Capitulo XV

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En ese momento, aunque el doctor no lo había procesado actuó rápidamente.

— Regresen a lo que estaban haciendo.

Los dos jóvenes aprendices están molestos por aquella orden y lo cuestionaron.

— ¡¿Por qué?! ¿Que era eso?

— Sí, qué era - imitó el muchacho -

El viejo hombre los miro seriamente y después al general fantasma quien aunque no lo decía apoyaba a los jóvenes.

— No es algo que les incumba, ahora, vuelvan a lo que hacían.

A lo lejos en esa alta montaña un hombre caminaba en círculos alrededor de una gran mesa donde estaban varias personas

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A lo lejos en esa alta montaña un hombre caminaba en círculos alrededor de una gran mesa donde estaban varias personas.

— Opino que lo mejor es actuar ahora mismo - dijo uno con un aspecto bastante serio -

— Estoy de acuerdo con shidi - este chico, tan ... Apuesto, se abanico el rostro lentamente - Sanren, no es queramos arriesgarnos pero ya que todos nosotros estamos atrapados aquí, tu como único familiar del chico deberías ir y solucionar las cosas.

El nombrado frunció el seño, aunque no se notaba por la capucha.

— Estoy aquí para ser un guardián de la montaña, no tengo el poder de solucionar todo.

— Tks ... - un joven arrogante con una marca en la frente hablo - ¡Llevamos atrapados aquí ya 100 años eh! ¡Todo por una estúpida maldición!

— ¡Deja de gritar! - otro joven idéntico a él habló -

— ¡Vete a llorarle a tu Sizhun perro llorón! - le contesto -

Justo cuando estaban por levantarse a pelear - como era costumbre con ellos - alguien hablo. El primero que había echo un comentario.

— Baoshan Sanren, si tu nieto no viene aquí por las buenas tendrás que traerlo por las malas, ¿no se supone que es el único que puede romper la maldición? ¡Ya fuiste a espiarlos! ¡Y viste como ese Hanguang-jun le arruino está otra vida! ¿Vas a esperar a que vuelva a morir? ¡Te recuerdo que tú familia tiene una maldición por individual!

— ¡Liu Qingge! - Sanren habló - ¡Todo esto pasó porque alguien ofendió a los dioses Dianxia y Xuè Yun Tan Huā! ¡Si se hubiesen mantenido a raya mi familia no hubiese salido afectada y ustedes podrían salir al exterior sin el miedo de morir exactamente treinta y tres días después!

Todo volvió al apacible silencio, pues la única verdad era que aunque poseían la habilidad de no envejecer o morir dentro de la montaña, llamándose inmortales, jamás podrían competir o compararse con esos tan poderosos dioses que hace un siglo habían ofendido por un infortunio del destino.

Shen Qingqiu soltó un largo suspiro.

— Dejen de discutir, por mi parte Sanren, sabes que es lo que tienes que hacer, te sugiero apresurarte, entre más tiempo pase peor será para tu nieto y para nosotros.

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