TREINTA Y TRES

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    Seijuro sonreía como un gatito mimado, recostado en el regazo de Kouki mientras esté acariciaba su cabello.
 
    Ahora, más que nunca, disfrutaba de este momento.

    Al abrir sus ojos y encontrar al instante la brillante sonrisa de Kouki era de las mejores sensaciones que jamás sintió en su vida. Al descubrir sus sentimientos, la sensación se intensificó.

    Luego del beso, Seijuro tuvo un tiempo de reflexión, donde todas sus dudas anteriores sobre porque se sentía de esa forma tan extraña con Kouki fueron resueltas con una simple lógica.

    "Si quiero besarlo, es porque me gusta"

    'Me gusta... Kouki me gusta...'

    Querer abrazarlo constantemente y estar siempre con él, tenerlo siempre en sus pensamientos, que su mirada siempre fuera robada por él, que sus charlas le emocionen tanto, que su corazón lata tan rápido con él... Todo tenía una explicación:

    'Me gusta, me gusta, me gusta, me gusta, me gusta...'

    Le gustaba tanto que temía que su corazón se detuviera por pensarlo tanto. Sus manos suaves y cálidas, que de vez en cuando jugueteaban con su oreja y cuello, no ayudaban mucho tampoco...

    Pero le encantaba sentirlas...

    — Seii...

    Y su nombre, que fue acordado en ese tierno apodo, sonaba tan bien, tan correcto, de sus labios, en su voz...

    Seijuro siente que no necesita más en la vida.

 

 

 

 

Fin.

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me había olvidado poner fin :)

Tratando De Asimilar EstoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora