Juicio

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  Estos capítulos los estaré narrando yo. Ya después de este "mini arco" llamémosle, los otros personajes volverán a narrar.

Narra su servidor

— Quet... — Dijeron al unísono, viendo como esta portaba unos ropajes algo antiguos de la época del imperio azteca.

—Lo siento Nezahualcóyotl, pero tú sabes muy bien las reglas... y acabas de romper una. —Dijo Quet apuntando a Alastor con lo que parecía ser un garrote.

—Espera, debe de haber otra forma, sabes bien que uno no puede soportar ante la ira, además no se nota corrupción en él —Dijo Alucard, mientras alejaba con su mano aquel garrote lejos del rostro del locutor.

—No me refiero a eso Alucard, él prometió no volver a usar su forma original...— Dijo mientras agarraba a Alastor y lo azotaba en la pared.


—Sé que prometí, no volver a emplear esa forma... ni volver a ver a... —Fue interrumpido por un golpe en el estómago de Quet.

—¡Cállate! ¡Tú muy bien sabes las consecuencias de tus actos, lo que pudo haber pasado! —Los demás a su alrededor estaban confundidos, ¿A qué forma se refería?, ¿Cuál fue su promesa en sí?
—No tengo excusa alguna... pero no soporto estar alejado de ella... tú mejor que nadie sabes que tengo un instinto paternal muy fuerte... solo quería que me reconociese como lo que fui hace mucho... — La cara de Quet, mostraba pena, no quería dañar a aquel que consideraba como su hermano, más tenía que hacerlo, puesto que esa fue la promesa que le hizo.

Alucard fue el único que comprendió al fin la situación, el castigo no fue por haber desatado su ira... No, la represalia fue por haber mostrado su forma "divina", o mejor dicho; Lo que alguna vez fueron cuando solo eran un ser y no una alma fragmentada...

—Alastor no tiene la culpa Quet, fui yo por haber dicho la verdad, yo no sabía que no podíamos usar esa antigua forma... aquello que fuimos alguna vez... — Dijo el vampiro. Charlie y compañía no entendían muy bien la situación, más bien no sabían que carajos estaba pasando.

Lilith fue la única que al parecer entendía un poco el porqué de la situación, estaba asombrada por lo sucedido y más sabiendo que su creador prometió no volver a verle ni en pintura...

—¿Por qué hiciste esa promesa? —Fue lo que soltó la reina del averno, Alastor la miro con dolor y tristeza... ¿Era difícil? Por supuesto que lo era, no todos los días te ves obligado a dejar todo aquello que creaste y amaste con el fin de mantenerlos a salvo de ti mismo.

Aunque claro, el locutor no podía decir la verdad, ya que sería otra promesa rota y por ende el castigo a pagar sería más caro.

—No puedo decirte... lo siento. —Nadie dijo nada, hubo un silencio sepulcral por todo el salón, fue cuando Quet dio un paso atrás alejándose de Alastor.

—El castigo a pagar por infringir las reglas que tu mismo estipulaste son... son... — No podía, no quería decir el castigo, le hacía falta valor para afrontar su trabajo como jueza y verdugo... Se preguntaba internamente "¿Por qué demonios me diste esta tarea?" "¿Por qué tuve que hacerte aquella promesa?".

—Hazlo, no temas a lo que pasara... —Decía el locutor mientras tosía sangre por los golpes que su amiga le había dado, sabía muy bien su castigo y él estaba dispuesto a aceptarlo, no por nada él personalmente le pidió a Quetzalcóatl que lo castigase en caso de infligir una de sus tantas promesas...

Charlie solo miro a su amado, con miedo, le asustaba el poder del locutor, le aterro demasiado verlo consumido por la ira, ahora entendía el porqué del temor del demonio radio, él temía a lastimarla, aterrarla...

—El castigo son... 100 saetas al corazón... —Soltó la diosa mientras transformaba su garrote en un arco y apuntaba al pecho de Alastor, Nifty quería evitarlo más no podía, ya que Quet los había encadenado a todos para que no interfiriesen en el juicio.

Quet respiro hondo y vio a su amigo, el cual asintió, con pesar soltó la primera flecha, dando en el corazón del locutor, el cual escupió sangre al recibir el impacto.

—¡Padre! —Gritaba Nifty con dolor, desesperada, en librarse de aquellas cadenas que le impedían moverse. Los reyes y Vaggie se impresionaron al escuchar a la cíclope decir aquello.

—¡Suéltalo! —Gritaban Alucard y Lilith, tanto Lucifer como Charlie se impresionaron que la reina abogase por el locutor.

Quet hizo caso omiso a las súplicas y los gritos de dolor de Nifty por ver a su padre siendo asaetado por su amiga. La diosa lloraba mientras lanzaba cada flecha, le dolía ver en aquel estado a su mejor amigo, le desgarraba su corazón el tener que lastimarlo.

Y así siguió con su trabajo, dando diez, veinte, treinta... hasta llegar a las cien saetas. Alastor estaba perdiendo mucha sangre, no distinguía lo que había a su alrededor, se encontraba en una fuerte agonía, más no moría, en todo momento se mantuvo en pie mientras recibía cada disparo.

—Cha... r...lo... agh... —No podía formular palabra alguna, quería disculparse, pedirle a su querida Charlotte que lo perdonase, que no debió esconderle la verdad nuevamente, que lamentaba haber desatado su ira de esa forma, más el dolor era lo suficiente como para hacer que a cada rato se quejase y escupiese sangre.

La única que disfrutaba dicho escenario era Vaggie, la cual gozo cada saeta que recibió el locutor, quería reírse de aquella situación, del cómo cada flecha "mataba" a Alastor. En cambio, Charlie y Nifty intentaban soltarse de las cadenas, llorando e implorándole a Quet que salvase a Alastor.

La diosa soltó a todos de las cadenas que los ataban a excepción de Vaggie, la cual estaba confundida del porqué ella era la única que todavía portaba las cadenas, Quet solo le sonrió mostrando unos dientes filosos cuál cierras y dijo animadamente.

—Ni creas que te salvas de tu castigo Vagatha, la única razón por la cual aún no está muerta es debido a la piedad que tuvo Alastor contigo, pero yo... yo no soy como él... yo no perdono, ¡yo castigo! —Soltó para posteriormente abalanzarse en contra de la polilla y arrancarle la cabeza de un mordisco, devorándola sin escrúpulo alguno.

Mientras Quet se daba un festín, Nifty, Charlotte y Lilith estaban intentando curar al locutor de su herida mortal, más el sangrado no paraba al igual que la agonía.

—Lo... l... ah... s... —No pudo decir más, puesto que sus ojos se habían cerrado y su respiración había cesado.

—N... no... Alastor... ¡No! —Grito la princesa llena de dolor, no podía soportarlo, no quería admitirlo, su amado estaba muerto o eso parecía.

—Alastor está vivo... solo está en coma —Dijo el vampiro, sorprendiendo a los presentes, incluyendo a Quet, quien a pesar de matar a Vaggie no sintió placer alguno.

—¿Entonces mi padre... aún puede...?

—Sí... pero será mejor llevarlo a una cama y cuidarlo, quien sabe cuando despierte, ya que la agonía que experimento fue una inimaginable para cualquier mortal. — Una vez dicho aquello, todos, incluyendo al rey quien seguía en trance por lo visto, ayudaron a llevar el cuerpo del locutor a una de las tantas recámaras del castillo.

Charlie estaba dolida por el hecho de temerle a su amado, por el hecho de no poder haber hecho algo para salvarlo de su cruel destino, pero aún había esperanza en que se recuperase y volviese con esa sonrisa tan característica de él...

—Resiste, por favor, no sé qué haría sin ti querido... —Dijo la princesa del averno mientras sostenía la mano pálida del locutor, esperanzada de que su querido demonio de la radio despertase.

Continuará... 

Dolor, Amor y Lujuria en el AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora