El Omega del Líder

LFL: nueve

Yoongi guardo silencio cuando la puerta del auto se abrió del lado contrario en el cual se encontraba. Jeongguk se integró a este, solo siendo ellos dos dentro de la parte trasera del vehículo

—Lo siento —el Alfa murmuró, ni siquiera dándole la cara ya que ambos miraban hacia el frente.

—¿Por qué?

—Me comporte como un tonto y tú tenías razón —admitió—. Jamás te he negado la verdad, y justo ahora lo hice, titubie solo porque ella fue alguien que alguna vez conocí.

—Suena importante para ti —Yoongi suspiro con pesar—. Ni siquiera pude sentir lo mismo que tú, pero tú reacción me dejó en claro que sentiste cosas al verla.

Jeongguk volteo con duda.

—¿Qué?

El Omega le devolvió la vista y esbozo una pequeña sonrisa triste, abriendo su camisa con cautela y dejando ver parte de su cuello y hombro.

—Mi marca esta cerrada, curo hace un par de semanas y no la hemos renovado —se cubrió nuevamente dejando de mirar a su esposo—. Y mi lobo esta muy herido como para adivinar lo que siente el tuyo, Jeongguk...

De un lado, del otro lado, de espaldas.

No importa cual fuera el ángulo en el que se viera en el espejo, Kyungmin se sentía incómodo y como un tonto.

—Te ves lindo, no sé porque no te gustó —el Alfa volteo a ver a hyori, ella se encontraba cabizbaja sentada en la esquina de la cama.

Desde la mañana ambos habían estado juntos en la mansión Jeon, y a la Omega se le ocurrió como gran idea tinturarle el cabello de rubio. Aunque a veces odiaba su tono natural, Kyungmin debía de admitir que el rubio le sentaba fatal, se veía enfermo, débil y aún más como si fuera un omega.

—No puedo ver ni siquiera donde inicia mi frente, Hyo —se quejó acercándose—. Mi piel y mi pelo son casi similares, luzco patético. Y esto —señaló su oreja perforada—. Si tengo que cambiar probablemente me desgarre, no entiendo como me deje poner todo esto.

—¿Hablas de transformarte? Por dios, Kyungmin —la Omega se levanto para tomarle la mano—. Tú nunca te transformas, Jisung le dijo a mis padres que te da miedo, que desde que eras un niño dejaste de hacerlo, ¿Por qué te da miedo? —insistió.

El alfa se libero de ella y se acercó a su armario para sacar una chaqueta, ignorando su pregunta.

—Hay que irnos, llevas toda la semana molestando con esa fiesta así que vayamos ya —el Alfa saco su teléfono viendo un par de mensajes—. Ve saliendo y ahorita te alcanzo.

—Esta bien.

Hyori salió sin reclamar dejando solo al menor, el cuál se dispuso a chequear de que se trataba todo. Eran mensajes de Heeseung, y otros de sus padres avisando que no llegarían esa noche, que habían decidido pasar la noche en playas de Busan, pero que regresarían mañana por la mañana.