Capítulo 28.

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Valentina

Habían pasado cuatro días desde el altercado con el hombre en casa y podía sentir la perturbada expresión de Juliana cada que pasábamos tiempo en la sala y a decir verdad comenzaba a odiarlo. El día del cumpleaños de Morgan ya estaba presente y todos vendrían a casa para poder festejar el cumpleaños número dieciocho de mi hija mayor. Ella y Juliana habían ido de compras al centro comercial mientras yo lidiaba con Mía quien se negaba rotundamente a utilizar aquel vestido amarillo con puntos blancos que mi esposa había elegido para ella.

―Vamos cariño, si no lo utilizas ambas tendremos problemas. ―Dije mientras la observaba desde mi lugar de cuclillas junto a su cama.

―No me gusta. ―Refutó cruzándose de brazos y frunciendo el ceño. ―¿Por qué no puedo vestir algo diferente? Me gusta mi disfraz de princesa.

―Sé que te gustan tus disfraces, pero esta es una ocasión especial y mamá quiere que luzcas mucho más hermosa de lo que ya eres. ―Intenté persuadirla, pero continuó negándose a mis peticiones. ―¿Qué tal si te pones el lindo vestido y luego comemos algo de chocolate?

―¿Puedo tomar una barra completa? ―Preguntó ilusionada.

―Ya lo veremos cielo, pero ahora usa el vestido ¿Sí? ―Quise dar un brinco cuando asintió y me apresuré a vestirla antes de que pudiese cambiar de opinión.

Sólo me tomó un par de minutos, pero tarde otro tanto de hora en poner un molesto lazo en su cabello, a ella le encantaban y lucía realmente adorable pero ponerlos era muy difícil. ¿Cómo demonios Juliana conseguía hacerlo? Está claro ella es mucho más paciente que yo y tiene un don excepcional cuando se trata de Mía, pero la verdad es que no logré hacerlo antes de tirar muchas veces del cabello de la niña quien soltaba gruñidos cada vez que lo hacía.

―¿Cuándo regresará mamá? ―Preguntó mientras nos adentrábamos en la cocina.

―Dentro de poco. ―Dije sentándola sobre la mesada para después darme la vuelta en busca de lo prometido.

―¿Tendremos una fiesta por el cumpleaños de Morgan? ―Preguntó mientras comía concentrada el trozo de chocolate que le había tendido.

―Sí. Todos estarán aquí dentro de unas horas tal y como sucedió para tu fiesta y tú señorita debes permanecer sin ninguna mancha sobre tu ropa hasta entonces.

―Pero me gusta jugar. ―Frunció otra vez sus delicadas cejas y yo dejé un beso sobre su nariz.

―Y te gusta ver caricaturas. ―Concluí.

Ella pareció pensarlo por algunos segundos y luego asintió estando de acuerdo conmigo. Estuvimos platicando por unos cuantos minutos más antes de que la puerta de entrada anunciara la llegada de las otras dos mujeres de mi vida. Sólo obtuve un par de besos antes de que ambas desaparecieran otra vez escaleras arriba para prepararse. Me encargué de la casa, de la comida, de la música y de cuidar de Mía mientras ellas tenían su sesión de belleza en la segunda planta.

Todos comenzaron a llegar a casa dentro de poco y recibí a la familia con una gran sonrisa, ¿quién diría que yo lograría sonreír tanto?

―¿Dónde está el resto de tus chicas Valentina? ―Preguntó Zed quien sostenía por la cintura a Lexa, ella tenía un enorme vientre de embarazada.

―Ellas...

―¡Estamos aquí! ―Todos vieron en dirección a las escaleras al escuchar la exclamación de Morgan quien bajaba junto a Juliana.

Ambas luciendo realmente hermosas. Los halagos no tardaron en llegar dirigidos principalmente a mi hija quien no perdió oportunidad para sonreír y saludar a todo el mundo. Mi atención fue puesta en mi esposa en cuanto estuvo cerca de mí mis brazos la rodearon protectoramente y mis labios buscaron los suyos para acariciarlos. Todo iba de maravilla, y por un momento fui capaz de olvidar todo aquello en lo que estaba involucrada.

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