Capítulo 17📖

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No sé si me gustas por loco o si estoy loca porque me gustas, solo sé que esta locura de nosotros, se parece mucho al amor.

Isabella Collins

Han pasado casi dos meses desde el viaje y lo que pasó con la madre de Alek. Ella ya está mejor según dijo el doctor, la he ido a ver un poco seguido. Ale ha estado viniendo a mi casa, le gusta pasar tiempo con mi abuela. Ahorita vengo del supermercado después de comprar la despensa. Vengo caminando ya que no me queda tan largo, son de diez a quince minutos caminando. Cuando voy llegando a mi casa, me encuentro con un hombre vestido de negro, con lentes oscuros y gabán negro. Solo me mira y se va, esto no me gusta por lo que camino más rápido.

Cuando estoy enfrente de mi casa, veo una caja roja en la puerta. No hay nadie cerca y no tocaron el timbre porque mi abuela no ha salido a recogerla o no está. Me acerco y abro la puerta, voy a dejar las cosas que traigo para volver por la caja, la cual no trae nota ni nada. La pongo en la mesa porque es pesada, la caja es bonita, puede que Alek la haya enviado.

Con emoción la empiezo a destapar, pero lo que me encuentro no es nada bonito. Con solo verlo, me dan ganas de vomitar. Voy directo al baño del pasillo y vomito todo. Cuando estoy más calmada, busco a mi abuela, la cual no está. Busco nerviosa mi teléfono y marco el número de Alek con las manos temblorosas, el cual contesta al tercer pitido.

—Hola, Isa. ¿Qué pasó? ¿Necesitas algo? —pregunta Alek.

—Alek, necesito que vengas a mi casa —le digo con la voz entrecortada, nunca me habían enviado eso— Me dejaron algo en la puerta de mi casa con una nota adentro. No sé quién lo dejó, pero tengo miedo.

—Voy para allá, no toques nada —dicho eso, corto la llamada. Yo sigo nerviosa por todo esto, camino de aquí para allá, no me puedo sacar eso que vi de la cabeza. ¿Por qué alguien me mandaría un águila muerta con los órganos fuera y una imagen mía con una equis en la cabeza? Pasan diez minutos y escucho cómo una camioneta se estaciona enfrente. Tocan el timbre y al abrir, es Alek quien viene. Solo lo miro y me tiro a sus brazos temblando de miedo. Sollozo cuando estoy en sus brazos, porque alguien me enviaría eso si yo no me meto con nadie.

—Ya pasó, ya estoy aquí —me dice Alek dándome un beso en la frente—. Pondré a investigar quién lo hizo y ten en cuenta que pagará por esto, dolcezza.

—¿Por qué me enviarían eso, Alek? Yo no soy mala con nadie —sollozo más, con mis mejillas en su pecho—. ¿Por qué matar a un pobre animalito y poner una foto mía así? ¿Qué mal he hecho? —hablo casi en un susurro.

—No lo sé, pero solucionaremos todo esto.

—¿Llamarás a la policía? —le pregunto limpiándome la cara.

—No te preocupes por eso. Me gustaría que pases unos días conmigo en mi pent-house, mientras se investiga todo esto y las cosas se calman —me dice un poco serio. No sé qué decir, pero tengo miedo de todo esto, entonces nerviosa le digo.

—Alek, no puedo dejar aquí a mi abuela.

—Ella puede venir con nosotros, no te preocupes por ella. Solo quiero que ustedes estén bien —dice besando mi frente.

—Está bien, pero tengo que hablar con ella.

La tarde pasó entre investigaciones y Alek dando órdenes por todos lados con un genio enojado. Lo que me pareció raro fue no ver a ningún policía por aquí, solo puros hombres de traje negro. La caja se la llevaron a las dos horas de estar viendo todo. Mi abuela llegó cuando ya se habían llevado todo. Venía con Lucy, riéndose, pero se les quitó la sonrisa cuando me vio la cara y la seriedad de Alek. Las camionetas negras y los hombres vestidos de negro. Ellas se acercaron a mí, Lucy fue la primera en hablar.

Lazos Ilegales (+18) #1 (Nueva Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora