VI

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"vuelta a casa"

1990

—Todos son idiotas, los chicos principalmente. Los aborrezco, se creen superiores a mi... ¡A MI! ¿Puedes creer eso? —el azabache le estaba contando sobre su primer año mientras comían unas galletas con café.

—No me lo imagino...

—Lo peor es que mi apellido no los atemoriza —dijo con frustración.

—Eso es obvio —el azabache levantó una ceja y la observó enojado— Me refiero a que ellos creen que tu padre está muerto.

—Si, pero no lo está, se los dije a un grupo de ellos, se rieron en mi cara —se quedó mirando el café unos momentos.

—¿Les hiciste algo? —preguntó con cautela.

Tom levantó la mirada y se quedó viendo sus ojos.

Realmente le generaban impresión, parecían ser de un verde más oscuro, de igual manera bellos.

Negó con la cabeza mintiendo, ¿cómo le decía que golpeo a cada uno de ellos hasta que la nariz les sangrara?

Había dejado las galletas a un lado porque no paro de hablar ni un segundo, solo cuando ella respondía él tomaba de su café escuchándola.

Narcissa había comentado varias veces que ellos eran una combinación explosiva y que no se quería imaginar cuando Tom fuera mayor.

Ella tampoco se lo podía imaginar de mayor y más maduro, sería bastante gracioso.

—Conocí a unos gemelos, altos y de un cabello rojo peculiar —murmuró, en sus ojos había ese pequeño destello de curiosidad otra vez— Fueron graciosos —río recordando algo.

—Estaba caminando por los pasillos cuando los vi por primera vez, llevaban una bolsa enorme, me acerqué con curiosidad y me costó convencerlos de que me contaran, pero lo logré. Llevaban unos insectos extraños y los iban a lanzar en el salón de pociones cuando el profesor estuviera dando clases a los primeros años.

—¿Y qué pasó con ellos? —rio.

—Los castigaron... —se encogió de hombros y siguieron hablando.

Además de eso le habló de lo normal, los estudios y eso.

Era obvio que era dedicado en ello, se lo veía alguien que leía mucho y además le gustaba.

Los profesores no le habían agradado, a acepción del profesor de Pociones, Severus Snape, lo había tratado diferente a los demás, como si lo alabara o algo así, siempre su vocabulario era cuidadoso y mostró un extraño interés en cuanto a su cuidado.

Por supuesto no le contó demasiado, sus tíos le había hablado que no debía decir donde estaba ni quien lo cuidaba.

Era muy extraño.

eternally; tom riddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora