Domingo

56 6 0
                                    

En cuanto tuve oportunidad, pillé el siguiente vuelo que estuviera más cercano de despegar desde Manhattan hacia la ciudad donde había pasado estos últimos años de mi vida. Necesitaba estar lo más alejada de Marceline posible en este momento, incluso se me había cruzado por la cabeza la idea de presentar una dimisión en la empresa de su padre y volver a probar suerte pidiendo una segunda oportunidad en el StarBucks.

Llamé a Mentita para que me pasara a buscar al aeropuerto en cuanto aterrizara, pero me costó ponerme en contacto ya que eran las 4am. Era el único horario en el que sabía que Marceline no iba a ser un problema para detenerme, aunque dudo que igualmente hubiera podido teniendo en cuenta el estado de ebriedad en el cual se encontraba tras regresar a nuestra habitación de hotel aquella noche.

-¿Que quieres que viaje hasta el aeropuerto para estar allá a las 5am? Señorita, si no fuera por usted...-Se puso en modo gruñón-. Aunque no lo culpaba, a esas tantas de la madrugada yo hubiera reaccionado igual o peor.

-Muchas gracias Mentita, te lo compensaré-estar varada en medio de la nada en cuanto llegara, no era una opción-. Colgué y traté de cerrar los ojos para descansar lo que me faltara de viaje hasta allá, incluso aunque el revuelo de sentimientos mezclados que sentía procedente desde mi barriga no me dejaran hacerlo al 100%. 

 Quiero decir, por una parte...Moría de ganas por volver al momento donde por fin la peli-negra y yo habíamos empezado aquello que tanto había estado deseando que sucediera entre las dos aunque en repetidas ocasiones no hubiera dejado de negármelo a mí misma...Pero por otro lado, no tenía ni las más mínimas ganas de volver a verla; Me había mentido y ocultado que se había aprovechado de mi ebrio estado para hacer cositas que yo deseaba que hubieran sucedido de otra manera en nuestra primera vez, apuesto incluso a que lo había tenido todo planeado desde que me había regalado por mi cumpleaños este estúpido viaje a Manhattan. Podría haberme detenido, pero no, ella "tan solo quería seguirme el juego". 

Maldita sea, como me hacían odiarla volver a todos aquellos pensamientos. Aunque admito que quizás no hubiera sido del todo su culpa ya que en la fiesta me dejé llevar tanto que perdí la cuenta sobre el alcohol que llevaba encima, pero aún así ella podría haber reaccionado de otra manera, una un poco más madura hacia mi inestable situación, una que cualquier amiga hubiera hecho por la otra. 

Ahora ya no importaba, ya había sucedido y estas marcas suyas en mi cuello no dejarían de recordármelo cada maldita vez que me volviera a mirar en el espejo, joder.

-Señora-una voz femenina me interrumpió de todos aquellos oscuros pensamientos que al final me privaron del poco descansado que me había quedado-Hemos aterrizado, todos los pasajeros han bajado-.

-¡Oh! Disculpe, en seguida me voy-Intenté ofrecerle mi mejor sonrisa y aceleré mi paso hacia las escaleras de salida del avión-. 

Además, había bloqueado su contacto en mi teléfono móvil...Así que tampoco iba a tener forma de rastrearme. Supongo que había sido divertido mientras había durado.

-¿Señorita?-recibí una llamada de Mentita que atendí en cuanto la escuché-Ya estoy aquí, en el Parking, la espero-. Me encontré con mi fiel chofer y lo saludé con otra agradable sonrisa al subirme en el rosado coche:

-Su primer cumpleaños sin mí, espero que lo haya podido disfrutar igualmente-sacó una leve risita-. Correspondí a su inocente comentario con otra pequeña risa pero desapareció tan rápido como volví a recordar cada maldito suceso de ese eterno fin de semana y finalmente, respondí:

-De echo, recuérdame no volver a pasar otro cumpleaños sin ti, se nota tu ausencia-intenté justificar, aunque no fuera del todo cierto-.

 Lo que quedó de camino hacia mi casa, permanecimos mayormente callados. Deseaba más que nunca llegar a mi apartamento y darme una buena ducha de agua caliente, de esas que te hacían olvidar y reparar hasta los últimos de tus peores recuerdos.

Oh si.

(...)


Tras la conversación de ayer, Bonnie no me volvió a dirigirme la palabra en todo el día, lo que se hizo bastante incómodo para ambas estando en la misma habitación, así que decidí salir a dar una vuelta para terminarme el paquete de cigarrillos que me quedaba. 

Llamé a un antiguo contacto que sabía que todavía se hospedaba en Manhattan, Ash. Sí, ese era su nombre...Y en realidad habíamos tenido un pasado un poco complicado entre ambos, pero con los ánimos por los pisos como los tenía, eso era lo último que me importaba ahora mismo.

-¿Te los piensas acabar tu sola?-Esa era su forma de pedirme un cigarrillo-. Le mostré el paquete con la tapa abierta para que él mismo se sirviera mientras yo seguía acabándome uno entre mis labios.

-¿Sabes si venden tragos por aquí?-respondí con otra pregunta mientras él se lo encendía-.

-Sí, conozco un lugar al que voy siempre con unos colegas y nos hacen descuentos-respondió tras dar su primera calada-. 

Lo seguí hasta llegar a un bar tipo Pub que además ofrecía varias mesas de billar para poder jugar.

-No está nada mal, eh-comenté, terminando mi cuarto cigarrillo seguido del día-.

-¿Nos echamos unas partidas?-.

[...]

Y así, nos pasamos lo que quedaba del día bebiendo whisky, pidiendo revanchas el uno al otro tras varias victorias y fumando hasta la última colilla de mi paquete.

Ni siquiera sabía con exactitud cuánto tiempo había pasado hasta que el dueño del bar se nos acercó para advertirnos de que en 5 minutos estaba por cerrar.

-Se ha hecho muy tarde, te acompaño hasta tu casa, nena?-la forma en la cuál lo había pronunciado delataba en su tono de voz que se había puesto tan ebrio como yo-.

-No, d-deja...Puedo llegar sola-.

-Vamos, prometo portarme bien-me ofreció una deformada sonrisa a lo "Joker" que provocaba más incomodidad que seguridad en sí-.

-Si tu lo dices...-en esas condiciones sabía que no podría discutirle mucho, así que finalmente cedí-. 

Ambos nos fuimos del bar y a mitad de camino Ash colocó uno de sus brazos por encima de mis hombros acercando nuestras distancias (demasiado para mi gusto) uno del otro.

Vale, admito que estaba colocada, pero no tanto como para permitir aquello.

-¿Pero qué haces?-lo aparté bruscamente de mi lado con un fuerte empujón-.

-¡Oye!-se quejó-.

-T-te recuerdo-intenté pronunciar-que ya no somos pareja, Ash-.

-¿Ah no?-caminó rápidamente de vuelta hacia mí para acortar la distancia hasta hacerme retroceder hacia una fría pared y acorralarme hacia esta-Pues si me has usado, yo también lo haré-Y sin permiso previo, se lanzó con rapidez hacia mis labios dando lugar a un forzado beso que intenté rechazar en cuanto lo sentí sobre mí-.

-¡Imbécil!-lo abofeteé tan fuerte como pude en cuanto me liberé de sus garras y volví a apartarlo con otro empujón pero más fuerte que el anterior-. 

Todo en cuanto pude observar en respuesta, fue otra de sus deformadas y siniestras sonrisas.

Aquella fue, me prometí, la última vez que lo fuera a volver a ver. 

[...]

Entonces, me desperté de golpe. Sudando y recordando lo que había pasado hace un par de horas atrás, con mi ex. Qué asco. 

Miré hacia el reloj; 5:30 am. Entonces, miré hacia mi izquierda, en busca de Bonnie. La rapidez con la cual empezó a latir mi corazón al ver que aquel lado de mi cama estaba vacío y que, evidentemente no estaba, es indescriptible. Empecé a palpar con desesperación aquel hueco con mis manos gritando su nombre para confirmar que todavía no seguía soñando ni se trataba de alguna especie de pesadilla nocturna. Pero no, era demasiado real.

Bonnie se había ido. 

Starbucks Coffe © #BubblineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora