Capítulo 6.

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Valentina

La observé atentamente mientras ella hacia una especie de torniquete alrededor de la herida con la bala aún en el interior, y me pregunté por qué demonios no estaba corriendo lejos de aquí. El pedazo de tela blanco comenzó a teñirse de rojo, pero no de una manera exagerada lo que significaba que aún conservaría los litros de sangre en el interior de mi cuerpo. Otra cicatriz a la colección. Su mirada se detuvo en los tatuajes de mi brazo, pero la desvío inmediatamente en cuanto notó que la miraba.

―¿Ahora si vas a correr? ―Pregunté recargándome contra la pared otra vez.

―Eso depende. No sé si estoy más segura aquí o allí fuera. ―Murmuró jugando con sus dedos ahora ligeramente ensangrentados.

―Aquí desde luego. A menos de que quieras tratar con otro tiroteo y un montón de idiotas borrachos. ―Me encogí de hombros maldiciendo enseguida por la punzada de dolor que me recorrió.

El sonido de mi teléfono hizo que dejásemos de mirarnos fijamente y no tarde en buscarlo en los bolsillos de mi chaqueta. El nombre de Keaton resplandecía en la pantalla y no dude en atenderlo, necesitaba sacar aquella bala que mi hombro o me traería consecuencias.

―¿Dónde jodidos te has metido? ―Preguntó entre susurros desde el otro lado en cuanto atendí la llamada.

―Sono feritadije sabiendo perfectamente que el entendería. ―Siamo nel fienile sul retro. Vieni in fretta, prima che lei possa fuggire.

Traducción: Estoy herida. En el granero de atrás. Ven rápido, antes de que ella pueda escapar.

―Entiendo. Estaré allí enseguida. ―Contestó antes de cortar la llamada.

Aún estás a tiempo de escapar. Pero te aseguro de que iré por ti dentro de poco. ―Murmuré dejando de lado en móvil.

Ella sólo se mantuvo estática a unos cuantos pasos de mi sin moverse y sin pronunciarse palabra alguna. La puerta del granero fue empujada y Keaton apareció en nuestro campo de visión seguido por Clarke, me puse de pie con algo de dificultad.

―¿Cómo demonios te alcanzó una bala? ―Preguntó el castaño y lo fulminé con la mirada.

―Estuve en medio de un tiroteo maldito idiota. ―Gruñí llevando una mano a mi hombro que aún tenía el torniquete. ―¿Revisaron el lugar?

―No hay más que hombres muertos por todas partes. Dos escaparon, pero Zed fue tras ellos. Sólo quedan algunos del equipo de Dominic, alguien lo envió en modo de advertencia. ―Dijo Clarke tomando del brazo a Juliana para hacerla caminar fuera del granero.

―¿Quién?

―Mac. ―Contestó Keaton y apreté mi mandíbula al oír aquel nombre.

―Ese hijo de puta no se rinde. Debemos hacerle entender quién es el que manda en la ciudad, es nuestro jodido monopolio. ―Tomé nuevamente mi teléfono marcando rápidamente mientras volvíamos aún en penumbras hasta la casa.

―¿Valentina? ―La voz del moreno resonó desde el otro lado.

―Más vale que hayas cogido a esos bastardos, necesitamos información y Mac una advertencia ―dije en un rugido antes de finalizar la llamada ―ahora Keaton llévala de regreso a su encierro y tú Clarke quita esta maldita bala de mi brazo.

La casa estaba vacía con botellas de alcohol, cigarrillos y bolsas con drogas regadas por todos lados. Dean y Craig se habían encargado de todo aquello, también se había desecho de todos aquellos cuerpos que había caído quedando tendidos por el lugar. Manchas de sangre y orificios en las paredes y muebles eran evidencias del tiroteo y dejaban el recuerdo. Gruñí cuando sentí la pinza de metal hurgar entre mi carne y maldije con los dientes apretados en cuanto Clarke tiró fuertemente de ellas hacia atrás sacando la bala de mi brazo.

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