Narrador omnipresente:
Un policía ventrexiano se servía una taza de café, hoy le tocaba vigilar a uno de sus presos, un rubio huérfano humano, algo joven pero muy desastroso, odiaba tener que quedarse a verlo, este le sonreía y él lo odiaba, odiaba el contraste de la cárcel fría y oscura con ese literalmente rayo de sol ahí dentro.
–Cuéntame el chiste para que ambos nos riamos– Dijo de mala gana, estaba harto.
–Lo siento, no quería ofenderlo oficial, es que nunca había visto un ángel, es normal que esté impresionado– Volvió a sonreír.
–Ni crea que con coqueteos va a lograr salir antes, será mejor que se duerma– Apagó las luces y continuó tomando de su taza.
El joven rubio se dignó a sólo sentarse, ya estaba oscuro así que podía dejar volar su imaginación, bajó ligeramente sus pantalones para poder sacar su miembro y empezar a masturbarse, así sin pena, sin dignidad, sin vergüenza; El oficial pronto escuchó los jadeos y rápidamente encendió las luces, llevándose una gran impresión.
–¿¡Pero qué mierda te pasa!?– Se acercó a los barrotes y los golpeó con fuerza.
El humano soltó un gemido más alto, no sabía si había gritado por el susto o por la excitación, seguramente por ambas, era claro que este tipo era un desequilibrado mental, por algo estaba en prisión.
–Lo-Lo siento pero ¡Ah!~ ¡AH!~ me-me excita tanto verlo~– Se mordió el labio y se bajó más los pantalones, metió su mano libre a su boca para lubricar sus dedos, tras eso insertó dos de sus dedos y comenzó a darse embestidas a sí mismo mientras aún se masturbaba.
El de ojos amarillentos no podía admitir que la escena le parecía algo excitante, los gemidos fuertes y agudos junto con el sonido que causaban esos dedos con su entrada y miembro, sentía como su corazón latía más rápido pero no podía, no debía, era inmoral, era ilegal, era tan... prohibido. Se dio la vuelta y regresó a su lugar, sin embargo al sentarse sintió algo raro en su entrepierna, carajo, no podría estar erecto, esto no estaba bien, nada bien, pero por alguna razón lo deseaba, cerró sus ojos, con sus manos presionó fuertemente su erección, soltó un gruñido por el dolor que le causó y tras eso escuchó nuevamente al de piel clara.
–¡A-Ah!~ Sí~ ¡Sí! ¡Gruña! ¡Gruñame así!– Sus manos se aceleraron, ya estaba por llegar.
El ventrexiano había llegado a su límite, tomó las llaves y abrió la celda, caminó con furia hacia el menor y lo tomó del cuello alzándolo como si no pesara nada, deteniendo así el que se siguiera masturbando. Lo estampó contra la pared, mostraba sus colmillos, su nariz estaba arrugada y sus ojos irradiaban en ira.
–Ni creas que te dejaré manchar el uniforme, maldita perra– Lo lanzó al piso para tirarlo y posicionarlo en cuatro, con sus esposas esposó las muñecas de este en su espalda, ahora estaba indefenso.
Le quitó los pantalones y los zapatos, con sus fuertes manos sostuvo ese trasero, separando ambos glúteos para tener una buena vista de esa rosada entrada, ya algo dilatada por la estimulación que se estaba haciendo, se contraía un par de veces, ya estaba algo brillosa por estar mojada con la saliva, el de pelaje azulado escupió directo al ano y con sus dedos empezó nuevamente a embestirlo, el de abajo al sentir la intromisión volvió a empezar a jadear y gritar, los dedos de los ventrexianos eran claramente más gruesos, le encantaba, alcanzaban su punto dulce, no aguantó mucho hasta que se corrió, sintió la piel de gallina cuando escuchó el gruñido del oficial otra vez.
–Eres un maldito cerdo– Lo cargó cual costal y lo tiró a la cama, lo desposó sólo para nuevamente esposarlo a los barrotes de la cama, ambas muñecas y tobillos atrapados impidiendo que el humano pudiera moverse, verlo tan abierto le dio al ventrexiano una mejor vista, era tan delgado, tan blanco, sus pezones tan rosas, estaba por devorarlo, ya no iba a aguantar.
Se colocó encima suyo y bajó el cierre de sus pantalones para sacar ese miembro que estaba ocultando, las pupilas del rubio se dilataron, era un pene enorme, qué suerte tuvo al haber sido encarcelado por este dios del Olimpo. Vio como tremenda anaconda se acercó a su entrada, la tocaba con sólo la punta, ya la necesitaba dentro, la quería, ¡ya la quería! Y por suerte sus súplicas fueron cumplidas cuando finalmente todo el miembro entró de una, ni siquiera le dio tiempo para acostumbrarse pues empezaron las embestidas rápidamente con todas sus fuerzas posible, dolía un poco pero le encantaba, el que lo trataran algo rudo le hacía sentirse más excitado, lo amaba, quería más.
–¡A-AH!~ ¡O-Oficiaaaaal!~– Se mordió el labio con lujuria, sentía que se correría otra vez, y por los gruñidos que soltaba el mayor, suponía que también estaba por llegar a su orgasmo.
Las embestidas golpeaban ese húmedo y estrecho interior suyo, el policía se sentía bien, mejor que nunca, jamás había tenido un sexo así, y saber que a quien se estaba cogiendo era su prisionero le agregó más sazón, no sabía que le gustaba lo prohibido. Sintió su calor corporal aumentar, no podía seguir soportándolo y finalmente liberó todo dentro del humano, este soltó un último grito de placer, sacó su miembro admirando todo el semen que caía de su entrada y luego lo miró a la cara, tan patético tratando de recuperar el aire.
Pronto lo liberó y todo a su alrededor desapareció para revelar que estaban en el virtualizador, se miraron el uno al otro y el rubio se apegó a su oficial.
–Dios, esta cámara es lo mejor que pudo habernos pasado, esto de los juegos de rol me excitan más~– Le dio un beso.
–Pues prepárate que apenas empezamos.
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↻┊ ❛ 3O días OTP ❜ ⚠️ + 18 ⚠️ ೃ 『 Garycato 』♡ .
Fiksi Penggemar❐; encontré la imagen y creí que sería la oportunidad perfecta para ofrecerle algo al lado horny del fandom . ˚₊✰ ─── ─── ─── ─── ── ♡ . ➷ cada capítulo será una historia independiente, o sea one-shots, sin embargo algunos sí estarán conectados. ➷...