Capítulo 26.

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Valentina

El sonido de la televisión en la sala llamó mi atención y dejé mis llaves en la mesita de entrada para caminar hasta dicho lugar. Mía veía las caricaturas con su pijama puesta, sus pies se balanceaban un poco en el borde del sofá de una manera tierna.

―¡Mami! ―Corrió a mí en cuanto se percató de mi presencia y la recibí en mis brazos con un cálido abrazo.

―Hey conejito. ―Besé su mejilla sacándole risitas. ―¿No deberías estar en la cama?

―Debería, pero doña testaruda se negó a dormir hasta que tu llegaras. ―Mi esposa apareció en el umbral de la cocina. Al oírla hablar mi hija escondió su rostro en mi cuello.

―Bueno ya estoy aquí. Así que te llevaré a la cama princesa ―la vi asentir con la cabeza mientras bostezaba ―luego me encargo de ti ―dije a Juliana guiñándole un ojo antes de subir las escaleras.

Mía me pidió que le contara una historia, pero se quedó profundamente dormida antes de que comenzara a leer la tercera página del libro que ella había escogido. Besé su frente y cuando estuvo bien cubierta por las mantas salí de la habitación. Un ruido proveniente del final del pasillo me dijo que Juliana ya estaba en nuestro cuarto, entre en éste cerrando la puerta tras de mí y la vi apunto de meterse bajo las cobijas.

―¿Está dormida? ―Preguntó.

―Así es. Estaba realmente cansada, ¿qué hace esa niña todo el día? ―Ella rio y yo me quité los zapatos lanzándolos a un lado.

―Jugar, comer y hablar. No descansa, está yendo de aquí para allá a cada instante en casa y en el preescolar ―aseguró mientras yo me ponía una camiseta gris y unos pantalones de algodón.

―Es una niña activa y no me sorprende conociéndote, Juls. ―Me miró haciéndose la ofendida.

―Morgan ha llamado hoy. Anna no está de acuerdo con que haga el viaje hasta aquí sola, pero ella asegura que no necesita una niñera cuando está a punto de cumplir los dieciocho. ―Fruncí caminando hasta la cama acomodando mi camiseta. ―Lo olvidaste, ¿no es así?

―Morgan estará aquí en tres días, ¡Maldición si lo olvidé! ―Gruñí mientras me metía bajo las cobijas.

―Has planeado esto junto a ella desde hace meses, me sorprende que lo olvidaras por completo. ―Murmuró Juliana y yo me acomodé de lado recargándome sobre mi codo para observarla mejor.

―Lo siento, estoy algo distraída.

―No estuviste en el estudio hoy ni ninguno de estos días ¿Verdad? ―Dijo sin un atisbo de molestia en el rostro, más bien sólo parecía estar afirmando ―Lexa me lo ha dicho. Zed no suele mentirle.

―Zed no suele mentir tanto. Si Lexa lo sabe es porque Clarke lo hace. ―Murmuré pasando una mano por mi rostro ―estamos concentrados en esto Juls, queremos que acabe pronto.

―Lo sé. También yo, por eso, no más mentiras. ―Me señaló con un dedo acusador y yo asentí atrayéndola hacia mí en un abrazo.

―No más mentiras.

...

―Hey. ―Ethan llegó junto a mí. ―¿Qué hay de Juliana sigue preocupada?

―Claro que sí. Además, todo está siendo aún más abrumador, olvidé la llegada de Morgan. ―El castaño frunció el ceño ―pasara su cumpleaños número dieciocho con nosotros.

―¿Y cómo pretendes bajarla de un avión sin que Dominic lo sepa? Sus ojos están sobre nosotros. ―Preguntó incrédulo.

―Sí, pero no específicamente sobre ti. Esperaba que me ayudaras con eso, prometiste brindar seguridad a todas las chicas.

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