Capítulo 2.

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Juliana

Todo mi cuerpo parecía tener convulsiones y mis piernas flaqueaban amenazando con dejar de correr, pero no quería mirar atrás. Había vivido una de las experiencias más traumáticas de mi vida y mi corazón parecía querer abandonar su lugar en mi pecho. Por fin estaba frente al edificio y sólo entonces miré por encima de mi hombro para verificar si aquella furgoneta negra aún seguía aparcada a unas calles. Casi pude sentir la penetrante mirada de la mujer amenazándome desde su lugar en el interior del vehículo y entonces me apresuré empujando con todas las fuerzas que aún tenía las puertas de cristal adentrándome en el lobby del edificio.

―Buenos días, señorita Juliana, ¿está usted bien? ―Preguntó Jason examinando preocupado mi aspecto y rostro.

―S-si yo... ¿Lexa aún está aquí? ―Pregunté llevando un mechón de mi cabello tras mi oreja y notando de reojo las marcas en mis muñecas las cuales cubrí con las mangas de mi campera.

―La señorita Woods sigue aquí. ―Asintió y tan sólo me giré corriendo con prisa hasta el ascensor.

Al estar enfrente de la puerta comencé a rebuscar nerviosa entre mis bolsillos rogando para encontrar las llaves y no tener que llamar a la puerta. El sonido ligero del metal chocando entre si fue como un canto para mis oídos y deprisa inserte la llave en la cerradura con algo de dificultad. Aparentemente todo estaba en silencio así que sólo me adentré despacio cerrando la puerta tras de mí.

―No sé en dónde está, Ethan. No ha llegado a casa y estoy desesperada. ―La voz de la morena provenía de la sala.

Efectivamente mi amiga estaba de espaldas a mi mirando en dirección al ventanal mientras sostenía el teléfono contra su oreja.

―Estoy aquí. ―Murmuré sobresaltándola un poco en el acto, los ojos de Lexa se abrieron como platos y de inmediato corrió hacia mí para abrazarme fuertemente.

―¡Dios mío Juli! ¡No vuelvas a desaparecer así! ―Escondí mi rostro en su cuello buscando algo en aquel reconfortante abrazo.

¿Es Juliana? ―Escuché la voz de mi hermano al otro lado de la línea a través del parlante del aparato.

―Si está aquí, quieres... ―no la dejé terminar y le arrebaté el móvil de las manos.

―¿Ethan? ―Mi voz estaba rota a causa del estado de impacto en el que aún me encontraba.

¡¿En dónde diablos estabas Juliana?!

Ethan, necesito tu ayuda. Ahora. ―No estaba completamente segura de lo que estaba a punto de hacer, pero debía intentarlo.

...

―Muy bien. Estoy aquí, ¿me dirás que ocurrió? ―Mis ojos miraron dudosos a mi hermano quien se encontraba sentado frente a mí con ambos codos apoyados en sus rodillas prestándome atención.

―Es peligroso. Y tengo miedo. ―Esas palabras lo preocuparon al instante y me arrepentí por haberlas soltado de golpe.

―Tienes que hablar o no podré ayudarte ―insistió incitándome a hablar de lo qué pasó ―vamos Juli.

―Presencie un asesinato. ―Solté de golpe dejando sin palabras a Ethan y a Lexa que aguardaba recargada contra el umbral de la sala ―vi con mis propios ojos como asesinaban a un chico a unas cuantas cuadras de aquí.

Mi memoria revivió los recuerdos de la noche anterior y un escalofrío me recorrió la espalda al visualizar la expresión de malicia en el rostro de la mujer y la sangre alrededor del cuerpo.

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