Capítulo 18🖤

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Hay veces que el ser humano tiene que luchar tanto por la vida, que no tenemos tiempo de vivirla.

Alek kozlov

Todo lo que ha estado ocurriendo en estos últimos meses me está afectando mucho. No encuentro suficiente información sobre lo que pas.

Con lo qué pasó con la abuela de Isa, lo cual fue un problema que afectó mucho a Isa. Además, en relación a lo de la caja, no se encontraron huellas ni ADN.

Lo que más me enoja es que alguien está desencadenando una guerra y sé que se pondrá intensa, ya que el águila muerta en la caja es una señal; representa nuestra marca, los Águilas Negras.

Pero, ¿quién se atrevería a enfrentarse al diablo? ¿Quién tendría el coraje de desafiarme e involucrarse con mi mujer? Sin importar quién sea, lo descubriré tarde o temprano.

Sin embargo, tengo claro que esto no tendrá un buen desenlace. Las palabras de la nota aún resuenan en mi mente.

"Cuando el amo habla, los plebeyos callan. Mi querido diablo, tu momento ha llegado. Tu sufrimiento será algo que disfrutaré demasiado. Atte. Tu muerte."

Pero ¿por qué enviárselo a Isabella y no a mí? Ella está en peligro con todo esto. Liam hace lo que puede investigando. Por otro lado, Dimitri también está buscando. Sea quien sea, tiene un infiltrado aquí, porque nadie vio llegar a nadie a dejar esa caja.

Lo único bueno fue que pide tortura para esos dos cretinos del viaje. Sí, los mandé a buscar. Cuando los tenían, los dirigí a una de las bodegas aquí en el sur de Brooklyn. Todavía recuerdo cómo lloraban y suplicaban por su vida, pero nadie les dijo que miraran de más a mi mujer.

Los dos individuos despreciables estaban atados a sillas, visiblemente golpeados. El mesero, claramente en una posición inferior, no podía dejar de llorar, mientras que el otro me lanzaba miradas de odio.

—Bueno, bueno, parece que tengo nuevos juguetes. Veamos por dónde empezamos —comenté, observando la mesa repleta de instrumentos de tortura—. Ummm, creo que empezaré contigo —apunté hacia el individuo que no hablaba—. Sujétenle la cabeza y hagan que saque la lengua; parece que le sobra.

El miedo estaba evidente en sus ojos, los cuales seguían cada movimiento de mi mano sosteniendo una navaja. Me acerqué a él con una sonrisa.

—¿Algún mensaje final que quieras dejar? —pregunté burlonamente.

—Vete al infierno, cabrón. Púdrete, maldito hijo de puta —respondió desafiante, lo que solo provocó que soltara una risa más fuerte.

—Oh, pero mira que estás frente al mismísimo diablo. Sería un placer llevarte a mi infierno —le espeté. Hice una señal a un hombre para que sujetara su cabeza. Le forzaron la boca y le sacaron la lengua, la cual corté sin dificultad. Él gritó y lloró de dolor, pero estaba completamente indefenso y no podía escapar. Arrojé el trozo de carne al suelo, sintiendo una satisfacción siniestra. Sabía que era un desalmado por sentirme así, pero era la forma en que me habían criado; no había marcha atrás. Miré al asustado mesero.

—Ahora te toca a ti, querido. ¿Te gustó mirar el cuerpo de mi mujer? No, mejor no respondas —comenté, consciente de que estaba siendo un bastardo al decirle eso. Pero, bueno, nadie le había advertido que no debía mirar lo que no le correspondía. —Elías, arráncale los ojos. Y tú, tráeme un vaso de coñac —ordené. La bebida llegó rápido y comenzaron a sacarle los ojos al mesero. Los gritos de dolor eran una sinfonía para mis oídos. Cuando ambos ojos estaban fuera, seguía gritando, así que saqué mi arma y le disparé.

Lazos Ilegales (+18) #1 (Nueva Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora