Epílogo

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Un tiempo después.


-¡Simon! Deja eso dónde está, ¡Lo vas a tirar!-Exclamó Bonnie mientras la veía correr hacia nuestro pequeño hijo-.

Ni siquiera habían pasado las 10 de la mañana y ya se encontraba haciendo de las suyas.

Era un terremoto, pero lo adoraba. Y Bonnie también.

Ambas nos habíamos mudado a mi casa tras la adopción de Simón ya que era más espaciosa que su habitual apartamento como para poder hacernos cargo de él.

La mejor parte es que, casualmente, sus rasgos físicos y apariencia exterior eran casi tan parecidos a la de nosotras dos como si alguna lo hubiera parido; Como un ejemplo vivo de cómo hubiera sido nuestro hijo biológico si genéticamente entre mujeres fuera posible; Como si el pequeño nos hubiera estado esperando a Bonnie y a mí antes de que otra pareja se nos adelantara.

Fácilmente podríamos habérnoslo llevado sin que nadie se diera cuenta de que teníamos papeles de adopción.

Y me encantaba eso.

-Bonnie, ¿Puedes con él?-Intenté asegurarme tras observar la escena de antes-Voy a fumarme un cigarro, no me tardo-.

-Va-Vale, cariño-Se esforzó en pronunciar mientras seguía correteando tras él-.


Como decía, adorables.

(...)

Desde que Simón había llegado a nuestro hogar, mi único verdadero descanso era cuando Marceline y yo...Nos íbamos a dormir.

No, ya no había lugar para la acción lésbica.

Y eso si es que Simón no se ponía a llorar en mitad de la noche...

Todo el cansancio que se podía llegar a acumular durante el día, solo me pedía una sola cosa a cambio: Dormir.

Si, podía llegar a ser realmente agotador, pero no volvería atrás ni una sola vez desde el día en el que Marceline y yo nos habíamos podido llevar a Simón a nuestra casa.

La felicidad había sido indescriptible... Y apuesto a que lo seguiría siendo por muchos más años.

-¿Has conseguido atraparlo?-Me preguntó mi novia saliendo del balcón con una colilla entre sus dedos-.

-Pues sí, y ahora toca la hora del baño, ¿Verdad Simón?-Le dibujé una sonrisa de oreja a oreja mientras su expresión cambiaba a una de desaprobación-.

-¡Jo!-Se quejó, cruzándose de brazos-. O por lo menos, lo había intentado, ya que todavía seguía tomándolo de uno de ellos.

-Vamos, que mamá Bonnie te dejará tan limpio como una...-.

-Y mamá Marcy nos ayudará-La interrumpí, manteniendo la sonrisa y posando una mirada de "rivalidad" en ella-.

(...)

Tengo que admitirlo, me había tomado por sorpresa; Ambas solíamos repartirnos las tareas de Simón o hacerlas juntas, pero esta vez le tocaba ocuparse solo a Bonnie.

Más tarde se lo devolvería.

[...]

Al caer la noche, luego de acostar a Simón y asegurarnos de que se hubiera dormido, Bonnie y yo nos fuimos a la cama.

Ella se limitó a acurrucarse y taparse con las sábanas como un matrimonio aburrido haría. Bueno, y desde la llegada de Simón.

-Buenas noches, cariño-Comentó tras acomodarse del todo-.

-Buenas noches, descansa-Le devolví-.

"Si es que puedes..." Pensé con malicia; Mi plan consistía en intentar hacerla mía mientras ella "dormía".

Cansada o no, era la venganza perfecta, pues además ya llevábamos un largo rato sin poder hacerlo... Y quería a toda costa volver a sentir su tacto contra el mío una vez más.

En cuanto dejé pasar de 5 a 10 minutos, y Bonnie ya se encontraba medio sobada, comencé a bajar lentamente una de mis manos hacia su vientre... Y acto seguido, hasta su entrepierna. Ella estaba de espaldas a mí y yo la estaba "abrazando" por detrás.

Al detener mi mano hasta ahí, despacio empecé a guiarla bajo el pantalón que tenía por pijama y al sentir como alcancé a rozar sus bragas, mis dedos recorrían de forma circular aquella zona.

Un par de segundos después y sin poder contenerme por mucho más, atravesé sus bragas.

Se sentía tan...Húmedo y mojado. A pesar de su "cansancio".

Luego, me atreví a subir otro nivel y comencé a meterle uno de mis dedos... Entonces, oí su voz.

-¿M-Marcy...? ¿Qué...Qué estás haciendo?-Me susurró-. Acerqué mis labios hasta su oído más cercano y le devolví el susurro:

-Follarte-.

(...)

Marceline sabía lo agotada que quedaba siempre tras un día completo con Simón. Los domingos ya no existían.

¿Acaso a  ella no la dejaban igual de exhausta? Aunque, por otra parte, es cierto que nos habíamos estado conteniendo desde que comenzamos a criar a Simón...

Aún así, seguía prefiriendo ahorrar energías para el día siguiente y poder darle mi 100%.

-Mar...celine-Aunque no podía negar que su dedo dentro de mi se sentía tan bien...-N-no es el momen...-Un gemido inesperado que salió de mis labios terminó la frase por mí-.

Esta lucha interna entre querer cumplir mis responsabilidades o dejarme llevar por el juego en el que me estaba metiendo Marceline... Me ganaba por momentos.

-¿Segura...?-Sentí como detuvo la magia que me había empezado a hacer ahí abajo para subir ese dedo travieso suyo hasta mis labios y hacérmelo saborear ahí mismo-Dime que no está rico y pararé-.

Maldita sea... A veces odiaba que conociera a la perfección mis puntos débiles.

Y eso era lo que más coraje pero más me gustaba de ella, al mismo tiempo.

Entonces, decidí darme una vuelta de 180 grados para quedar cara a cara frente a mi novia y poder decirle con la mirada:

-N-...No pares-. Marceline me devolvió esa sonrisa suya de "victoria" que en el fondo tanto me enamoraba cada vez que me la dedicaba.

-Como mi princesa ordene-Respondió manteniendo su expresión mientras volvía a llevar una de sus manos hasta mi (ya bastante mojada) entrepierna-.

Adoraba cuando me llamaba "Princesa"... Era tan cute y bonito por su par...

-Aaaoh-Otro gemido me detuvo de mis propios pensamientos-.

-Joder, Bonnie...¿Sabías que tus gemidos me excitan tanto que podría tener un orgasmo con solo escucharte?-Me susurró una vez más, tan cerca del oído que no pude evitar sentir un escalofrió recorriendo por toda mi espina dorsal-.

Solté otro gemido en respuesta...

Tan solo deseaba y esperaba que Simón no fuera a convertirse en nuestro testigo de los más sucios y pervertidos actos que mi novia y yo nos encontrábamos haciendo... Argh.

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