Capítulo 11: Rostro

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En la habitación solo se oía el tecleo sobre la computadora, el pecoso se concentraba en revisar cada archivo, no podía permitirse pasar nada por alto.

Un ruido en el exterior, alertó al pelirrojo; tal vez el capitán había terminado de registrar el lugar, o puede que algún guardia estuviera rondando.
Debían salir lo antes posible de ahí, evitando enfrentamientos.

-¿Haz estado aquí antes?- Cuestionó Midoriya. -Al parecer, en este lugar realizaron investigaciones sobre los Kosei-.

-No que yo recuerde- Hablo Eijiro.- ¿Cómo sabes eso?-

-He encontrado algunos informes sobre niños que han sido estudiados en este lugar, hay cientos de nombres- Izuku pasaba página tras página de fichas clínicas, donde se podía observar el nombre del individuo e incluso una fotografía.
-Nunca había visto mutaciones así. Esta persona tiene mucho pelo en su cuerpo y esta otras tiene cuernos, incluso su piel es de un color rosa-

Esto último llamó la atención de Kirishima. -La de piel rosa, ¿Cuál es el nombre de esa persona?-

-Bueno es....-

Antes de que el peliverde alcanzara a responder, un disparo resonó en la habitación, Midoriya rápidamente se agachó, mientras el pelirrojo activó su Kosei y se asomó a la puerta del lugar.

En la entrada, dos siluetas los apuntaban con sus armas, vestían totalmente de negro y no se podía observar sus rostros.

Sin decir ninguna palabra, dispararon al pelirrojo, éste no tuvo más opción que atacarlos también.
Con su Kosei de endurecimiento, corrió rápidamente hacia los sujetos, golpeando en la mandíbula a uno de ellos.
El hombre cayó inconsciente, sin embargo el otro continuaba disparando a Kirishima, las balas sólo rebotaron en su cuerpo, tomó por la muñeca al hombre obligándole a soltar su arma y lo redujo en el suelo.

-¡Midoriya, hay que salir de aquí!- Vociferó, mientras pateaba lejos la pistola en el piso y salía de aquella habitación.

El científico rápidamente sacó la memoria USB y salió corriendo tras el pelirrojo. Sus pies chocaron con aquella arma, con algo de duda, decidió tomarla, guardándola entre sus ropas, junto al USB.

 Sus pies chocaron con aquella arma, con algo de duda, decidió tomarla, guardándola entre sus ropas, junto al USB

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El sonido del seguro siendo quitado del arma, resonaron en la cabeza del rubio.

Esperó aquel disparo pondría fin a su vida; una en la que sólo siguió órdenes, en la que fue entrenado como un animal y en la que llegaría a su fin, sin que nadie llegase a llorar su muerte.


Sin embargo, el disparo no llegó. En su lugar sólo pudo oír un golpe. Abrió los ojos, sorprendido de lo que observaba.
Alguien, no lo podía ver con claridad, había golpeado a el hombre en el rostro, esa extraña masca parecía estarse derritiendo.

Este se quitó la máscara rápidamente, ese golpe lo había tomado por sorpresa, giro hacia aquel que lo atacó.

-¿Quién diablos eres?- gritó Chisaki molesto.

La persona en cuestión, no respondió.
Esta no era muy alta y su complexión era mediana, vestía con uniforme militar, con una chaqueta con capucha grande, que claramente no era de su talla, su rostro estaba cubierto por un pasamontañas permitiendo sólo observar sus ojos negros y su iris amarillo.

¡¿Cómo era posible que alguien tan insignificante hubiera tenido la osadía de atacarlo?!, el hombre fijó su mirada en esos ojos; esos no eran normales.
-Una mutación, tus ojos son claramente parte de una mutación, nadie normal los tendría de ese color-.
Chisaki sonrió. Tomando nuevamente su dispositivo y activándolo.

En el piso, el rubio se retorció de dolor a causa del dispositivo, pero el otro parecía no verse afectado.

-¡¿Crees que viviendo tantos años rodeada por malditos como ustedes, no descubriría algunos de sus secretos?!- Habló aquella figura de ojos amarillos, mientas de sus manos salía un líquido de apariencia corrosiva.

Corrió rápidamente en dirección al ex-instructor para atacarlo. Pero antes de poder alcanzarlo, un disparo rosó su hombro.

Midoriya corría tras Kirishima, el cual reducía a varios hombres en el camino

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Midoriya corría tras Kirishima, el cual reducía a varios hombres en el camino. Necesitaban llegar con el rubio y salir de ese lugar.

Un hombre que estaba en el piso, de los cuales el pelirrojo había golpeado, tomó el pie de Izuku, este asustado tomó el arma y le apuntó.

-¡¿Qué haces Midoriya?!- Le habló preocupado el de dientes afilados -No vamos a asesinar a nadie, dame esa arma-.

El pecoso asintió y temblando le entregó la pistola. Escucharon ruidos cerca y ambos fueron corriendo al lugar.

La escena asustó a Kirishima; su capitán estaba tirado en el piso y alguien trataba de atacar a su instructor.
Rápidamente sin siquiera apuntar, disparó a aquella silueta de negro.

Chisaki al observar a esos dos llegar al lugar, decidió salir de ahí, ya tendría otra oportunidad de deshacerse del rubio.

Luego del disparo, la de ojos amarillos se quitó el pasamontañas, dejando ver su rostro de color rosado claro y su cabello corto de un tono más oscuro, en su cabeza sobresalían dos antenas de color amarillo pálido.

Se giró hacia el pelirrojo de forma lenta, levantando ambas manos en señal de rendición. -No tengo intenciones de atacarte, Kirishima-

El pelirrojo quedó congelado en el lugar, en sus manos aún tenía el arma que le había entregado el peliverde.

Había disparado, por primera vez había disparado a alguien.
Y había sido a una amiga.

Izuku estaba temblando. Ese pelo rubio, lo había visto antes. Rápidamente corrió hacia él, estaba boca abajo, inconsciente. Con cuidado lo giró, tenia unas extrañas líneas negras al lado derecho de su cuello que avanzaban hacia su craneo, sus ojos e incluso debajo de aquella mascarilla en su boca. Torpemente quitó la máscara, para examinarlo.

Retrocedió agitado.
Ese rostro, más adulto y con facciones más rudas.

Pero sin duda era el mismo, que tantas veces había observado en aquella fotografía, que traía consigo en ese pequeño relicario.

Kirāhando キラーハンドDonde viven las historias. Descúbrelo ahora