LFL: cuatro

375 43 1
                                    

❛❛El niño que no reciba el amor de su tribu, cuando sea adulto quemara la aldea para poder sentir su calor.❜❜









Kyungmin observó desde el sofá la manera en la que Jisung le daba mimos a Minho, quien estaba en su forma animal esperando a que fueran las siete para salir a dar el rol por Busan, puesto desde que sus padres ya no tenían tiempo ni para respirar, Jeongguk le había concedido el papel de vigilante a su tío.

Era algo fácil, pero pesado a su vez; se iba por la mañana y regresaba a medio día. Empezaba caminando y después un auto pasaba a recogerle.

—Hey. No tienes tareas, ¿Verdad? —Heeseung se acercó sentándose junto a él.

El peli gris negó, ya había hecho sus deberes el viernes por la tarde y hoy era domingo. Tenía pensado sacar a su hermana a pasear un rato, ya que sus únicas salidas eran a la escuela, sus padres no le permitían ir a otros lugares por precaución. Al ser la familia más importante en Busan estaban expuestos al peligro.

—Papá me dijo que si querías ir con él a dar la vuelta —el mayor comentó—. El tío Yoon le dijo anoche cuando llegó que te preguntara.

—Pero hoy está de regreso mi papá Gguk y él me dijo que iríamos a comer a algún restaurante —dijo con confusión—. Tal vez... —sopeso con duda imaginando que quizás ese plan no sería posible.

Su ceño se frunció y sus labios se apretaron crítico, su cabeza maquinando una idea errónea de lo que le esperaba.

—No pienses cosas malas —Heeseung detuvo el hilo de sus sospechas antes de las dijera en voz alta—. Quizás los tíos no se avisaron de los planes que tenían por separado. Tú ve a alistarte para lo que sea que harás ahora, mientras que yo le digo a Minho que no lo acompañaras, ¿Okay? —palmeó su hombro un par de veces—. Te veo al rato.

Su Hyung camino en dirección a sus padres ante la atenta mirada de Kyungmin, quien se quedó inconforme con la conversación. De todos modos no le quedó otra opción más que suspirar e ir al piso de arriba por su hermana, la cual se encontraba en su escritorio frente a la ventana, dibujando algo en un una hoja. El Alfa sonrió pequeñito al verla tan tranquila.

Tocó la puerta abierta y los ojos celestes de ella se posaron en su anatomía.

—Oppa, pasa —sonrió haciendo un ademán—. Te voy a mostrar lo que he estado haciendo.

Kyungmin cerró la puerta detrás, y avanzó a hasta quedar al lado de Byeol-yi.

—¿Máscaras? —preguntó frunciendo el ceño.

—Mmhu. Participaré en un recital donde habrá un baile sorpresa, tendremos que ir por nuestros padres al final y darles una máscara de animal —señaló con su mentón terminando de pintar—. A papi le hice una de gatito y papá una de conejito.

—¿Y la de ardilla de quién es? —Kyung inquirió al ver una tercera en la esquina de la mesa.

—Si papi me dice que no puede ir, como la otra vez en el día de los Omegas, entonces le pediré al tío Sunggie que lo haga, esa se la hice a él —explicó con desinterés—. Al tío MinMin no le hice otra porque también le quedaría bonita la de papá. Ambos son como conejitos.

El peli gris se enderezó en su lugar apretando los dientes con ligereza.

¿Era normal la forma en la que su pecho se apretó, o era solo por qué sobre pensaba las cosas? La respuesta de eso ni siquiera importaba ahora. Le frustraba el hecho de que, a comparación de él, Byeol-yi parecía no necesitar de sus padres porque encontró un reemplazo en alguien más.

El Omega del Líder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora