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La abuela de los gemelos no los dejó dormir en el living, dividió el grupo por género y los mandó a las piezas. Los sacos del argentino y el chileno quedaban casi uno sobre el otro por el poco espacio que tenía la habitación, los chicos se miraron, Manuel con una mueca de "na que hacerle" y Martín con una sonrisa tranquila mostrando que no le incomodaba. Estaban apunto de meterse dentro de ellos cuando Francisco los chocó con una colcha grande y gruesa tirandolos al piso con él al medio.

-Durmamos así los tres- dijo acomodándose y cerrando los ojos.

-Pero si tenés la cama ahí- dijo el argentino molesto saliendo de debajo de la colcha.

-Pero ahí voy a estar solito- dijo haciendo puchero

Martín suspiró y prefirió no discutir, había sido un día largo y el cansancio ya le estaba ganando. Salió en dirección al baño, se bajó los pantalones y... ¿Ah? Por un momento lo tomo por sorpresa, cuando niño solía no usar por lo que ya estaba acostumbrado pero recordaba haberse puesto esa maña... Derrepente su cara enrojecio y su mente se despertó por completo.

Se quedó mucho tiempo en el baño pensando en qué hacer, ¿Cómo se suponía que pasaría la noche junto con Manuel siendo tan consciente de la situación? ¿Debía actuar con naturalidad? ¿Debía de pedírselos de vuelta ahora que él tenía los suyos...? Martín busco en su bolsillo y sacó la bolsa... ¿... Debería ponerse los de Manue...? Nop, definitivamente la ultima no.

Martín abrió la puerta del cuarto lentamente, Manuel escribía en un cuaderno alumbrado por la linterna de su teléfono mientras Francisco dormía a pierna suelta en lo que quedaba de espacio, al notar la presencia del argentino Manuel cerró el cuaderno.

-Felicidades, dormirás en la cama- dijo bromeando.

-Si quieres podemos compartirla- soltó Martín sin pensar, Manuel soltó una risa, el argentino enrojeció un poco.

-No tendría mucho sentido- dijo sonriendo, Martín se derritió en esa sonrisa, por un momento sintió que solo estaban ellos dos, era una sensación reconfortante que no disfrutaba hace mucho. La sensación se perdió rápidamente cuando Pancho comenzó a roncar. Martín suspiró frustrado y se sentó sobre la cama.

-¿De qué escribís?- preguntó notando que se trataba del mismo cuaderno que lo vió sacando después de la presentación.

-Cosas

-¿Qué cosas? - dijo más intrigado.

-Mmm... - Manuel abrió su cuaderno y revisó- Como... La salvada que hiciste en la presentación- dijo sonriendo.

-Che ¿En serio? - Martín se acostó en la cama mientras mantenía la mirada fija en Manuel, el saber que había sido mencionado en el cuaderno lo emocionaba mucho-¿Entonces es como un diario?

-Ponle

-¿Y escribiste sobre lo capo que me veía?- Manuel creyó ver una cola agitandose feliz en Martín, una extrañana sensación lo inundó pero antes de poder identificar de qué se trataba un dolor de cabeza lo golpeó. Manuel cerró el cuaderno con brusquedad y sostuvo su cabeza con los ojos cerrados.

-¿Pibe, estás bien?- dijo preocupado levantándose.

-Sí, sí, no está fuerte- suspiro.

-Manu...

-Olvidalo, mejor vamonos a acostar

Manuel se volteó al lado contrario de Martín y escondió su cuaderno debajo del saco para hacer de almohada. Martín volvió a recostarse, observó largo rato la figura del castaño encogiendose de vez en cuando sosteniendo su cabeza hasta parecer relajarse, seguramente habría caido dormido. Martín miró al techo, ya no podía esperar más, el plazo ya habia pasado y se notaba que a Alice se le habían acabado las ideas. Con cuidado de no emitir el menor ruido salió de la habitación y luego de la casa.

En Trance [ArgChi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora