Kirishima mantenía su mirada fija en el suelo, mientras caminaba al lado de aquella chica de cabello y piel rosa, ambos llevan una caja con algo de comida que habían "encontrado" en una tienda cercana.
-Yo de verdad lamento haberte disparado Mina- Habló el pelirrojo, evidentemente arrepentido.
-¿Mmm?, no te preocupes por eso- Respondió la pelirosa con una enorme sonrisa en su rostro. -Fue solo un rasguño en el hombro, estoy bien. Midoriya me curó-
Eijiro observó a la mujer, ésta aún vestía parte del uniforme militar, se había quitado la enorme chaqueta y la había atado en su cintura, dejando al descubierto su hombro vendado.
-¿Por qué fuiste a ese lugar?- Cuestionó el pelirrojo -No me malinterpretes, agradezco que ayudaras a Bakubro, pero no entiendo qué hacías ahí, tu no eres una soldado-
-Bueno, es verdad, no soy una soldado de campo, pero soy la encargada de recolectar información para ustedes- Respondió la chica.
-Sé que te pedí información sobre Midoriya, pero no implica que debieras juntarte con nosotros- insistió Kirishima -¿Cómo fue que el jefe Garaki te autorizó para salir?-
-Bu..bueno, je je je, verás, no lo hizo. Salí de Yunitto sin autorización- Mina detuvo su andar, algo nerviosa.
-Antes de que me grites y digas que eso fue una irresponsabilidad de mi parte o que pude lastimarme, escúchame. Cuando me pediste investigar a ese científico, descubrí algo más aparte de su nombre y ubicación, algo que podría ser de interés para Bakugo-El pelirrojo la miró curioso, antes de poder decirle algo más, escucharon un ruido proveniente del almacén donde descansaba su amigo.
Al ingresar al lugar vieron al rubio despierto y a Midoriya frente a él, con una expresión de tristeza en su rostro.
-¿Pasó algo?- Cuestionó la chica de ojos amarillos.
-No, no es nada- Respondió Izuku.
El pelicenizo observó a la mujer. -¿Tú?, ¿Qué haces aquí?... ¿No me digas que tu fuiste la que ataco a Chisaki?- Cuestionó con incredulidad.
-A mi también me da gusto verte Ba..Capitán- Respondió Mina, observando de reojo al científico.
-Si, fui yo la que atacó a ese maldito, no te preocupes, no tienes que agradecerme, después de todo solo salve tu vida. Bueno, y también él- dijo señalando al peliverde.
-¿Qué fue esa cosa en mi cuello?, ¿Por qué a ti pareció no afectarte?- Habló alzando su rubia ceja.
-Es un paralizante; un dispositivo que les permiten inmovilizarnos a través de una descarga eléctrica en nuestro cuello, a todos en el campo nos instalaron uno, por lo menos a todos los que tenemos un Kosei- Respondió simplemente la mujer.
-Lo controlan con una especie de control remoto- Señaló una cicatriz en su rosado cuello -Lo descubrí hace unos años y me lo quité-
-Este chico- continuó hablando, mientras tomaba a Izuku por lo hombros. -El te quitó el tuyo, sin duda tiene una mejor precisión con el bisturí que yo con mi ácido, no te quedará una gran cicatriz en tu lindo cuello-
El rubio tocó la pequeña incisión en su cuello mientras observaba al peliverde.
Midoriya bajó la mirada. -El Capitán necesita descansar- fue lo único que dijo antes de salir del lugar.
Mina y Kirishima lo siguieron afuera, juntos revisaron las cosas que habían traído.
-Oye Midoriya, tu podrías quitarme ese dispositivo a mi también- Habló el pelirrojo -La verdad preferiría tu bisturí a el ácido de Mina, je je je-
La chica golpeó el hombro de su amigo -Idiota- dijo riendo.
-Claro, ningún problema. Déjame ir por mis cosas- Contestó el pecoso mientras buscaba los utensilios entre sus pertenencias.
Cuando el de ojos verdes terminó de suturar, el pelirrojo se animó a hablar -¿Qué pasó ahí adentro, Midoriya?, ¿Estaban discutiendo por algo?-
El pecoso titubeó un momento, suspirando respondió al chico. -Creí que conocía al Capitán, tiempo atrás tenía un amigo de la infancia que presentó un Kosei, estaba seguro de que era él, pero mi amigo murió en un accidente hace años-
-Piénsalo un poco- Habló Mina - Si el gobierno inventó que los niños morían con la aparición de un Kosei, es muy probable que se los llevaran y engañaran a sus padres, con un accidente o algo así-
-Pero- dijo el pecoso -Él me dijo que había vivido toda su vida en ese campo-
-Pues te mintió- Habló seriamente la chica. -Yo estuve en campos así desde que nací, por mi apariencia experimentaron conmigo desde que era un bebé.
Ellos llegaron después--Así es- Respondió Kirishima. -Llegamos juntos, Bakugo y yo teníamos unos cinco, o tal vez cuatro años cuando ingresamos a Yunitto-
Izuku abrió los ojos sorprendido, ¡¿Bakugo?!, había dicho Bakugo. Él había llegado a ese lugar a los 4 años, la edad en donde se supone había muerto Kacchan.
Se dirigió corriendo hacia donde estaba el rubio. Kacchan, él era su Kacchan.
Tal vez no lo recordaba, pero Izuku lo ayudaría a recuperar sus recuerdos, a recuperar su vida.
-¡Kacchan!,¡Kacchan!- gritaba el pecoso ingresando al almacén.
El rubio no estaba en su improvisada cama, Izuku recorrió el lugar buscándolo.
Mina, revisó las pertenencias de Bakugo, estás tampoco estaban. Con un gesto le mostró a Kirishima.
El pelirrojo le habló al científico. Éste no le contestaba, seguía buscando a su amigo.
-¡Midoriya!- Gritó Eijiro - Sus cosas no están, Bakugo se fue-
-No, no, no, él no puede haberse ido- respondió desesperado Izuku.
No podía haberse marchado, no podía perder nuevamente a su amigo, no ahora que estaba seguro de haberlo encontrado después de 15 largos años.
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Kirāhando キラーハンド
FanfictionUna rara enfermedad ha terminado con la vida de la mayoría de los niños y niñas del mundo. (O eso es lo que Katsuki Bakugo creía) Bakugo a sobrevivido, pero a perdido mucho más que aquellos a los que él cree muertos. Fue enviado a Yunitto731, un bru...