EODL: treinta y dos

2.1K 318 41
                                    

Ocho meses, alguien que lo mate por favor.

A Jeongguk...

Ya no aguantaba a su esposo embarazado.

-¡Jeon Jeongguk!

¿Por qué tenía que haber puesto a sus mini-ingenieros dentro de él?

El Alfa pareció haber bajado sus orejas invisibles cuando el omega le miró desde la cama con una expresión sumamente molesta. Yoongi por el momento no trabajaba, ya que tenía que tener algo así como reposo/cuidado absoluto, más que nada porque con anterioridad tuvo un aborto.

Está claro que la vida sedentaria no le iba al peli gris, pasar tantas horas dentro de cuatro paredes siendo atendido como si se fuera a romper en cualquier momento no le venía para nada genial, tampoco el hecho de que su Alfa, esposo, destinado, lo suyo, de él, su propiedad, venía oliendo a otros aromas dulces y apestosos.

-Bienvenido a casa infiel -dijo, exagerando la situación, su lobo era el sensible, no él-. ¿Con quién has estado?

-¿En verdad quieres saberlo?

Mala elección de palabras; Yoongi tomó el primer cojín que tuvo a su alcance y se lo aventó teniendo una puntería impecable, más tardó él buscando que Jeongguk en reaccionar.

-¡No quiero verte y si te acercas yo mismo te ahorcaré! -le grito rojo de la furia.

Pero, ¿Quién con cinco dedos de frente tomaría en cuenta la amenaza de un hermoso chico embarazado y con las mejillas regordetas? De plus que traía puesto un pijama de conejos rosados. Nadie.

Jeongguk sólo le miró con su expresión que decía soy-un-jodido-alfa-enamorado, aumentando sus feromonas para darle a entender a Yoongi que sin duda alguna lo cautivaba con el simple hecho de existir.

-¡Deja de hacer eso! -el pálido exigió, por el aroma de su esposo que inundaba la habitación, él también comenzó a soltar feromonas muy parecidas a las de su celo-. ¡Mi lobo se está volviendo loco, Jeongguk!

-Tú me vuelves loco -el azabache se quito el saco y después la corbata, caminando hacia la cama para echarse a un lado de su precioso Omega y abrazarle por su gran barriga-. Te amo~.

Para su sorpresa, Yoongi comenzó a hacerle cariñitos en el pelo. La fiera se había calmado y le dio paso al esposo protector y mimado. Aún así Jeongguk no bajó la guardia, no se impresionaría si en cualquier instante el pálido sacaba un bate de debajo de la cama.

Era toda una cajita de sorpresas.

-¿Qué hiciste hoy? -preguntó inconsciente de lo cansado que estaba Yoongi de encontrarse ahí.

-Nada, ¿Qué es lo que puedo hacer en esta jodida cama? Por favor, Jeongguk -lloriqueo-. No me sucederá nada si bajó a la sala o la cocina tan siquiera, me aburro mucho y Jisung solo viene cuando me toca comer porque dice que hablar invalida el reposo ya que muevo la lengua, eso es estúpido si me permites opinar.

-De hecho, él tiene un punto -respondió pensativo. Yoongi soltó una risilla exhausta y al instante ambos se tensaron.

El cachorro se movió al sentir a su padre reír.

-¿Hazlo de nuevo? -pidió Jeon dudoso, y el omega le miró mal.

-¿Cómo? Se dará cuenta si me rio falsamente, no puedo simpleme-

El azabache le pico arriba de las costillas y cerca de las axilas provocando que su esposo riera y su bebé se moviera.

De ahí no pudieron detenerlo.

El pálido se horrorizó segundos más tarde cuando su piel se estiró de una manera anormal y una mano -o pie, quien sabe- se marco con ímpetu.

-¡Por Dios! -Jeongguk exclamó-. ¡Casi nace por si solo!

El Omega no tuvo chance de regañarlo por sus tontas palabras, se encontraba ido y anonadado por el hecho histórico en su vida. Su cachorro parecía odiar su casita temporal porque empujaba con ímpetu, a veces haciendo que le doliera al peli gris.

-Deténlo -pidió al Alfa, pero este sonrió, sacando su teléfono para grabar-. Maldito -murmuró inflando las mejillas.

Estuvieron así por varios minutos, incluso Jeongguk encontró la manera de jugar con su no-nacido hijo, cada que tocaba la panza del pálido, el cachorro se escondía, y al alejar su mano, volvía a patear.

El azabache se mostró alegre, riendo sin parar de la emoción, y Yoongi se vio así mismo incapaz de quejarse porque estaba siendo feliz en ese pequeño lugar.

Ser feliz junto a Jeongguk era una sensación que lo llenaba de gozo y calidez, sin duda los días malos eran compensados en momentos como ese.

Esperaba con ansias el pronto nacimiento de su criatura para poder cargarlo y besar sus mejillas, pasar tiempo junto a su esposo donde ambos se preguntarían a quien se parece más, a pesar de ser muy pequeño y no tener rasgos similares a los de ninguno.

-Alfa tonto -musito de repente, haciendo que el menor dejara su teléfono y barriga de lado, la cual se dejó de mover apenas hacia unos segundos.

-¿Ahora que hice? -preguntó con normalidad.

-Existir, y amarme -le miró con ojos entrecerrados-. Amarnos -corrigió.




(...)






Jeongguk observó a su padre con ojos de cachorrito ante la noticia que dio esa mañana en el desayuno, en el cual él estuvo presente sólo porque Yoongi le pidió a ruegos que lo dejara caminar y estar en el comedor como gente normal.

Técnicamente faltó al trabajo para cuidarlo.

-Me mudaré a Seoul con mi destinada -fueron sus primeras palabras.

Del día.

-Pero puedes traerla a vivir con nosotros -objeto algo celoso, no tenía derecho a comportarse así, pero lo hacía-. Quedan varias habitaciones disponibles.

-Yo creo que el señor Jeon necesita un descanso y si quiere irse a Seoul para vivir tranquilo está genial -opinó Minho, recibiendo una mirada represiva por parte de su pareja-. ¿Qué? -inquirió a eso.

-Ves, ni él que no es mi hijo entiende -alegó Joongki-. Ella es de los barrios bajos y quiero vivir humilde por primera vez en mi vida.

Jisung, Yoongi, y Minho bufarón una risa para no tener la necesidad de carcajearse. Vaya, uno de los fetiches de la gente rica era "vivir humilde."

-Dios, papá -Jeongguk dejó caer sus palillos-. Traéla con nosotros.

-No puedo alejarla de su hijo.

-Pues ella si te está alejando de mí -hizo un mohín.

-Jeongguk, tú realmente vas a ser padre pronto, no me puedes estar pidiendo esto -viró los ojos con gracia.

-El señor Jeon tiene razón -Yoongi tomó de la mano a su Alfa-. Es justo y necesario que él se vaya y sea feliz, ¿No eres tú quien después del fallecimiento de tu madre deseo eso? -le miró comprensivo-. No seas un lobezno, Ggukie.

-Está bien -acepto rendido, ¿Qué más podía hacer contra las palabras sabías de su esposo?-, mi única condición es-

-¡No seas tonto! -Yoongi le dio un pequeño golpe en la boca-, por Dios, es tu padre, no le debes de poner condiciones.

Joongki rio por lo bajo, y Minho noto que no era el único dominado del lugar. Gracias al cielo, el desayuno transcurrió con tranquilidad, varias manos tocaron el vientre de Yoongi, y Jeongguk se canso de lanzarle gruñidos a todo el mundo.

El resto de la mañana se dividió en Yoongi yendo al baño cada cinco minutos; Jeongguk jugando con el cachorro; Yoongi peleando con su esposo; Yoongi fugándose a la cocina y rompiendo la dieta.

Eso último hasta que Jeongguk lo atrapó con las manos en la masa, o en las galletas mejor dicho.

Hogar, dulce hogar.

-¡Infiel!

Alguien cómprele un ataúd a ese pobre Alfa.

















El Omega del Líder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora