Miércoles

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Miércoles 2.0

La pregunta que me hizo Marceline antes de que ingresara a la sala junto al médico, se me quedó dando vueltas en la cabeza como si hubiera entrado en alguna especie de trance o de círculo vicioso sin salida.

Porque si biológicamente fuera posible... ¿A qué se refería con "qué hubiera pasado si el test hubiera sido nuestro"?

Si se trataba de algún tipo de indirecta, me estaba costando poder descifrarla.

-¿Tu eres la pareja de la paciente?-Me distrajo una voz masculina de una forma tan abrupta que apenas fui capaz de reconocer su tono de voz-.

-S-Sí, sí-Afirmé casi de forma automática, hasta que llevé mi mirada hasta su rostro y un escalofrío de punta a punta me recorrió todo el cuerpo-. ¿Acaso se trataba de...?

-¿Ri-ricar...?-No pude llegar a decir su nombre al completo entre mis labios-. La piel se me erizó.

-¿Ricardo, quieres decir?-terminó de decir por mí-. 

A estas alturas, si no fuera por la promesa que le había hecho a Marceline y por el simple hecho de que me encontrara en una clínica, ya le hubiera encestado con mi bolso y me hubiera ido para tener ese careto lo más lejos de mí posible.

-Aléjate de mí-Me limité a advertirle, con el pulso sobre mi pecho, a mil-. Sin embargo, su reacción no fue lo que esperaba.

-¿Alejarme...? Señorita, necesito que se calme y que por orden del médico, haga el favor de acompañarme para tomarle unos datos a usted y de su pareja-. 

Me quedé perpleja observándolo (como si lo estuviera analizando) de arriba a abajo, confusa y desconfiada, como si se tratara de algún tipo de juego en el que hubiera entrado y no había caído. 

O como si fuera un completo desconocido.

Pero era difícil imaginarlo como tal teniendo en cuenta que había faltado poco para que se convierta en mi casi violador y hubiera sido yo quien estuviera ocupando el lugar de mi novia en este preciso momento. 

-Deja de bro-bromear y da un paso atrás-Le sugerí, en un tono de pocos amigos-. Pero la expresión que me devolvió era una en la que no parecía que estuviera entendiendo la situación.

¿Acaso había perdido realmente la memoria?

-¿No...No te acuerdas de mí?-Pregunté en el mismo tono que hubiera usado si me encontrara sola y perdida en medio de la nada-.

Confusión y desconfianza eran las únicas emociones que mi cabeza se encontraba procesando frente a la figura que pensé que no volvería a cruzarme desde aquel incidente en los baños de la empresa del padre de Marceline.

-¿Acordarme?-Parecía tan extrañado y perdido como yo-Disculpe, pero ¿De qué debería de acordarme?-. 

Entonces, para asegurarme de que no me estuviera engañando, alcé hasta medio camino una de mis manos para hacerle una pequeña señal en símbolo de que me esperara, antes de agregar:

-Dame un momento-Y acto seguido, caminé en dirección a la puerta de entrada/salida de la clínica, donde la atravesé alejándome apenas unos pocos metros, para poder marcar desde mi teléfono al padre de Marceline-. 

Si había alguien que supiera lo que había pasado con Ricardo desde entonces, era él.

-Noche-Empresferas S.A., ¿Dígame?-Atendió al primer tono de llamada-.

-¡Señor Abadeer! Quiero decir...Hu-Hunson-Me ruboricé, recordando su más reciente petición-.

-¡Bonnibel! Qué sorpresa, hoy tanto mi hija como tú no habéis venido a la empresa...¿Está todo bien?-. Su pregunta me pilló totalmente desprevenida. 

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