Viernes/Sábado

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¿Qué somos? Tenía una respuesta para todo , menos para eso. Enfrentarme a una pregunta tan compleja y al mismo tiempo tan simple... No era tarea fácil. Pero una parte de mí sabía exactamente lo que éramos. Sabía que , aunque últimamente no hubiéramos pasado por nuestros mejores momentos, lo que sentía por ella era lo más real y auténtico que jamás podría haber sentido por alguien más. Me limité a tomar aire para intentar calmar la rapidez con la que nuevamente mi pecho se había acelerado sin permiso alguno y me acerqué a Bonnie lo suficiente como para quedar a un par de centímetros de distancia la una de la otra:

-No sé si le puede dar un nombre a lo que somos-me aventuré a tomar un mechón de su cabello-Pero lo que sí sé, Bonnie...-me frené, sintiendo como mis latidos volvían a acelerarse involuntariamente, antes de confesar-Es que desde que te vi por primera vez en ese Starbucks... Solo tengo ojos para ti-. Pude notar como un leve sonrojo y media sonrisa afloraron por su rostro, aunque quisiera evitarlo.

-Eres preciosa-continué, devolviéndole la sonrisa-Por fuera y por dentro... Y quien diga lo contrario, está ciego-soltó una pequeña risa a la cual correspondí-. Bajé mi mano de su cabello para poder rosar y tomar la suya... Estaba sudada. 

Entonces, concluí:

-Lo que quiero decir , es que...-me frené por un segundo para intentar encontrar las palabras adecuadas, pero eso nunca se me había dado bien, así que fui directa al grano-Bonnie, estoy enamorada de ti-posé mi mirada directamente en la de ella, intentando encontrar mutualidad en mis palabras-Y si quieres que le pongamos un nombre a esto... Entonces, ¿Quieres ser mi novia?-.

(...)

Quería decirle que "Sí" en todos los idiomas posibles. Quería saltar de alegría y finalmente celebrar todo lo que había estado reprimiendo hasta ahora por ella. Quería besarla ahí mismo y luego hacerle el amor como nunca antes nadie se lo hubiera hecho.

Quería.

Pero en lugar de hacer todo eso, con la mano que ella todavía me estaba sujetando, me atreví a llevarla hasta la altura de la entrada de mi pantalón para poder adentrarla por abajo de éste.

Marceline me ofreció una expresión que denotaba que hacer aquello era lo que menos se hubiera esperado en respuesta. Sonreí con malicia.

-Quiero ser tuya-hablé tras un par de segundos en silencio después entre ambas-Una y otra y otra vez... -me detuve, para quitar su mano de mi entrepierna y guiarla ahora hasta sus labios, donde le ordené indirectamente con la mirada que la lamiese, antes de agregar, mientras la veía hacer aquello-Y si, quiero ser tu novia-.


(...)  Sábado.


Al despertar junto a ella a la mañana siguiente, era indescriptible la sensación que sentía tras haberla hecho mía toda la noche como ella me había pedido... Como novias, esta vez.

Tras haber confesado mi amor por ella, volver a besar cada parte de su cuerpo se sentía diferente. Ya no era solo un deseo sexual, era mucho más. Sentir sus caricias y cada rose entre nosotras se había vuelto algo mágico que iba más allá de la primera vez que nos habíamos acostado juntas.

Se había vuelto algo... Hermoso.

*Flashback*

-Llévame a tu habitación-le pedí con urgencia tras lamer mis dedos llenos de su manjar de los dioses-. Por suerte , su "emergencia femenina" ya no era problema... Para ninguna.

Volvió a tomar mi mano "traviesa" y me llevó caminando directo hacia donde le había pedido. Al llegar, volvió a ofrecerme esa sonrisa maliciosa suya y se dejó caer sentada en su cama.

-Si tan enamorada estás...Demuéstramelo-fueron sus palabras, en un tono tan seductor que no pude resistir abalanzarme sobre ella ni un solo segundo más, en un primer beso que tan solo era el comienzo de todos los que faltaban por darnos-.

Nuestras camisetas no tardaron en volar por toda la habitación. 

Bonnie comenzó a soltar gemidos cuando desvié mis besos hacia su cuello mientras le desabrochaba el sujetador. Tan rápido como lo quité, volví a desviar mis besos hasta sus pechos esta vez, disfrutando cada uno de ellos como si fuera la primera vez que lo hacía. 

Los gemidos de mi novia no hacían más que enloquecerme.

En cuanto me sentí lo suficientemente satisfecha con su torso, volví a subir mi rostro para colisionar nuestros labios con pasión, sonreírle y llevar mis manos hasta su cadera para ayudarla a quitarse el pantalón.

-Vaya... ¿Tan hambrienta estabas?-comentó, juguetona, mordiéndose el labio-.

-No sabes cuánto, cariño-le di un pico a su muslo tras hacerlo quedar desnudo y acto seguido me dediqué a concentrarme únicamente en su entrepierna-.

-Qué aproveche-sonrió junto a una pequeña risa que rápidamente se empezó a trasformar en otro gemido al acariciar con mis dedos, bajo sus bragas, su parte íntima-.

-Oh...-me detuve al comprobar lo mojada que estaba-Dime, Bonnie... ¿Qué parte es la que te excita más, mis besos o hacer míos tus pechos?-sonreí tan maliciosamente como ella había hecho conmigo antes-. Gimió en respuesta. 

Entonces, seguí acariciando hasta llenar por completo mis dedos de su manjar , y esta vez llevé mi mano hasta su boca para que fuera ella quien probara  de su propio elixir mágico recién elaborado.

-Rico, ¿Verdad?-mantuve la sonrisa maliciosa-. Tras llenar mis dedos con su saliva, se levantó un poco para poder besarme y volver a tomar mi mano para hacerla bajar hasta por donde me había quedado: Debajo de sus bragas.

-No te detengas-me susurró y con gusto acaté sus órdenes-. Le quité por completo lo que le faltaba de su ropa interior y acto seguido intercambié mis dedos por mi lengua, la cual provocó otro gemido más agudo en mi novia. Sonreí y continué.

Al rato , al notarla casi empapada, volví a acercar uno de mis dedos pero esta vez para introducirlo. Comencé a "penetrarla" y ella tan solo gemía y gemía más en respuesta. 

Mientras me mantuve así, subí mis labios hasta sus pechos los cuales no dejaban de rebotar de un lado para otro. Lamerlos en ese estado se me hizo un poco más complicado, pero no me detuvo en mi tarea por saborearlos una segunda vez.

Un par de minutos después, comenzó a gemir mi nombre entre los labios de su boca...

-M-Marc...y-intentó pronunciarlo-E-estoy a pun...to de-. No pudo terminar la frase, tampoco hizo falta.

Aceleré mi ritmo lo más que pude y unos segundos después acabó junto a un grito-gemido que no pudo contener por más tiempo. Ante aquello, empecé a dedicarme a probar lentamente los dedos que se me habían impregnado con su más exquisito manjar. Y a continuación, lo rosé con una última lamida. Me relamí los labios, intentando saborear hasta su última gota, antes de finalmente acercarme cara a cara hasta ella para dedicarle otra sonrisa y poder decirle:

-Te quiero, Bonnie-. Ella me devolvió la sonrisa y terminó de acortar nuestras distancias para fundirnos en un beso que me hizo enamorar un poquito más de ella.

-Y yo a ti, mi Marcy-susurró entre nuestros labios tras separarlos unos milímetros-. 

Pero no tardaron mucho en volver a unirse para formar un segundo beso, y un tercero que pedía un cuarto y luego un quinto y un sexto y...

*Fin del Flashback*

-Vaya, ¿Quién es la madrugona ahora?-la pelirosa me sacó repentinamente de mis pensamientos y recuerdos de ayer por la noche, con su primer comentario del día-.


Starbucks Coffe © #BubblineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora