Capítulo 18.

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Valentina

―La mercancía destinada a Montreal está con su nuevo propietario. No hubo policías en la zona. ―Anunció Dean y Dominic asintió complacido.

―Eso es perfecto. Estamos haciendo mucho dinero chicos y eso me mantiene más que satisfecho. Pero ahora necesito que se concentren en este hombre. ―El magnate lanzó una fotografía sobre la mesa de madera.

―¿Macario Valdés otra vez? ―Pues especial atención en cuanto Keaton soltó aquello.

―Dejaremos de hablar de él cuando ya no sea un problema, y ustedes se encargarán de eso.

―¿Quieres que lo matemos? ―Preguntó Zed desde su lugar alzando una ceja.

―No, su trabajo es conseguir que se acerque lo suficiente para que Valentina acabe con él ―lo mire estupefacta y note el desdén combinado con la maldad en su mirada. ―No será un problema ¿Verdad?

―Craig puede hacerlo. Es pan comido para tu chico, ¿no es así? ―Contraataque sin importarme una mierda las consecuencias. ―Después de todo lo has enviado a vigilarme.

―Creo que está es nuestra salida chicos, vámonos de aquí. ―Susurró Clarke tomando la mano de Keaton y dejando el despacho de la lujosa casa de Dominic seguida por los otros dos.

El sonido de la puerta al cerrarse fue casi un murmullo mientras Dominic me sostenía la mirada firmemente sin dar su brazo a torcer. Entonces soltó una rosa mientras negaba con la cabeza y caminaba hasta un pequeño bar dentro de su amplio despacho y se servía un poco de whisky. Me crucé de brazos viéndolo desafiante preparada para lo que siguiese a continuación.

―¿Crees que puedes desafiarme Valentina? ―Preguntó arqueando una ceja, ―Porque todo aquel que se ha atrevido a hacerlo está bajo tierra en este momento.

―No te tengo miedo si es lo que crees Knight. Así que deja de fastidiarme de una vez. ―Gruñí entre dientes a modo de advertencia.

―¿Y qué harás? ¿Correr hasta la mocosa esa y unirte al bando de su padre? ―Apreté los puños a mis costados. ―Te ayudé cuando no tenías absolutamente nada, te di más que a Dean quien es mi propio hijo.

―Y te lo agradezco. Pero no soy tu maldito títere Dominic.

―Estás ganándote un enemigo que no te va a gustar. ―Advirtió negando con la cabeza.

―Pues vamos a ver a quien no le gustará lo que ha encontrado ―dije antes de dejar el lugar.

―Sé de tu madre. También de tu hermano quien está aquí en Canadá, ¿no es así? ―Me detuve ante sus palabras. ―¿Cuál era su nombre?

―Aléjate de ellos, no los metas en esto.

―Oh, ¿prefieres que involucre a Juliana? ―Preguntó alzando una ceja.

―Sólo mantente alejado ―gruñí antes de darme la vuelta.

Salí de aquella casa hecha una furia y conduje por sobre el límite durante algunos minutos intentando descargar mi ira. Tomé el teléfono y marqué el número de Joseph quien no tardo más de dos tonos en coger la llamada entrante.

¿Sí?

―Prendere un volo di ritorno a Boston. ―Dije de inmediato mientras maniobraba tras el volante.

(Traducción: Toma un vuelo de regreso a Boston.)

¿De qué hablas? ―Preguntó con evidente confusión en su voz.

―Tienes que regresar con mamá Joseph, están en peligro.

Juliana

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