IX

375 37 2
                                    

"el terror es una persona, y es ella"

Ambos estaban dormidos cuando entró en su habitación. Narcissa permaneció unos segundos en la puerta mientras los observaba con los ojos muy abiertos, tomando cada detalle del panorama, un pantalón azul en el suelo, la cama hecha un desastre, Thomas con la cara pegada al pecho de Bárbara, los dos parecían estar en un profundo sueño.

Antes, Narcissa había ido a la habitación de Thomas para despertarlo, no era algo que hacía usualmente, pero hoy era un día especial, para algunos. Al no encontrarlo, pensó que podría estar en la habitación de Bárbara, ya que pasaban más tiempo juntos desde que llegó. Se llevó una sorpresa cuando abrió la puerta.

Thomas –su llamado fue débil, no podía proyectar su voz firme, haber sido sorprendida con esto la había dejado pasmada, sin saber que pensar.

–¡Narcissa! ¿dónde está Thomas? –la voz enfurecida de su hermana venía de las escaleras, subía de a dos escalones por la impaciencia que le generaba esperar, su cabello greñudo daba rebotes por los saltos. Se acomodaba la ropa mientras caminaba por el pasillo, el vestido no era de ella, sino de Narcissa, un verde esmeralda, le quedaba ajustado de algunas partes, obviando que no le pertenecía.

–¿Eh? –la hermana rubia hizo todo lo posible por cerrar la puerta antes de que la otra viera a su hijo en la cama de Bárbara, pero ya era tarde. Bellatrix se había acercado casi corriendo, se metió en la habitación antes que lograra cerrarla, se sorprendió al ver la imagen frente a ella.

–Supongo que ese es mi hijo...

–Si –asintió. – Bueno. Creo que debemos dejarlos. –intentó sacar a su hermana de ahí, pero esta permaneció inmóvil en su lugar, observando curiosa, sonreía.

–¿Quién se supone que es ella? –preguntó, su voz sonaba fría.

–Bárbara, Bárbara Crouch. La hermana pequeña de Barty ¿Lo recuerdas? –Bellatrix no contestó, ni hizo un gesto para indicarle que sí lo recordaba.

Solo dijo; – Pequeños pervertidos. –sonriendo.

Bellatrix caminó con la cabeza inclinada hacia ellos, sus ojos eran tan oscuros como su ser. Se acercó caminando con paso lento, se detuvo hasta quedar a un lado de la cama, luego puso una mano sobre el hombro de su hijo y la otra sobre el de la chica a su lado. Los movió con toda su fuerza, era tanta que a ellos les llegó a doler.

Bárbara despertó sobresaltada, el viento le recorrió las piernas desnudas, y al levantar la vista, su sorpresa la dejó sin aire, frente a ella estaba la mujer seguidora de Voldemort, la cual fue cómplice de múltiples asesinatos y torturas. Su cabello parecía de un negro intenso, y era un desastre, como si lo hubieran usado de escoba para limpiar el suelo, un destello de locura brilló en sus ojos, la observaba fijamente, provocándole un escalofrió, se movió hacia atrás, casi quedando al borde de la cama, pero aún tenía sujetada la mano de Tom, quien al mismo tiempo se giró para darle la cara a su madre, su sorpresa duró segundos, luego le frunció el ceño.

–Estamos durmiendo –la voz de Thomas era ronca. Apretó la mano de Bárbara, sin lastimarla, pero la soltó segundos después para acercarla hacia él, su cuerpo estaba tibio, algo frío, y sintió como temblaba.

–Oh –Bellatrix fingió tristeza– Lo siento, niñito. Pensé que ver a tu madre te haría feliz, pero veo que no –murmuro al final con la cabeza en alto, observaba cada rasgo de Thomas, notaba el parecido que tenía con su padre, era una copia de él, pero cuando aún quedaba vida en su ser. – Como has crecido niño, no recuerdo la última vez que te vi…

–Creo que me pariste y luego me dejaste por ahí. –no fue un reproche, estaba enojado con ella por traerlo al mundo.

–Probablemente si –sonrió, mostrando sus dientes amarillos– ¿Y tú? ¿Qué haces con mi hijo en su cama? –sus palabras estremecieron a Bárbara, su respiración era agitada, sentía que en cualquier momento esa mujer le saltaría encima y le cortaría el cuello.

–Esta es su cama. No la mía –contestó por ella.

–¿Te quedaste sin palabras? –Bellatrix se había inclinado un poco, su aliento caliente tocó la cara de Bárbara, quien aguantó un gemido de dolor, como si el simple hecho de sentirla cerca la hiriera.

–Vamos, Bella –comenzó Narcissa, se había acercado para sujetarla del brazo– Vamos a la cocina. Bárbara, quiero hablar contigo abajo. Tommy, ve y…

En ese momento, dejó de hablar porque Bellatrix había hecho un gemido de agonía, eso estremeció a Bárbara, se acercó más a Thomas como un simple reflejo. – Pero por el amor a Salazar, no lo llames así, me generan arcadas. No debes acostumbrarlo a apodos cariñosos, los confundes… Luego crecen y se vuelven como tú hijo, un desastre completamente, no sabe ni controlar sus emociones.

Narcissa quedo pasmada mirando a su hermana, quien al final de hablar, había empezado a caminar saliendo de la habitación. La mujer rubia tragó con dificultad, luego movió la mirada a los jóvenes. – Te espero en la cocina, Bárbara. –y sin más salió de la habitación, cerrando la puerta.

El ambiente del lugar había cambiado, al menos Bárbara lo sentía así, afuera estaba nublado, apenas entraba luz, y sentía frío, le recorría todo el cuerpo a pesar de tener a Thomas cerca.

–Creo que voy a vomitar –intentó reprimirlo. Pero no aguantó, salió corriendo de la cama en dirección al baño de su habitación.

A Thomas no le dio tiempo a asimilarlo, pero fue veloz y la siguió. Caminó hasta quedar detrás de ella, Bárbara se había inclinado sobre el váter, luchaba con su pelo para que no le estorbara, por lo que él se acercó y sujetó su cabello revoltoso en una cola, luego su mano libre subió a su espalda e hizo círculos, reconfortando a Bárbara.

Thomas sentía un sentimiento extraño, pero notó que este vacío en el estómago era el mismo que había sentido por la noche antes de quedarse dormido. Estaba preocupado por ella ¿Qué le habia generado el vómito?

Si era por el miedo a su madre, pensó que podría consolarla, porque él la protegería de todo y todos, sin importar los riesgos, él estaría ahí.

Pensó en otra posibilidad. Pero no podía ser real, quizás sí, pero era muy pronto.

–¿Estás bien? –preguntó cuando ella había dejado de vomitar e intentaba respirar con regularidad. La ayudó a pararse, y la acercó hasta el lavamanos, para que se mojara la boca. Después de eso pudo asentir, una parte de él se tranquilizó, pero solo fue una pequeña parte.

Después la sujetó del rostro, poniendo sus manos a los lados de sus mejillas, sus ojos se conectaron, Thomas sintió en su piel el miedo que irradiaba de Bárbara. Empezó a besar su cara, en sus mejillas, en la frente, en su nariz, y al final en sus labios, dejando una sensación reconfortante y caliente.

–Va a estar todo bien –le aseguró con voz suave, sentía en parte miedo, pero eso lo motivaba a pelear. – Nada te va a pasar, ni a ti, ni a mí. –Bárbara asintió temblorosa, tenía lágrimas en su rostro, habían bajado sin que ella lo notara. –¿Tienes miedo? ¿por eso es que vomitabas? –inquirió.

El ceño de Bárbara se frunció – ¿Por qué más sería?

eternally; tom riddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora