Capítulo 14: Nada más

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Se abrió paso entre los árboles, hace ya varias horas había tomado sus cosas y  se había marchado de ese viejo almacén. Necesitaba respuestas, ¿Por qué lo habían llevado a Yunitto?, ¿Acaso lo habían entregado?
El maldito Chisaki debía saberlo, necesitaba encontrarlo y arrancarle la verdad, tomaría las medidas que fueran necesarias para eso, después de todo ya no tiene ese estupido dispositivo, ya no puede controlarlo.

Rastrearlo le resultó algo complicado, esa mierda era bastante escurridiza. Sin duda Mina habría sido de utilidad, pero pedirle ayuda no estaba en sus planes, de seguro la chica, su autodenominado amigo e incluso Deku, lo seguirían. No se los permitiría, estaba sumergido en un mundo de muerte y oscuridad, sus actos lo arrastrarían al infierno, infierno que no quería para ellos.

 No se los permitiría, estaba sumergido en un mundo de muerte y oscuridad, sus actos lo arrastrarían al infierno, infierno que no quería para ellos

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  Tras tres largos días, dio con la ubicación del hombre, una pequeña casa a las afueras de Nikko, Prefectura de Tochigi.
Sin duda era un idiota, en un lugar apartado con apenas unos hombres de guardaespaldas, llegar a él sería sencillo.

Ingresó al lugar, derribando fácilmente a los guardias. Se encontraba en el dormitorio, la escena asqueó a el rubio; Chisaki estaba en la cama, semidesnudo, con dos chicas que no aparentaban más de 17 años.

-¡Ponte los malditos pantalones, pedazo de mierda!- vociferó Katsuki mientras lo apuntaba con su arma.
Las dos chicas salieron corriendo del lugar.

El hombre lo vio sorprendido -¿Qué haces aquí?- Habló mientras trataba de alcanzar el arma, que estaba en la mesa de noche.

-No intentes nada- habló el ojirojo con una mirada de furia. -Vine a conocer la verdad, de tu maldita y asquerosa boca-

-¿A que verdad te refieres 895?- respondió calmado mientras se ponía de pie y cubría su cuerpo con una bata.

El hombre rió por lo bajo, en su bolsillo tenía un pequeño control, lo presionó esperando que el menor se retorciera de dolor, sin embargo no fue así. Ese maldito mocoso había encontrado la forma de quitarse el dispositivo.

-Sabes muy bien a lo que me refiero- ladro el rubio, aún con el arma en sus manos -Quiero toda la verdad de los malditos Kosei, ¿Por qué mierda nos dijeron que el resto había muerto?, ¿Por que nos llevaron a ese lugar?-

Levantó la cabeza observando al contrario con su dorada mirada.
-Simplemente necesitábamos juguetes nuevos- Habló divertido.
No podría inmovilizarlo, pero aún tenía otros métodos para doblegarlo.

El rostro del menor expresaba una enorme furia. - No estoy para tus juegos, maldita basura-

-No te alteres pequeño. Ya lo sabes, los Kosei no mataron a nadie, pero si les dieron esas monstruosas habilidades, se convirtieron en unos fenómenos. ¿No esperarías que el país les permitiera moverse libremente poniendo en riesgo a los ciudadanos de esta noble nación?- Habló acercándose al rubio.

-Debíamos controlarlos, así que simplemente les dijimos a la gente que habían muerto y a ustedes que el resto murió- siguió hablando de manera calmada -No fue difícil, aunque algunos, como tus lindos padres, trataron de ocultar tu condición-

Bakugo abrió los ojos sorprendido. -¿Mis padres?, ¿Los conoces?, ¿Cómo es que sabes eso?-

-¿No es obvio muchacho?, yo personalmente te recogí- habló divertido -Te arranqué de los sexys brazos de tu madre-

El rubio apretó su mandíbula furioso, quería matar a ese maldito.  -¿Dónde están?, ¿Que les hiciste?-

—¿Crees poder encontrarlos y reunir una linda y amorosa familia?- habló divertido -Tuz manos están cubiertas de sangre, eso no lo podrás borrar-

-¿De verdad piensas que alguien se preocupara por ti?, ¿Qué alguien te querrá después de conocer todas las atrocidades que has hecho?- Habló acercándose al oído del menor. -Piénsalo un poco, ya no eres el inocente niño que perdieron, eres un asesino y eso no lo puedes cambiar-

Katsuki bajo la cabeza, sin duda ese maldito sabía atacar donde más le dolía. Tenía razón, no podía cambiar su pasado, pero tal vez si su futuro.
Soltó el arma, cayendo ésta al piso. Ya no quiere asesinarlo, tal vez por fin podría abandonar ese camino de muerte y dolor.

Chisaki se alejó lentamente riendo divertido, aún podía doblegarlo.
En un movimiento rápido tomó el arma de la mesa de noche apuntando al rubio.

Sin embargo, antes de poder disparar, sintió una calidez en su pecho.

El menor le había disparado.

-L..lo sabía, no puedes cambiar quien eres- Sonrió el hombre mientras la sangre salía de su boca -Escúchame bien Katsuki Bakugo, esas manos te arrebatarán todo lo que amas.
Matar, ese es tu único propósito-

El hombre cayó muerto al piso. Mientras Bakugo lo observaba sorprendido, sus manos, que aún sostenían el arma, temblaban.

-¡Mierda!, ¡Mierda!, ¡Mierda!- Repitió desesperado, soltando el arma y jalándose el rubio cabello.

Tenía ganas de gritar, había llegado muy lejos, sin duda ya no había vuelta atrás, no había nada, solo ese camino de muerte y dolor.

Observó la pistola a su lado, tragó saliva y lentamente la tomó entre sus manos.

Quería acabar con toda esa mierda.

Quería rendirse

-Suelta el arma- Escuchó una voz, mientras una pistola se clava en su nuca.

-Adelante, dispara- Contestó el rubio con voz tranquila.

Se escuchó una risa por parte del otro.

-No te daré ese privilegio-

Kirāhando キラーハンドDonde viven las historias. Descúbrelo ahora