IV

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"¡sorpresa"

Mediante Bárbara se movía, habia empezado a sentir su cuerpo adolorido, como si le estuviera dando un calambre que se intensificaba con pereza, hasta que solto un gemido que hizo alarmar a Tom.

–Creo que mi tío puede esperar– insistió preocupado, pero nada podia convencerla, el hombre habia abierto su curiosidad.

Una hora le tomo convencer a un muy enfadado y decidido Tom que ya se sentiría mejor.

Ahora, ambos jovenes permanecían en los asientos de la oficina del señor Malfoy, el lugar tenía un aura terrorífica y le helaba la sangre. Por alguna razón el gris casi negro destacaba en todo el lugar a excepción de las cortinas verdes musgo.

El hombre de cabello platino los había dejado entrar, él había quedado parado entre su escritorio y silla.

Los ojos del señor Malfoy pasaron de Thomas a Bárbara, pero en este momento lo que menos le importaba era su intensidad y descaro, porque ni siquiera habían tenido tiempo de limpiarse, Tom insistió en que se colocara unas bragas nuevas y su carga se escurría de entre sus piernas, por suerte el vestido era lo suficientemente largo como para cubrirla.

El líquido llenándola y luego bajando la hizo sentir completa, un sentimiento que jamás espero que alguien abarcara, pero Merlín si lo hizo.

Aún con todos sus pensamientos abrumados, y los sentimientos a flor de piel, observó el sofá con interés, era grande y a la vista suave, estaba justamente posicionado dándole la espalda a la ventana.

¿Cómo se vería Tom sentado ahí?

Mordió su mejilla mientras su intimidad agonizaba por atención, no podía ser posible, habian tenido dos orgasmos seguidos, ¿y quería más?

La verdad que sí.

–¿Para qué nos habías llamado?– el chico a su lado habló, su visión se volvió hacia adelante y notó que el señor Malfoy estaba mirandola.

Como un instinto de buscar protección se giró a Tom, quien estaba con la espalda recta y los puños sobre sus muslos, sus brazos advertían con romper la tela de su camisa negra, había endurecido cada musculo de su cuerpo.

Inesperadamente, su mano se extendió, sujetó el apoyabrazos de la silla de ella y la empujó con tanta facilidad que no hizo ningún ruido al moverse. Antes no estaban lejos, pero ahora sus sillas estaban pegadas una a la otra.

El hombre frente a ellos hizo un corto levantamiento de cejas y dijo en un tono denso –Si... Realmente me parece mejor hablar primero contigo, Thomas, y que Bárbara espere afuera, quiero poder tener una conversación privada con ella también.

Por favor no, suplicó Bárbara en sus adentros.

–No– su voz fue grave imponiendo firmeza en su tío –Así está bien.

–Son temas sensibles, Thomas– insistió.

–Creo que los dos somos adultos, podemos enfrentarlo– dijo Bárbara con un tono de voz regular y cortante, Tom se giró a verla con la comisura de sus labios hacia arriba y la sonrisa que llegaba a sus ojos.

–Como digas, querida– pudo sentir un cosquilleo espeluznante recorrerle en el momento en que se dirigió a ella con un apodo cariñoso.

–No hace falta que seas informal– dijo su sobrino poniendo una pierna sobre la otra y extendiendo una de sus manos para tocar el brazo de Bárbara.

–Bueno...– suspiró mientras tomaba asiento, sus ojos daban miradas a los dedos de Tom acariciándola con movimientos delicados e impuros – Como primera noticia, tu madre a dejado Azkaban, aún no se sabe como pero ya nos lo contará ella misma.

Su sonrisa demostraba orgullo, fue todo lo contrario para Bárbara que sabía acerca de ese lugar.

–Oh– Exclamo el Malfoy frunciendo el ceño –Que maleducado de mi parte no haberte hablado de la gran madre que tiene Thomas, o advertido– sonrió cortamente –Bellatrix Black no necesita presentación, quizás sabes sobre sus dotes en la torturacion mágica o sobre como abandonó a...

Sus palabras se cortaron, quedando en sus pensamientos porque al instante Tom lo interrumpió con un estridente "Basta" que hizo estremecerla por la brusquedad.

Las caricias se habían detenido, sus dedos estaban sujetando su piel posesivamente, podía ver parte de su miedo reflejarse en su lenguaje corporal.

–¿Ella está aquí?– preguntó levantando el mentón.

–No... aún.

–¿Cuál era la otra cosa?– podía detectar la necesidad que tenía Tom de salir de aquí.

–Ah bueno– se relajó en su asiento mientras posaba su mirada en mi cortamente –Es algo no tan importante, quizás luego lo descubras.

–Suéltalo ya.

–Tu padre está recuperado...–  sopló una brisa helada –así que los veras a ambos dentro de corto tiempo. Volverán a ser una bonita familia...

El hombre siguió hablando, pero Bárbara habia dejado de escuchar, el momento al que más le temía estaba cerca, se incorporó con las últimas fuerzas y salió del despacho, corrió hacia su habitación en busca de algo de relajación o seguridad, pero claramente este no era el suyo.

Lo único que pudo hacer fue derramar lágrimas silenciosas por el miedo, pero luego los golpes de la puerta se hicieron cada vez más sonoros, tanto que hacían doler su cabeza y tuvo que abrir.

Tom estaba parado luciendo desordenado y asustado, pero no por el regreso de su padre el innombrable, si no por Bárbara.

Se adelantó e hizo que se moviera para cerrar la puerta detrás de él, luego sus brazos la sostuvieron, sus piernas habian flaqueado y eso provocó seguridad.

–¿Tienes miedo?– preguntó casi en un susurro con la voz más suave que lo escucho por primera vez.

Asintió con la garganta seca.

–No debes, estoy contigo. No voy a dejar que ninguno de esos miserables te toque y arruine cualquier centímetro de ti, no conmigo aquí, ellos van a tener que asesinarme y luego intentar liquidar a mi fantasma para siquiera pensar en respirarte encima.

Luego la llevo a la orilla de la cama e hizo que se sentaran, la respiración de Bárbara se había vuelto más lenta por la seguridad de sus palabras y sus manos apretándola. De alguna manera, que Bárbara sea la mayor en edad no era visible junto a Thomas y su musculatura grande.

Con sus dedos largos la sujetó de las mejillas, levantó su rostro y sus ojos se conectaron.

–Quiero ser sincero contigo– empezó cuidando el tono de su voz –En el momento en que mi padre vuelva, no va a estar solo, van a venir la mayoría de los mortífagos– ella sintió como un escalofrió horroroso la recorría –Escucha, cariño– su pulgar dio suaves caricias y se movió más cerca –Nadie va a hacerte algo, tu hiciste bien tu trabajo, me cuidaste excelente. Lo que a ellos más les importa es mi salud, y estoy bien... contigo.

»Dime que me entiendes– pidió.

Asintió y cerro los ojos unos segundos.

–Tengo un plan. Cuando ellos vuelvan, tu no vas a separarte de mí en ningún momento, la situación va a ser tensa entre todos y si tengo que imponer cualquier tipo de respeto, alguien va a querer vengarse, por lo que te van a ver a ti, mi chica, mi debilidad.

Lo que decía era lógico, esta casa va a aguardar a mucha gente malvada, asesinos principalmente. Volvió a cerrar los ojos recuperando su tranquilidad.

Sintió los labios de Tom en su mejilla, dejó tres besos, luego bajó hasta su mandíbula y siguio por su cuello, los labios finos de Tom hacían que en su vientre brotaran mariposas.

–Disfruta estos momentos en que vas a tener tu privacidad– murmuró mientras levantaba su rostro, junto sus labios largo y profundizó, cuando se alejó dejo un cosquilleo constante en los labios de Bárbara –Luego no podrás ni ducharte tranquila, porque me tendrás atrás de ti, muy profundo.

eternally; tom riddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora