El tren ingresó a un largo túnel. La oscuridad y el silencio hicieron que los niños y niñas se removieran inquietos en sus asientos.
Y los uniformados se pusieron en acción. Los hombres y mujeres se pusieron de pie, dirigiendo su atención hacia la parte delantera del vagón.El tren se detuvo al fin y les ordenaron que formaran una fila, lentamente comenzaron a descender del vagón.
Lo primero que Katsuki pudo observar fue el imponente muro, a lo alto, donde casi no alcanzaba la vista, unos guardias los miraban, con unas enormes armas en sus manos.
Empezaba a oscurecer y la niebla del lugar proyectaba un terrorífico escenario. Vio decenas de hombres y mujeres, que escoltaban a quienes bajaban del ferrocarril. Uno en particular se posicionó al frente del grupo, alzando la voz.
- Caminarán de forma ordenada- habló fuertemente -Ingresarán al recinto para someterse a una prueba. No intenten huir. No hablen. No hagan NADA que no se les haya ordenado. El que no siga estas instrucciones será castigado-.
Con algo más de cuatro años, Katsuki no era de los más pequeños del tren, sin duda había niños incluso menores que él, aunque la mayoría rondaba su edad. Unos pocos tendrían diez o tal vez doce años.
Los sentimientos de miedo, odio y desconfianza, hacían que los niños y niñas obedecieran sin cuestionar lo que los hombres uniformados les indicaban.Sin embargo para algunos de los niños de mayor edad, esto sirvió para encender un sentimiento de rebeldía.
-¡Vete a la mierda! - gritó alguien desde la parte trasera de la fila.
Todos se giraron, justo a tiempo para observar como uno de los uniformados le clavaba la culata de su rifle en la boca al niño. El chico soltó un leve grito de sorpresa, y escupió un poco de sangre.
Empezaron a ingresar a los niños al recinto. Katsuki seguía observando a aquel chico, que con su mirada azul parecía querer a asesinar a cada uno del los vestidos de uniforme militar.
El joven lo miró por un momento y dirigió un gesto de asentimiento, como para darle ánimos. Y cuando sonrió, lo hizo con los dientes manchados de sangre.El rubio pudo notar, entonces que un soldado vociferó un desgarrador <<¡Detente!>>, pero el joven solo lo observó, mientras unas llamas le envolvían por todo el cuerpo, consumiendo todo a su paso.
Los gritos de agonía por parte del uniformado, resonaron en todo el lugar. Los otro soldados empujaron a los demás niños y niñas, para que ingresaran al campo.
En medio de los gritos de terror y los llantos, vió como aquel soldado era consumido por el fuego, el cual parecía tornarse de un tono azulado. El olor a carne quemada y los gritos envolvían el lugar, pero el rubio no podía dejar de observar, no a aquel soldado, si no al muchacho de cabello blanco, el cual a pesar de estar rodeado de un calor infernal, en su rostro sólo se observaba una sonrisa ladina.
De pronto, una uniformada de cabello rojo disparó algo que parecía un dardo, el chico se desplomó, quedando tendido en el suelo, inconsciente y con el calor que emanaba disolviéndose lentamente.
Dos soldados lo tomaron de los brazos, y lo arrastraron dentro de esos enormes muros. La mujer, observó el cuerpo sin vida de aquel soldado que fue víctima de las llamas.
- ¡Un kosei de tipo Emisor!- habló esta por su transmisor, mostrando una mirada tranquila -Señor, al parecer, tendremos grandes armas a nuestra disposición- Sonrió mostrando una expresión de satisfacción.
Las luces de la habitación eran cegadoras, Katsuki trato de adaptar su vista. Poco a poco, observó a su alrededor, las lámparas colgantes y la gran cantidad de camillas, le daban un aspecto terrorífico al lugar.
Los uniformados tiraron de los niños y los obligaron a sentarse en las camillas, cortando por fin el plástico que los ataba de las muñecas. Unos adultos de bata blanca se acercaron a cada niño de forma individual.
-¿Nombre? - se dirigió a Katsuki uno de aquellos hombres.
El rubio lo miró de forma asustada, se encontraba en un lugar extraño y nadie le había dicho nada respecto a cuando vería a su familia.
-¿Cómo te llamas? - repitió el hombre, en un tono agotado.
-Ka..Katsuki Bakugo - respondió el pequeño de manera temerosa.
El hombre empezó a escribir algo en una carpeta, sin despegar la vista del papel, le indicó que le tomarían una muestra de sangre y le harían un examen físico.
Tomó una jeringa y tomó el brazo del niño con brusquedad.
Katsuki asustado por tal acción, comenzó a gritar tratando de escapar.De pronto unos soldados lo tomaron de forma violenta, sujetando su cuello sobre la camilla, mientras el hombre de bata sacaba varias muestras de sangre. Cuando Katsuki por fin creía que había terminado, el hombre le inyectó un sedante en su brazo, y los uniformados lo soltaron.
El pequeño sintió sus párpados pesados, no podía moverse, sintió como uno de esos hombres lo tomaba, quitándole la ropa, mientras el de bata recorría cada parte de su pequeño cuerpo, observando, tocando y anotando en su carpeta.
Katsuki quería que se detuviera, sentía las manos de aquel hombre en todas partes, pero no podía gritar ni mucho menos escapar.
Cuando el hombre terminó de escribir, un soldado cubrió el cuerpo desnudó del rubio y lo llevó hacia otra habitación.
Katsuki sólo pudo observar a su alrededor, a lo lejos una niña era sometida al mismo procedimiento; Un hombre de bata blanca recorría el cuerpo de la menor, mientras esta lloraba desconsoladamente.
Luego de eso, el niño ya no pudo mantener sus ojos abiertos, cayendo dormido a causa del sedanteEl ruido de un monitor y un movimiento brusco por parte del hombre uniformado, finalmente despertaron a Bakugo.
Miró el lugar, se encontraba sentado en una silla metálica, vestido con un pantalón y una camiseta de color plomo, sus manos estaban esposadas en los reposabrazos de la silla y su cabeza, donde anteriormente se podía ver ese pelo color rubio cenizo, estaba totalmente rapada y cubierto dé electrodos. Los cables se conectaban con un gran monitor a un lado de la habitación.
Esta vez, fue una mujer vestida de bata blanca, quien se dirigió a él.
-¿Sabes como funciona tú Kosei? - Le cuestionó la mayor.
Katsuki, sólo asintió asustado.
-Necesitamos que nos muestres qué puedes hacer - Habló la mujer de manera calmada. -Es importante para nosotros tener claro que habilidad posees y de esa forma ayudarte a controlarla para que no te dañes, ni a los demás-.
La sonrisa en el rostro de la mayor, le dieron una pequeña sensación de calma. De forma lenta Katsuki levantó sus manos, hasta donde las esposas se lo permitieron, creando pequeñas explosiones.
La mujer lo miró interesada, mientras revisaba el monitor y tecleaba en un computador. Luego de eso, se puso de pie y le indicó al soldado que las pruebas habían terminado.
- Ahora podrás ir a descansar pequeño- habló la mujer a Katsuki de forma amigable. - Es todo lo que necesitamos por ahora, los hombres de uniforme los llevarán a sus camas para que puedan descansar y comer algo-.El hombre quitó las esposas de la muñeca del niño y este se puso de pie, saliendo a tras del soldado.
Cuando se encontraba en el marco de la puerta, el pequeño giró para dirigirse a la mujer:
-¿Cuando podré irme a mi casa? - Preguntó Katsuki.La mayor lo vio un momento, suspirando
-Estas en casa- Contestó al pequeño.
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Kirāhando キラーハンド
FanfictionUna rara enfermedad ha terminado con la vida de la mayoría de los niños y niñas del mundo. (O eso es lo que Katsuki Bakugo creía) Bakugo a sobrevivido, pero a perdido mucho más que aquellos a los que él cree muertos. Fue enviado a Yunitto731, un bru...