EODL: catorce

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La primera vez que Jeongguk vio a Yoongi no fue el día del cumpleaños de su hermano como todos pensaban, esa solo fue la excusa perfecta para acercarse y hablarle.

Aunque su llegada a la fiesta también había sido planeada.

Él vio a Yoongi unas semanas atrás, cuando daba su paseo de rutina; un hermoso chico peli gris se coló por su ojos y de ahí simplemente no pudo dejar de verlo. Así que Jeongguk como todo el obsesionado que era, averiguo cosas sobre Yoongi, solo lo esencial, como donde vivía, su casta, y su rango animal.

Que el mayor fuera un Omega puro fue una bendición para el azabache, entonces él envió una invitación a la casa del chico, lo vio entrar al salón de eventos vestido con un traje azul marino algo desgastado, pero que se veía impecable con él usándolo.

Él olió su aroma y supo que ese Omega era más de lo que imagino, era su predestinado. Entonces se acercó, y el que Yoongi fuera tan arisco y recto con él le hizo revolotear su estómago.

Yoongi tenía visión; antes de avanzar, él ya tenía fijo el lugar que pisaría.

Era todo lo que alguna vez le pidió a la Luna de pequeño, porque Jeon no quería sólo a una persona que le diera hijos, quería un compañero, alguien de quien sostenerse cuando cayera y alguien de quien cuidar, alguien que caminara a su lado y no detrás de él. Cuando se casaron fue el día más feliz de su vida, y las dudas que Yoongi le contaba se encargó de eliminarlas, porque aunque sonara algo cruel, las personas se enamoraban con palabras bonitas, y el omega necesitaba esas palabras bonitas que Jeongguk le dio

Y las necesitaba por eso, porque venían de él.

Jeongguk nunca podría expresarse de manera acertada para explicar lo mucho que quería a Yoongi, literalmente él besaría el suelo que el pálido pisara, para él su omega era una deidad y lo respetaría ante todos y lo defendería de cualquiera que se atreviera a amenazarle.

Lo que menos deseaba hacer era dañarlo, pero eso es lo que estaba haciendo... Ó eso pensaba.

-Te ves precioso -le halago cuando el mayor se subió a la limosna que los llevaría del hotel, a la casa de los Kim.

Yoongi se acomodó a su lado y sonrió tenue como agradecimiento, ni siquiera molestándose en dirigirle la palabra.

-Gracias por invitarme -alguien dijo de la otra esquina del auto.

-Solo seríamos nosotros dos porque Minhyuk no quiso venir y papá esta ocupado, así que... -Jeongguk suspiro, mirando de reojo a Yoongi, este iba con su vista clavada en la ventanilla.

-¿No habla mucho, verdad? -cuestionó el otro Alfa.

-Te estoy oyendo -Yoongi murmuró sin voltear-. No pretendas hacer como que no existo -el primo del líder soltó una risa burlona.

-¿Cómo no hacerlo si ni siquiera saludaste al entrar? Jeongguk debió advertirme que su novio era mudo.

El pálido le fulminó con sus orbes celestes siendo cubiertos por unos lentes de marco fino. El azabache llevó su mano encima de la del peli gris, tratando de transmitir tranquilidad.

-Por favor guarda silencio, HyunJin, o puedo sacarte de aquí a patadas -reprendió, haciendo que el Alfa menor se alzará de hombros sacando su móvil para distraerse.

La limosina se detuvo y la puerta se abrió, revelando a un lindo omega, este se sentó a lado de HyunJin y el Alfa pareció cambiar de personalidad porque entonces ya estaba acariciando la barriga de su novio y dándole besos en la mejilla.

El Omega del Líder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora