Capítulo 24.

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Valentina

―Quiero una historia ―susurró la pelinegra entre mis brazos mientras frotaba sus ojos pesados por el sueño.

―No creo que alcances a oírla pitufa. Tus ojos están a punto de cerrarse ―dije mientras me adentraba en su habitación y encendía la luz.

―No es cierto. ―Respondió ahogando un bostezo y yo reí ante su terquedad.

―Vamos, a la cama. ―Estiré las mantas hacia atrás y la dejé sobre la cama con delicadeza antes de arroparla muy bien. Lucía tan adorable en aquel pijama de molestos gatos azules.

―¿Dónde está mami? ―Preguntó mirándome con el ceño fruncido, pero antes de que pudiese contestar la voz de Juliana a mis espaldas llamó nuestra atención.

―Aquí ―Juliana camino hasta estar de pie junto a mí y se inclinó para besar la frente de la pequeña. ―Es hora de dormir, cielo.

―Buenas noches enana. ―Susurré besando su nariz juguetonamente sacándole la última sonrisa del día para luego dejar su habitación.

Juliana me siguió segundos después luego de asegurarse de encender la luz en la mesita de noche y depositar otro dulce beso en la mejilla de nuestra hija. Su mirada se detuvo en mí por algunos segundos antes de que caminase por el corredor hasta nuestra habitación, solté un suspiro y le seguí sin pronunciar palabra alguna hasta que ambas estuvimos refugiadas bajo las cuatro paredes de nuestro cuarto.

―Juls, respecto a lo de hoy por la tarde yo... ―comencé a decir, pero sus palabras me hicieron guardar silencio otra vez.

―Has estado ocultando todo esto por meses Valentina, ¿por cuánto más pensabas seguir haciéndolo? ―Se cruzó de brazos alzando una ceja mientras esperaba alguna respuesta de mi parte.

―No quería que te preocuparás. Ethan nos pidió ayuda con el caso porque la policía en Vancouver busca a sospechosos relacionados con Dominic. ―Pasé ambas manos por mi cabello comenzando a caminar de un lado a otro por la habitación, ―estamos en sus expedientes, seguimos siendo prófugos. Pero esto nos ayudará a ganar algo de tiempo con la policía, además de atrapar a Dominic.

―Por favor, dime que mi padre no está involucrado. ―Suplicó y yo negué de inmediato.

―Hemos sido sigilosos. Dominic reclamará su territorio y vendrá hacia nosotros para hacerlo ―comenté mirándola atentamente ―todo está bajo control. La policía está involucrada en esto.

―¿Eso debería tranquilizarme? Aún eres una prófuga de la justicia. Podrías ir a la cárcel en cualquier momento. ―Murmuró algo angustiada y acorté la distancia entre nosotras.

―No va a pasar. No voy a dejarlas si es lo que piensas, cariño. ―Tomé su rostro entre mis manos y acaricié sus mejillas con mis pulgares quitando la temeridad de sus ojos ―todo estará bien, ya lo verás. ―Besé su frente y luego atrapé sus labios en un profundo beso permitiendo que sus manos se aferrasen fuertemente a mi camiseta.

Esperaba poder estar diciendo la verdad y no estar dando falsas esperanzas. Supe desde el momento en que acepté ayudar a Ethan que estaría de regreso y metida hasta el cuello en aquel mundo que Juliana y Mía me habían hecho dejar atrás. Había estado luchando muy duro contra todo aquel mundo para mantener a mi familia totalmente al margen y esperaba poder continuar de esa manera.

Juliana

―¿Por qué no puedo tener un cachorro? ―Preguntó Mía frunciendo ligeramente el ceño mientras coloreaba sobre la isla de la cocina.

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