Era 1 de Junio, apenas quedaban 6 días para su cumpleaños y mejor aún, 22 días para poder alcanzar la libertad.
Se quedó tumbada con la mirada clavada al techo, esperando que el tiempo corriera, deseando recibir al verano.
Ya había hecho un montón de planes. Bajaría a diario a la playa junto con los demás, no estaba al lado de su casa, pero merecía la pena coger el bus para pasarse el día tostándose mientras disfrutaba del sonido del mar.
También tenía pensado irse a pasar unos días a Gandía junto con Sandra y el resto de su familia, quiénes la habían invitado a pasar unos días con ellos en su casa de la playa.
Los pasos por el pasillo le hicieron estremecerse, y al sentir la puerta abrirse dio un salto. Estaba en ropa interior y no le gustaba que nadie, ni tan siquiera su madre la viese así, que viese la grasa que daba forma a su asqueroso cuerpo, si a ella no le agradaba, al resto ni por asomo.
- ¿Cuántas veces te he dicho que llames antes de entrar?
- Date prisa o vas a llegar tarde.
- Me da igual.
- A mí no me da igual, así que vístete que entras en 10 minutos.
- ¡Ya sé a la hora que entro, no tienes que recordármelo!
- ¿Y a qué esperas?
- A que te vayas.
Quince minutos más tarde se encontraba en la calle, con la mochila echada a la espalda y andando en dirección al instituto, no porque fuera a acudir a clase, sino porque su madre le estaba vigilando desde la terraza.
Anduvo con calma, no tenía prisa alguna en llegar a casa de Sandra, con la que había quedado para pasar la mañana.
Era más que evidente que después de haberse saltado la mitad del curso, y habiendo suspendido la gran mayoría de los exámenes, ni un milagro le iba a salvar de repetir curso, por lo que faltar una vez más...no iba a cambiar mucho las cosas.
Justo cuando estaba llegando al portal se encontró a Andrea y a Lucía. Ambas se dirigieron hacia la muchacha quién desvió la mirada e intentó desviarse de su camino, pero ellas reaccionaron con más rapidez y la acorralaron contra la pared.
- ¿Llevas prisa Ash?
- Déjame pasar.
- Mira Lucía, parece que la foca habla y encima da órdenes.
- ¡Que me dejes pasar!
- Y dale...
Y dándole un pequeño empujón, Ashley sacó de su camino a Andrea, abriéndose paso.
Andrea tras levantarse del suelo echó a correr detrás de la que un día fue como su hermana, la cogió de la camiseta y la detuvo en seco.
- ¿Dónde crees que vas? ¿Quién te crees tú para tocarme? ¿Cómo te atreves?
- Ten cuidado Andrea, a ver si te va a contagiar la rabia, la perra ésta.
- Ahora por tu culpa voy a tener que volver a ducharme si no quiero infectarme. ¡Y todo por tu culpa, niñata!
- Venga, Andrea vámonos que llegamos tarde.
Y tras darle un puñetazo en la cara, Andrea cogió sus cosas y junto con Lucía se fueron acelerando el paso.
Le invadieron las ganas de llorar, le dolía la cara, en especial la parte próxima al ojo derecho. Estaba a cinco pasos del portal de su amiga pero tardó unos diez minutos en alcanzar el telefonillo. El golpe le había dejado aturdida, mareada.
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El Juego Del Ahorcado
Teen FictionY de la noche a la mañana todo cambia, todo lo que tenías se esfuma, y tú dejas de ser. Sientes como tu vida se te escapa de las manos y no puedes hacer nada para remediarlo, sientes como a medida que el tiempo corre, te descompones y con cada respi...