Cuando Taehyung conoce a un habitante de Andrómeda IV, el grupo aislado más poderoso de la galaxia y al que su padre tanto desprecia, su vida dará un giro de 180°, ¿traerá consecuencias negativas a su planeta o sólo será una aventura fugaz?
🪐Taegi
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La materia y energía oscuras constituyen el 95% del universo. El 5% restante es la materia ordinaria, de la que están hechas las estrellas, los planetas y nosotros mismos.
Allí, en la inmensidad, se encuentra B-3002-X; uno de los cuerpos celestes con mayor desarrollo tecnológico de la galaxia Andrómeda. El cual era gobernado por la dinastía Kim, quienes lucharon incansablemente por conseguir la paz entre los grupos locales, por medio de la aplicación de tratados "primordiales" que prohibían el levantamiento de armas entre los cuerpos estelares, a menos, que se atentara contra la dignidad o fuera estrictamente necesario.
Con las nuevas leyes, se logró vivir en armonía, sin embargo, no todos lo creían así.
Aquellos que no estaban de acuerdo con las leyes y las reglas eran conocidos como "grupos aislados"; los cuales buscaban la dominación de los territorios por medio del sometimiento.
El "Consejo Estelar" luchaba por salvaguardar la seguridad de los cuerpos celestes pertenecientes a la sociedad; buscaban la paz y la obtendrían a como de lugar. Ese era objetivo primordial del jefe de la generación actual de la dinastía: Kim Namjoon.
Su deber era proteger a su familia y a su gente. La familia principal era conformada por Kim Namjoon, su esposo Kim Seokjin y sus dos hijos, Jimin y Taehyung.
Taehyung era un chico rebelde, mientras que Jimin solía ser más reservado, algo que cambiaba si estaban juntos, pues dejaba salir su lado divertido o "salvaje", cómo diría su padre. Ambos disfrutaban salir a hacer expediciones por la galaxia; ir más allá de B-3002-X siempre era liberador para Taehyung, que, en ocasiones se sentía atrapado en su propio hogar.
Tarde o temprano tendría que asumir el puesto de jefe de generación, unirse al consejo estelar, casarse y criar a sus hijos para que la línea de la familia siguiera vigente. Sin embargo, no era algo que ansiara, era una responsabilidad grandísima y en ocasiones, no se sentía capaz de sobrellevarla.
Un día como muchos otros, despertó lo bastante temprano como para notar que los rayos de luz aún no tocaban B-3002-X; se levantó, tomó una ducha y se colocó algo cómodo, ese era el momento perfecto para salir a dar un paseo.
Salió de su habitación y se dirigió a la de Jimin, abrió la puerta y lo observó en su cama echo bolita entre las sábanas.
—Jimin— le susurró cerca del oído, pero fue en vano, tenía el sueño tan pesado que, si pasara una explosión del Sol 301, Jimin no lo notaría hasta que el calor abrasador arrasara con el grupo local.
—Jimin— intentó hablar un poco más fuerte y moverlo un poco. Pero parecía ser inútil; la persona frente a él tan solo se removió y balbuceó algo inentendible.
—Está bien Bella durmiente, iré yo solo— dió la vuelta y salió de la habitación, cerrando con cuidado la puerta para después dirigirse a paso lento al compartimiento de naves espaciales; ahí, buscó su inigualable C-346.
