Capítulo 26: Vacía

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Un día después de haber despertado, estaba fuera.

Podría haber salido incluso horas después de haber despertado, porque gracias a la arcángel se encontraba en perfectas condiciones, pero a los doctores les resultaba raro aquello, y decidieron mantenerla en observación por un día más antes de dejarla ir. Anne ya era conocida en aquel hospital debido a las miles de veces que sus padres la habían llevado, y más últimamente por todo lo sucedió, así que las personas realmente sospechaban algo extraño.

Su familia estaba asustada al principio, cuando comenzaron a hablarle. Apenas la llevaron a la casa la hicieron estar en la sala, acostarse allí.

Llamaron a un sacerdote de la iglesia, y pidieron por ella para bendecir la casa y chequear que Anne no tuviese nada dentro o a su lado. Así fue; El sacerdote llegó y bendijo cada lugar de la casa, limpio toda mala vibra y también chequeo a Anne. Ésta permitía que hagan lo que quisieran con ella, porque poco le importaba.

El día había transcurrido normal. Anne se la había pasado en su habitación. Al entrar, tan solo se sentó en su cama y tocó las cobijas, sintiendo la textura de estas. Intento recordar cosas profundas cosas que sabía que solían matarla de dolor, pero no. Nada le dolió el pecho, nada la hizo tener emociones.

Nada.

Pero, aun así, no estaba segura. Necesitaba una confirmación, porque podría estar en shock.

Se fue a dar un baño, se vistió y ordenó su habitación. Cambio los muebles de lugar, e hizo espacio en la mesa donde hacia su tarea de la escuela, quitando los vinilos escondidos de debajo de su cama, y acomodándolos de manera ordenada. ¿Por qué los ocultaría? Ya no tenía miedo.

Luego tan solo subió a comer, y no tenia hambre, pero lo hizo de todas formas. Se mantuvo callada mientras los Boonchuy intentaban mantener conservaciones alegres, fingiendo que nada había pasado, que todo estaba bien y no habían presenciado muerte y caos. Principalmente fingiendo no saber el que su hija menor se había casado con la diabla.

Llegó la hora de dormir, y el sueño no apareció en toda la noche hasta las ocho de la mañana, cuando finalmente se durmió, tan solo dos horas. Y estaba cansada, pero no le afectaba como realmente debía afectarle.

No, absolutamente nada.

Cuando subió a desayunar tan solo se encontró con su madre, la cual claramente estaba llorando. Su rostro estaba rojo, sus ojos llorosos y sus mejillas húmedas. Se limpio rápidamente la cara cuando vio a su hija llegar a la cocina: No quería que ésta se preocupara pero, de todas formas, no lo hizo.

—Buenos días, mamá. —Dijo, pasando de largo hasta la encimera, preparándose el desayuno.

Busco una taza, su te y puso agua a hervir antes de buscar el azúcar.

Oyó a su madre sorber su nariz. —Annebelle... tenemos que hablar. Por favor, siéntate.

La nombrada se giro con el ceño levemente fruncido y asintió antes de volver a girarse. —En un minuto mamá. Tan sólo me sirvo té, y hablamos.

—Annebelle... necesito que hablemos ahora. —Sollozo, tapando su rostro y nuevamente comenzado a llorar en silencio.

Anne ni siquiera se inmuto. Como si su madre no estuviese allí, incluso tarareo mentalmente una canción de Elvis, alejando la tetera del fuego y sirviendo el agua en la taza, tomándola y yendo hacia una silla, sentándose antes de comenzar a revolver el té.

—Te escucho.

La mujer la observó con el ceño levemente fruncido, volviendo a limpiar sus mejillas. Se extrañaba de su hija, el que está no haya corrido a preguntarle si le había sucedido algo. No parecía preocupada, hasta parecía desinteresada. Ignoro aquello y se sentó frente a Anne, observándola fijo antes de tomarla de la mano, provocando que ésta la observará.

Dancing with the Devil - MarcanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora