Capítulo 4📖

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Estarías dispuesta a condenarte a un infierno por amor, aquí la pregunta es ¿amarías al diablo y poder quemarte junto a él en su infierno? Nayeli Cruz

Isabella Collins

Se dice que la vida tiene un sin fin vuelvas, un sinfín de cosas, tiene de todo, son obstáculos que van en nuestro día a día y nos frenan de todo.

Es una limitante para poder vivir tu vida como quieras y como sea, pero nos limitamos por lo que pensaran los demás.

Es como limitar lo que haces porque a x persona lo le gusto, o porque te criticaron por hacerlo, es darle el gusto a esa persona de verte mal y de no cumplir lo que deseas, porque si, le das el gusto y ellos están contento de verte mal.

Pero asi es la vida, nos hace verla de la peor manera, porque vivimos en un mundo tan machista, que por todo tiene que ir una opinión, que no debemos vestirnos como queremos, que no debemos hacer esto, que lo otro, es algo ilógico, pero como la sociedad asi es, siempre le dan la razón al machismo.

Salgo de mis pensamientos cuando Lucia murmura.

—Isa, recuérdame no volver a tomar como lo hice anoche —la miro con una sonrisa—. Siento que me va a explotar la cabeza.

—De acuerdo, iré a buscar una pastilla para el dolor, ya vuelvo.

Me dirijo al baño del pasillo para buscar el botiquín. Encuentro las pastillas, saco una y me dirijo a la cocina en busca de un vaso de agua. Ahí me encuentro a la abuela con una taza de café en la mano.

—Hola abuela —le digo con una sonrisa y ella me devuelve el saludo.

—Hola, cielito. ¿Cómo estuvo la fiesta de anoche?

—Bien, Lucy fue la única que bebió y se pasó de copas, y ahora está lidiando con una buena resaca.—Ay pobre de Lucy, le preparare un caldo para que coma.

—Gracias, eres la mejor. Te quiero —le digo abrazándola y besándole la mejilla—. Bueno, iré a darle esta pastilla antes de que diga que se quiere morir —ambas reímos por eso.

—Isabella Collins, ¡ay, mi madre! ¿Es que tú te fuiste a hacer la pastilla o qué? Me estoy muriendo, por favor, apúrate —grita Lucy y las dos volvemos a reír.

—Te lo dije, ¿no? Lucy es demasiado dramática.

—Ve y dale la pastilla, iré preparando el caldo.

Me dirijo a la habitación y entro. Lucy está tumbada en la cama boca arriba, tocándose la sien. Se gira hacia mí cuando me siente.

—Por fin, yo creí que me dejarías morir —me río por lo que dice.

—Lucy, por el amor de Dios, no seas tan dramática —me mira indignada.

—Pero ¿qué tú dices? Yo no soy dramática.

—Ajá, sí, como digas —le respondo ocultando una sonrisa.

—Buenooooo, ¿y por qué mejor no hablamos del papasito con el que estabas hablando anoche, umm? —me dice con una sonrisa y levantando las cejas.

—¿No que la cabeza te iba a explotar de dolor? —le digo con una sonrisa. Ella entreabre los ojos.

—Pues sí, me duele, pero con un buen chisme quizás se me calme —reímos a carcajadas las dos—ay, mi cabeza, no me hagas reír que me duele.

—Pero si tú eres la que nos está haciendo reír —le digo—. Pues, qué quieres que te diga —pregunto todavía con una sonrisa.

—Que me digas qué te dijo. ¿Cómo se llama? ¿Es soltero, casado, divorciado? No sé, solo dime qué carajos te dijo —vaya, quisiera tener su dolor, que con un chisme se me quite. Esta mujer es un poco chiflada, según ella el chisme le alimenta el alma.

Lazos Ilegales (+18) #1 (Nueva Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora