Capítulo 22: Por los buenos tiempos

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1954.

—¿Quieres un poco de té, Señora Boonchuy?

La nombrada río al oír el tono formal que usaba su pequeña hija para referirse a ella, y luego de asentir con una sonrisa, Ivana Boonchuy simula servir té desde su tetera de plástico a una pequeña taza rosada.

El día era una obra de arte. No hacia frío, ni calor. Había un sol precioso, y ambas habían decidido poner un mantel sobre el césped del patio trasero y jugar a que se reunían a tomar el té. La cuñada de la Señora Boonchuy estaba ahí también, pero un poco mas lejos, observando cuidadosamente a la niña de cinco años que no paraba de correr en círculos y reír a carcajadas.

—Anne, cariño. —Su tía Eda comenzó, queriendo que ésta se detuviera un poco, Y estaba a punto de advertirle que no se quedara fuera de la vista de las mayores, pero la niña se dirigió entre respiraciones agitadas hacia la casa.

La señora Boonchuy se puso de pie de inmediato y observo a su hija por el quejido que esta dejo salir. —Vuelvo rápido, cariño. Solo traeré a tu hermana, mientras hazme otra taza de té, por favor. —Fingió beberse todo lo de la taza y chillar por lo caliente que estaba. Ivy se echo a reír antes de quitarle la pequeña taza a su madre y comenzar a preparar más te para ella y sus osos, los cuales le hacían compañía.

Cuando la mujer entró a la casa, se encontró con Anne corriendo en círculos alrededor del sofá, viendo detrás suyo de vez en cuando y chillando de emoción para luego estallar en carcajadas.

—¡No me atrapas, no me atrapas! —Se burlaba de algo que no estaba ahí.

Su madre suspiro. Su hija de cinco años era un terremoto.

Anne volvió la vista al frente y detuvo aquella carrera, observando algo frente suyo y chillando con más emoción antes de dirigirse a la dirección contraria, subiéndose al sofá y poniéndose en posición fetal a la par que ocultaba su rostro en sus pequeñitas manos.

Su tía, la cual estaba entrando a la casa, rió al ver a su sobrina de aquella manera y se le acercó. —¿Qué le sucedía a la bebé? Corre muy rápido.

—Anne, cielo. No corras así, por favor. —Se acercó a su hija y la tomo en brazos con cuidado. Ésta se ocultaba en el hombro de su madre. —Te puedes caer y... ¿De quien te escondes, niña traviesa? —Su bebé soltó una risitia antes de observar a su madre con una dulce sonrisa y visibles ruborizadas mejillas.

—De su amiga imaginaria. —Dijo su cuñada sentándose en el sofá. Oum deja un beso en el rostro de su pequeña antes de soltarla, y Anne parece buscar algo con la mirada antes de que sus ojos se iluminen y comience a, nuevamente correr. —Es tan alegre que se contagia.

—¡Mami! —Su hija llamaba desde el patio, ya harta de esperar tanto tiempo.

—Estoy en camino, Ivy. —Observó a su niña. —Anne. Bebé, ¿Me prestas atención? —Anne la observó tan solo unos segundos antes de seguir corriendo y chillando. La mujer suspira.

—Ve con Ivy. —Dijo su cuñada, tomando un diario que se encontraba sobre el sofá y acomodándose en este para comenzar a leerlo. —Yo me encargo.

—No te sientas obligada a quedarte aquí. Anne puede venir al patio, ¿Verdad, Anne? —La niña ni siquiera la oyó, ahora se escondía detrás del sofá, concentrada en no hacer ni un ruido.

—No me siento obligada, Oum. Me gusta verla jugar. —Dice, y observa de reojo el diario, cambiando de página al no ver nada interesante.

—Avísame si necesitas algo. —Nuevamente su hija mayor llama, y se dirige hacia el patio. —¡Aquí estoy, amor!

Dancing with the Devil - MarcanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora