás demente.

—Gracias por el halago mi querido amigo.

Mientras ellos dos seguían hablando, Charlie se encontraba en su oficina acomodando y checando unos papeles, hasta que alguien toco su puerta...

Dolor, Amor y Lujuria en el AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora