Viernes

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Como primer paso hacia el nuevo día que se avecinaba por mi cumpleaños, Marceline y yo quedamos temprano en el aeropuerto de nuestra ciudad. Según ella, su padre nos había dado permiso a ambas para tomarnos el último día laboral de la semana libre. Lo que yo no sabía o habría pasado por alto cuando lo planearon y a lo que se habían referido es que el viaje incluía tomarnos el resto del fin de semana juntas.

-¡Qué?!-salté en medio del aeropuerto en cuanto me enteré de aquello con una simple y pequeña maleta entre mis manos que tan solo llevaba dentro mi pijama y mi cepillo de dientes-¡Creía que tan solo sería una noche!-.

-Shh, shh, shh...¿Quiéres que nos echen o qué?-susurraba gritando la peli-negra a modo de respuesta colocando uno de sus dedos índices sobre sus labios-.

-¡Pero...!-intenté replicar, indignada por encontrarme en medio de una situación de la que ya no podía escapar-.

-Nada de "peros", vamos-sus intenciones por intentar calmarme solo conseguían ponerme más nerviosa de lo que ya estaba-Son solo tres días fuera de la ciudad...-hizo una breve pausa, lo que solo provocó alimentar mis nervios una vez más-¿Qué podría salir mal?-.

-¡Todo!-bufé con un sonoro resoplido de angustia que terminó causando que casi medio aeropuerto se girara a mirar el drama que estaba montando-. Marceline, dirigiendo una pequeña sonrisa de inocencia a nuestro "público" para indicarles que todo estaba bien, se limitó a apoyar sus manos sobre mis hombros para intentar hacernos caminar hacia un lugar más discreto. Sin ánimos de forcejear, accedí dejándome arrastrar junto a ella hasta que finalmente nos detuvimos y me susurró cerca del oído:

-¿Se puede saber de qué tienes miedo?-. Incrédula ante su pregunta, sus palabras volvieron a dejarme de piedra una vez más mientras intentaba ignorar el reciente escalofrío que me había producido el sonido de su voz tan cerca de mi oído.

-¡¿Miedo?!-me defendí en un tono de indignación mientras me giraba para desafiarla con la mirada frente a frente tal y como la última vez sucedió en los lavabos de la empresa-No es miedo, es solo que...-me detuve para desviar mi mirada hacia otro lado y evitar sonrojarme mientras pensaba qué decir en mis próximas palabras-Siempre terminas saliendote con la tuya y yo...-pero casi por un impulso de acción/reacción terminé devolviendo mi mirada hacia la suya-Me haces quedar como una tonta-.

-¿Cómo una ton...Bonnie, ¿De qué hablas?-se interrumpió a sí misma antes de continuar-Yo nunca te haría quedar como una tonta-respondió con firmeza luego de ofrecerme una mirada un tanto confusa por lo que oía-Tan solo pensé que...Te gustaría-terminó diciendo con algo de pena dirigiendo su mirada hacia el suelo-Quiero decir, es tu cumpleaños y...-volvió a clavar su mirada en la mía luego de levantarla para observar a algunos aviones que ya se encontraban despegando tras el cristal que teníamos a nuestro lado-Sería genial que al final del día pudiera conseguir que terminaras diciendo: "Wow, este ha sido el mejor puto cumpleaños que he tenido en mucho tiempo"-finalizó intentando imitar mi voz mientras reía conmigo al haberme sacado una pequeña risa al decir aquello-.

-Vale, me has convencido-terminé respondiendo con una agradable sonrisa que me dejó nuestra reciente y pequeña risa juntos-A Manhattan por tres días-.

-¡A Manhattan por tres días!-repitió conmigo con la misma alegría mientras entrecruzaba en jarra uno de sus brazos contra el mío en otro tono divertido que consiguió sacarme otra pequeña pero agradable sonrisa más-. 

Después de todo, si no fuera por ella no hubiera tenido a nadie más que a Mentita para celebrarlo como siempre había sido tradición desde años anteriores, así que...No me podía quejar. 

(...)

Tener a Bonnie conmigo solo por tres días sería algo que jamás podría olvidar. Yo, ella y los "pequeños temerarios" (nombre de la banda que iríamos a ver esta noche); Casi parecía un sueño hecho realidad. La mejor parte es que mi padre ya nos había reservado una habitación para ambas en un espacioso y lujoso hotel de cinco estrellas. 

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