"La felicidad no es algo listo para usar. Es algo que construyes día a día."
Isabella Collins.
15 días después.
Decisiones, por muy absurdas que sean, odio tomar una decisión tan difícil. Es como elegir si amar o no a un personaje de un maldito libro. La vida da un montón de vueltas que no sabemos cómo tomar o cómo vivirlas. He tenido demasiadas de ellas, y a veces ni siquiera nos permite tomar una decisión.
Porque si la niña pequeña que era yo antes hubiera podido elegir si sus padres vivían o no, sería la más feliz del mundo. Pero a veces, ni tomar esas decisiones cambia el destino
Es difícil vivir en un mundo donde todo es complicado o te lo hacen complicado. Porque hoy en día vivimos en un mundo machista, donde una mujer no puede hacer nada sin ser juzgada. Si anda vestida con ropa corta, la tachan de puta. Si decide trabajar en ciertos campos, la critican. Si está delgada, le dicen que coma más. Si está gorda, la critican y le dicen que adelgace. En este mundo, ya no se puede estar bien con uno mismo, porque la gente siempre hablará de ti por lo más mínimo que hagas.
Odio tanto este mundo.
Ha pasado un mes desde lo que pasó con Alek, y he tomado una decisión. Sé a lo que me estoy enfrentando, y no me arrepiento de ello. Hoy lo llamaré para decirle que, después de un mes, estoy lista para darle mi respuesta.
Lucy está cuidando a Chester, mi pequeño bebé. Ella ama a Chester, aunque le diga "bola de pulgas".
Ale me preguntó si quería salir con ella un rato, y yo acepté. Ella no tiene culpa de todo lo que está pasando. Estamos en la tienda de telas, ya que ella quiere llevarle unas lanas a tita para que se entretenga tejiendo
En el tiempo que llevo conociendo a Alek, Alessandra y Liam se han encariñado con tita, es como su abuelita. Les juro que la cuidan mejor que a Miranda. No tan así, pero la cuidan demasiado. Alessandra contrató una enfermera para que esté con tita siempre y cuide de su medicación
—¿Qué colores llevamos? —pregunta mirando a todos lados—Me gustan estos de ahí —me señala los colores cremas.
—Sí, esos me parecen bien —contesto con una sonrisa—Pero podemos llevar unos más oscuros, quiero unos guantes y una bufanda para la época de frío, y mi abuela estará encantada de hacérmelos.
—¡Uhhh, sí! Eso me parece genial —sonríe y me mira—Entonces vamos a pagar, ya quiero ver la cara de tita con todo esto.
Ella eligió casi como diez colores cremas y otros diez oscuros. Encantada con su elección, caminamos a la caja registradora.
Pagamos y salimos de la tienda. Cuatro hombres nos acompañan, y aunque no me siento del todo cómoda con su presencia, sé que debo acostumbrarme a ellos.
Tengo que prepararme mentalmente para aceptar que a partir de hoy voy a tener que caminar así...
Salimos del centro comercial y subimos a la camioneta. Dos hombres van con nosotros, y otros dos nos siguen en otra camioneta. Me río de algo que dice Ale, y luego saco mi teléfono. Creo que es hora de hablar con Alek. Busco su número y le marco. El tono suena tres veces antes de que él conteste.
—Amor... ¿Cómo estás? —contesta Alek con alegría. Me río y escucho cómo suspira
—Hola, señor Kozlov
—¿Pasa algo? —pregunta nervioso
—No, no pasa nada, cariño. Te llamo porque quiero decirte algo —Ale me mira con una sonrisa, esperando a que diga lo que ha estado esperando desde que llamé a Alek.
—Sí, claro, dime. Sea lo que sea que decidas, lo aceptaré —su tono cambia, se vuelve más serio.
—¿Sigue en pie la propuesta de leer los libros juntos? Porque mira que me compré muchos libros y necesito un compañero —sonrío porque escucho cómo suelta un suspiro.
—¿Pero recrearemos las escenas? Si no es así, la verdad no acepto leer contigo —me sonrojo. Sé que no me está viendo, pero sus palabras tienen efecto. Joder, él siempre tendrá este efecto en mí.
—¡Alek! —lo reprendo, y él solo se ríe a través de la llamada. Finalmente contesto—No sé, puede que sí —siento que mis mejillas se calientan aún más.
—Ummm, eso me interesa. Ahora sí, prosigamos. Dime ya.
—¿Sabes que más me gustaría decirte? —le pregunto.
—No, pero dímelo, sorpréndeme. Tiendes a sorprenderme mucho, señorita lectora pervertida.
—Te amo —suelto de un solo, Alek no contesta, creo que no se lo esperaba. Ale se ríe y me mira con alegría, está atenta escuchando todo lo que digo.
—¿He escuchado bien? ¿Puedes repetirlo? —murmura Alek, parece sorprendido.
—Te amo, Alek Kozlov —le vuelvo a decir. Pero cuando Alek dice algo que no escucho bien, siento que la camioneta de atrás se estrella. Ale mira hacia atrás y su cara cambia.
—¿Qué fue eso? —pregunta Alek, y se escucha la explosión a través del teléfono.
—Esa camioneta no trabaja para nosotros —dice Alessandra seria—. Piérdanla. Acaban de matar a los de atrás.
—Cariño, ¿qué pasa? Dime algo, joder —pregunta Alek preocupado. Ale saca su arma, pero de la nada siento cómo la camioneta va perdiendo velocidad, el motor está echando humo. No, no —Isabella, contéstame, carajo. Dime qué pasa. Jones —grita al otro lado.
—Alek, envía refuerzos, nos están emboscando, carajo —grita Ale con un arma en la mano. Esto no pinta nada bien, carajo.
—Cariño, todo está bien, vale, ya voy en camino —él grita algo que no entiendo a uno de los hombres, y luego siento cómo abren las puertas y aparecen hombres vestidos de negro apuntándonos. Ale es rápida y mata a uno, y sigue apuntándoles. Los otros hombres ni se inmutan al ver morir a uno de ellos. Mierda.
Los hombres que venían con nosotras están muertos, ni siquiera sé cuándo los mataron. Mierda.
—Bajen de la camioneta ya —grita el hombre. Yo no puedo moverme, estoy paralizada. Estoy inmóvil —¡Muévete, carajo! —vuelve a gritar. Escucho la voz de Alek diciendo maldiciones a través del teléfono.
—Alek... —le digo en un susurro, es lo único que puedo articular. Un hombre agarra a Ale
—Suéltenme, malditos bastardos. No se atrevan a tocarla. Los voy a matar.
—Cállate, niña mocosa —dice uno de ellos mientras le inyecta algo a Ale.
Otro intenta hacer lo mismo conmigo, y es entonces cuando empiezo a moverme y a gritar
—Alek —grito desesperada—. Déjenme, por favor, no me toques. Alek, ¿dónde estás? —le digo con lágrimas en los ojos. No veo a Ale por ningún lado—. Ale, ¿dónde está Ale? —Intentan agarrarme, pero sigo sin dejarme—. Alek...
Vuelvo a gritar, pero es inútil. Alguien me agarra y empieza a inmovilizarme.
—Resiste, amor, resiste, ya casi llego —es lo único que escucho antes deque me inyecten algo. Siento los ojos pesados y todo el cuerpo dormido. No séqué más pasa porque me quedo dormida.
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Lazos Ilegales (+18) #1 (Nueva Edición)
Romance"No todos los mafiosos son viejos, feos y gordos. En este caso, Alek es el pecado andante. ¿Caerá Isabella en dicho infierno y se quemará en las llamas, o en todo caso, ellos crearán su propio infierno? Alek, líder de la mafia negra, es frío, sádico...