Capítulo 22: Combate

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La fría baldosa golpeó su rostro.
Justo en el instante en que trató de ponerse de pie, ese maldito "Nōmu", como lo nombró el viejo, lo había estrellado nuevamente contra el piso.

Rápidamente creó una explosión en su mano derecha, atacando las extremidades inferiores del grotesco animal.

Sin embargo, a pesar de la enorme quemadura provocada por el rubio, el experimento de Garaki parecía no reaccionar al dolor. En un tosco movimiento, este rasgó la espalda del chico, con las enormes garras que salían de sus pies.

Katsuki necesitaba actuar rápido, el peso sobre su cuerpo apenas le permitía respirar. Analizó detalladamente la apariencia de su contrincante buscando alguna debilidad.
Una sonrisa se formó en su rostro. Esa cosa tenía ojos, era momento de ver si los utilizaba.

Junto sus manos, creando un enorme destello que iluminó todo el lugar. El Nomu retrocedió producto de la cegadora luz, dándole la oportunidad al rubio de alejarse de esas garras.

En ese preciso momento, la luz de la habitación se encendió en un leve tono azulado. Permitiendo al rubio localizar a Garaki.

Con su roja mirada observó al viejo en un rincón, quiso atraparlo, sin embargo el animal se dirigía a atacarlo nuevamente. Tendría que deshacerse de él antes de atrapar al doctor.

Posicionó sus manos hacia la espalda, lanzando explosiones se impuso hacia adelante propinándole una fuerte patada en el rostro a el Nomu. El Fuerte impactó hizo que este se estrellara contra la pared, creando una enorme grieta.
Pese a eso, se levantó rápidamente tomando una de las piernas del rubio, goleándolo contra el piso.

-No seas ingenuo- Habló Garaki desde el otro extremo de la habitación. -Tus pequeñas explosiones no le harán nada, y aunque así fuera, no dejará de atacarte sin importar el daño-

-Vaya que te esmeraste en tu jugetito- Respondió el rubio mientras se ponía de pie entre quejidos de dolor.

Con sus enormes manos, el animal lo tomó del rostro, aplastándolo contra el muro.

-Por supuesto- Rió el anciano -De algo debían servir tantos años experimentando en fenómenos como ustedes-

Las palabras del anciano sólo enfurecían más y más a Katsuki. Tomó el grotesco brazo que lo aprisionaba, comenzando a crear explosiones que quemaban la violeta piel. El olor a carne quemada inundada sus fosas nasales, aún así el Nomu no liberaba su agarre.

-Vaya que eres testarudo- Insistió Garaki -Ya te lo dije, no dejara de atacarte sin importar el daño que reciba-

El rubio dió un fuerte rodillazo en el mentón de esa extraña criatura, provocando que soltara su rostro. Sin embargo, las enormes garras del animal se incrustaron profundamente en uno de sus hombros, desgarrando la carne y provocando un fuerte grito de dolor por parte del menor.

-Observa bien, 895- Habló el doctor caminando hacia el rubio -Logré crear un arma perfecta.
Tú solías ser un excelente soldado, cumplías mis órdenes sin dudar, sin cuestionar. Pero tenías algo que no te permitía ser perfecto.
Emociones, aunque trataras de ocultarlas seguían estando ahí, y eso no me agradaba.
En cambio él, él no cuestionará nada de lo que yo diga. No es capaz de hablar ni pensar por sí mismo. Sólo obedece órdenes, mis órdenes-.

 Sólo obedece órdenes, mis órdenes-

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