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-¿Te sientes mejor?- Antonio miraba preocupado al castaño que bebía un vaso con agua. Manuel asintió, las pastillas no hacían efecto inmediato pero después de tomarlas los dolores definitivamente habían disminuido.

-Gracias Antonio-dijo Martín, el español observó a su hijo. Al estar con Manuel, el rubio parecía adquirir cierto grado de madurez que nunca antes había visto en él.

-No me agradezcas, soy tu padre-dijo en un tono suave sonriendo de manera cariñosa mientras le despeinaba el cabello, Martín solo cerró los ojos con gesto molesto al no verlo venir. Antonio pensó en cómo eso hubiera sido imposible en otro contexto. La mirada del español se volvió un poco melancólica-No sé porque se separaron pero sé que eran grades amigos, es obvio con solo ver las fotos.

-¿Fotos?

Antonio trajo un gran álbum y lo apoyo en la mesa, con delicadeza Manuel abrío la tapa dejando ver el título en letras curvadas

"Álbum Familiar"

Las primeras páginas estaban llenas de fotos de los padres de Martín sosteniendolo de bebé, dándole de comer, jugando juntos. Antonio levantó la vista y observó como en su hijo aparecía una sonrisa, él también sonrió, soñaba con volver a esos tiempos donde eran una familia feliz que hacían todo juntos, una familia sin ningún problema o resentimiento, y por esa mirada quería creer que su hijo también.

Ese tipo de fotos se repetían una y otra vez hasta que el pequeño Martín cumplía 6 años, después de eso Antonio aparecía siempre de fondo, hablando al teléfono o simplemente muy distraído para mirar a la cámara. Después simplemente desaparecía.

-Te estás tardando mucho, tu estas más adelante- La sonrisa de Martín había desaparecido, tomó el álbum y busco de forma brusca entre las páginas en la que apareciera el castaño.

Antonio entendió la reacción de Martín, quizás era muy ingenuo de su parte esperar a que su hijo dejara ir como si nada todos aquellos años en que no estuvo presente. En voz alta anunció que saldría a comprar algo para almorzar, Manuel levanto su mirada, Martín simplemente lo ignoro. El español salió de la casa soltando un suspiro.

El castaño recorrio con la mirada las fotografías que lo mostraban tanto a él como el rubio, en algunas estaban dos chicos algo parecidos al rubio, en otras también había un chico moreno. Manuel no pudo reconocer a nadie.

-Mirá, acá fuimos a un zoológico, el Seba me reto a treparme como mono a la jaula del gorila y alcanzaste a detenerme-el argentino rio de buena gana, en la imagen se mostraba a la madre de Martín posando ante la cámara, detrás un Martín chiquito haciendo puchero mientras un Manuel chiquito parecía regañarle bastante alterado- ¡Oh! En esta me habían regalado una cámara hace poco y cuando nos subimos al árbol la saqué para tomarnos fotos pero... - apenas se podían distinguir unas siluetas borrosas estirando sus brazos hacia la lente-... Se cayó, fue la única foto que pude tomar... ¿Sabes? Fue muy difícil convencer a mi vieja que la pusiera en el álbum... ¡Oh! ¡Esta es mi favorita! Acá hicimos una pijamada y nos quedamos viendo videos de terror- ambos chicos salian en pijamas, despeinados y cayéndose de sueño intentando tomar desayuno- Acada rato sonaban las paredes y los peluches parecían figilarnos, no pudimos dormir nada ¿Te acuerdas?- Martín se giro feliz a ver a su compañero pero este miraba las fotografias con rostro serio.

-No... No me acuerdo-dijo algo frustrado tirándose hacia atrás, Martín suspiro.

-Supongo que las fotos no son la respuesta... - derrepente la mente de Martín se iluminó.

Con todo lo que había pasado se le había olvidado la intrusión en la casa de la hipnotista y de lo que allí había encontrado. Se paro rápidamente sorprendiendo al castaño y corrio a su habitación.

Manuel no comprendió el repentino actuar del rubio, pero no tenía la suficiente energía como para seguirlo, ver fotografías de momentos que supuestamente había vivido le hacían sentir como un extraño. Estas solo le revelaban un pedacito de una vida perdida que quería recuperar ¿Quién era? ¿Con quienes hablaba? ¿Qué le gustaba hacer? ¿Con quién prefería pasar el tiempo? Actualmente no se animaba a pensar en las respuestas, el pensar que estas fueran manipuladas por la hipnosis le hacia sentir triste.

Mentalmente agotado paso a la siguiente página, todo su cuerpo se paralizó, y un sudor frío le recorrió. Al dar vuelta la hoja vio Martín y su madre celebraban el día de la madre, al lado, él junto con una mujer castaña hacían signos de paz con la mano hacia la camara.

-... ¿Mamá?... - Manuel sacó su celular y busco entre los contactos- Si es mi madre... ¿Sabrá que hacer no... ?

Manuel se sentía tan tonto de que no se le hubiera ocurrido antes ¡Sus padres! ¡Los padres cuidan de sus hijos! confiaba en Martín pero por lo leído en el cuaderno ya llevaban casi una semana en busca de soluciones y su condición solo había empeorado, si les contaba a ellos seguro que lo llevarían a algún médico y le devolverían todos sus recuerdos.

Manuel apretó el botón de llamar encuanto encontró el contacto guardado como "Mamá" con tanta rapidez que solo se podía deber a una fe ciega puesta en la desesperada premisa de "padres cuidadores" que se acababa de inventar. No sabía cómo eran ellos o porque no se habían hecho presentes hasta ahora, pero por el momento era lo único que se le ocurría. El teléfono sonaba, cada pitido aceleraba más y más su corazón, después de unos segundos de espera que le parecieron interminables una voz se escucho.

-Alo?- Era una voz agradable, a pesar de ser su primera vez escuchándola su corazón podía decir perfectamente a quien pertenecía.

-Mam-

-¿Manu qué pasa?- el nudo del estómago subió a su carganta- Mijo estamos algo ocupados acá por eso no te pude llamar el otro día ¿Te acuerdas que te dije que ya casi nos podíamos dar por establecidos? Bueno esa noche entraron a robar y se llevaron todos nuestros productos, tu papá está como loco buscando y-ruidos y algunos gritos sonaron de fondo, la mujer supiro- Ay ya me tengo que ir, toma habla con tu hermana- ¿Hermana? El sudor frío había vuelto y el estómago empezó a revólverse.

-¡Alo Manu!- Manuel no se atrevió a responder, los nervios parecían devorarlo sin dejarle pensar ni hablar, casi fue un minuto en que la niña repitió el "Alo?" antes de que respondiera.

-Hola...- logró decir bajito.

-... ¿Estas bien? - Aquella pregunta tomó desprevenido a Manuel pero, con tal naturalidad como si aquella linea hubiera sido hace años tatuada en su corazón, respondió.

-Sí, no te preocupes, estoy bien.

Y colgó

En Trance [ArgChi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora