Como otra mañana cualquiera, me dispuse a caminar hacia la cafetería donde solía adquirir mi desayuno temprano antes de dirigirme hacia el trabajo. Esperaba esperanzada que me volviera a atender la misma chica de siempre. Tenía pensado pedir disculpas por lo de ayer.
-Buenos días-le ofrecí mi mejor sonrisa-.
-Buenos días, ¿lo mismo de siempre?-me preguntó tan ajetreada como siempre-.
-Sí, por favor-me limité a responder intentando mantener mi sonrisa-. Esta vez, decidí no volver a hablar sino hasta que se diera la vuelta con el café entre sus manos. No quería que el incidente de ayer se volviera a repetir y menos para ella.
El único sonido entre ambas fue el del barullo de toda la gente que solía quedarse a comer allí hasta que al fin me volvió a mirar:
-Aquí tienes, tu capuch-...-.
-Perdón por lo de ayer-me apresuré a decir interrumpiendo su frase antes de que pudiera dar paso a otro cliente más-. Ella volvió a reaccionar del mismo modo que ayer, quedándose tensa y vacilando por unos pocos segundos desviando su mirada hacia un lado y a otro antes de volver a apoyarla en la mía para, finalmente, responder:
-¿Intentas ligar conmigo?-. Su inesperada pregunta me incomodó tanto que al pillarme por sorpresa provocó que intercambiáramos roles y fuera yo quien se quedara tensa esta vez, sin poder evitar ocultar mi repentino sonrojo:
-¿Qué?¡No!-me defendí, sin percatarme de que había levantado mi tono de voz sin querer y llamando la atención de varios, aunque no me hubiera dado cuenta de ello en aquel momento-Tan solo quería pedir disculpas por lo de...-me detuve aún más sonrojada cuando apoyé mis manos en el capuchino recién preparado y toqué las de ella mientras nos mirábamos al mismo tiempo-L-Lo siento-me disculpé casi en un susurro apartando mis manos del café-. Ella no volvió a responder, tan solo quitó sus manos tan rápido como yo lo hice y luego se dio media vuelta, aunque no hubiera entendido del todo para qué ni porqué. Sin embargo, comprendí que quizá fuera el momento oportuno para volver a coger el café y largarme de allí lo antes posible.
-Lo siento-volví a disculparme pero esta vez con la persona que tenía detrás mía cuando sin querer la golpeé con mi hombro al irme con tanta prisa-.
Caminé hacia el subterráneo con tanta velocidad como si me hubiera estado persiguiendo alguien. Aquella vez, aunque siguiera con el café entre mis manos, no lo bebí. Me limité a arrojarlo en el primer contenedor que me encontré en cuanto me bajé del subte luego de que recorriera sus primeras cinco estaciones y empezara a caminar a paso firme y con furia las calles que me faltaban para llegar hasta mi trabajo mientras, compulsivamente, me encendía un cigarrillo.
Por suerte, hoy tan solo trabajaría la mitad de las horas que me tocaba trabajar en días laborales de la semana.
(...)
Si creía que ayer había sido un día eterno, hoy se había vuelto completamente insoportable. Pasar vergüenza delante de todos mis clientes y rodeada de mis compañeros de trabajo no había sido precisamente bonito.
Aquella chica, ella...¿Qué pretendía conmigo? ¿Porqué me había hablado? ¿Y porqué su tacto contra el mío nos había incomodado tanto? Sentir su palma contra la mía me había puesto todos los pelos de punta. Pero, ¿porqué? No lo sabía. ¿Acaso realmente estaría intentando ligar conmigo? Quizá tendría que ser yo quien pidiera disculpas esta vez...Después de todo, estar tan ajetreada había provocado que no me hubiera percatado de ello, ni siquiera de sus intenciones conmigo.
Estaba decidido, mañana...Quiero decir, el lunes a primera hora sería yo quien me disculpara con ella. Pero antes, necesitaba darme una buena ducha de agua caliente y un descanso. Una sonrisa de alivio apareció por mi rostro en cuanto salí del trabajo y divisé a mi chófer a lo lejos esperándome frente a mí al otro lado de la calle.
-Hoy la noto de mejor humor, señorita-me dedicó una amplia sonrisa por el retrovisor del coche mientras conducía-.
-Gracias, Mentita-le devolví la sonrisa volviendo a perder mi mirada hacia las vistas que ofrecían los cristales de las ventanas-.
-¿Alguna novedad?-preguntó en un tono de curiosidad luego de un par de minutos en silencio-. Volví a recordar a la chica de pelo largo y negro cuando lo preguntó y a lo que había sucedido con ella esta mañana, pero su imagen en mi cabeza se borró tan rápido como respondí:
-Ninguna-mentí sin desviar mi mirada de la ventana-. Mentita sonrió y siguió conduciendo en silencio hasta que volvimos a llegar hasta mi departamento una vez más.
Por suerte, mañana domingo no tendría que ir a trabajar.
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Starbucks Coffe © #Bubbline
Fiksi RemajaMe dirigía hacia Starbucks como hacía cada mañana para pedir una taza de café con mi nombre. Normalmente, no tenía tiempo para quedarme a tomarlo allí mismo, por lo que solía encargarlo para llevar. Sin embargo, la chica que me atendía, casualmente...