XX

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"creo que haría todo por ti"

La señora Malfoy hacía más o menos unos treinta minutos había llamado a Bárbara y a Thomas. Los jóvenes estaban sentados en las sillas de la cocina iluminada, frente a ellos, del otro lado de la mesa se encontraban Lucius y Narcissa Mlafoy.

—Sin rodeos; deben hacer algo por nosotros. —la voz del hombre parecía que dictara sentencia a una persona. — Hoy... Tenemos algo muy importante que hacer, no podemos decirles ni mucho menos debemos posponerlo.

—No seas tan duro, Lucius —repuso su esposa. — Queríamos pedirles un pequeño favor. Hace tiempo no vamos de compras, solo los quedan dos elfos que se encargan de la limpieza de toda la casa... Y realmente no podemos posponer lo que se nos encomendó.

—No des tantos rodeos, cariño. —por primera vez la voz del señor Malfoy no era tan fría. — Deben de ir al Callejón Diagón. —pronunció firme.

—¿Por qué? —Tom pudo hablar, yo intentaba entender esto que nos pedían.

Pero a Lucius no le divertía en lo más mínimo que el joven a mi lado se impusiera o le contestara. — Porque se los estamos pidiendo con amabilidad, no quieres que te obligue...

—No serias capaz —él sabía lo que decía. Lucius no podría perpetuar un pelo de Thomas, o el señor tenebroso lo sabría. — Además es muy peligroso lo que "nos piden". No pueden verme fuera ¿lo recuerdan? Ni mucho menos a Bárbara a mi lado...

El señor Malfoy sonrió. — Eso ya estaba previsto. Van a tomar la poción multijugos.

—¿De quién vamos a adoptar el aspecto? —pregunté con curiosidad.

—De nosotros. Vamos a estar lejos de aquí, no deben de preocuparse porque nos vean. No va a pasar. —respondió rápidamente la mujer.

—Deben de ser rápidos y silenciosos. —Lucius los amenazó con la mirada, su voz parecía tener eco dentro de la cocina porque aún al día siguiente persistían en la cabeza de ambos.

En la mañana, Narcissa dejó sobre una de las sillas de la cocina uno de sus vestidos, debido a que cuando adoptara la forma física de ella no le quedaría ninguno de los vestidos de Bárbara. Un rato después bajó las escaleras sujetando la falda del vestido negro plateado, ya que le quedaba largo. Le hacía presión entre el pecho y el estómago, haciendo que aguantara el aire de a momentos.

Al volver a la cocina vio a Thomas con un traje muy diferente al que llevaba usualmente, más de época, pero que de igual manera le quedaba bien, pensó que Lucius era más corpulento que él, pero no le quedaba grande de ningún lugar.

—Tía Cissy dijo que las pociones están en la sala... Y mira esto —él le sonrió con perversidad mientras que de detrás de su espalda pudo ver el bastón que llevaba en la mano, era el favorito del señor Malfoy.

—¿Y no te amenazo de muerte si le pasa algo? —se rio, pero la detuvo el apretón en el estómago que le generaba el vestido.

—Si... Pero Tía Cissy lo convenció de que me lo diera.

Efectivamente, sobre la mesa de la sala estaban ambos frascos trasparentes que contenían líquidos extraños. — Lucius dijo que el de la derecha es mío y el de la izquierda es el tuyo. —informó.

El frasco que levantó Thomas con la mano era verde como el musgo, y parecía tener anchas rojas que casi logran que Bárbara vomitara. Mientras que la poción de ella no tenía un aspecto tan malo, era anaranjada con grumos al final del frasco. La tomaron de un trago a la vez, ambas sabían asqueroso, como si se hubieran podrido en un ambiente caliente.

eternally; tom riddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora