Rumores

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Ya hacía cerca de un año desde la última vez que habló con ellas, ya había pasado un año desde esas lágrimas que tenían la mala costumbre de visitarla cada noche. Y a pesar de haber pasado tanto tiempo, el dolor seguía existiendo.

Todas seguían viviendo en el mismo sitio, mismo barrio, mismos portales, mismos pisos, mismas casas, por lo que se las cruzaba varias veces.

Cada vez que las veía a lo lejos solía desviarse de su camino y cambiar de dirección, las esquivaba. No quería verlas, siempre que por desgracia no le daba tiempo a desviarse y se las encontraba de frente, la incomodaban con comentarios por lo bajo y miradas.

Pero lo peor no era solo los pequeños desprecios por parte de ellas.

Desde que las cuatro le dieron de lado, también empezaron a lanzar falsos rumores sobre ella, rumores que, aun siendo mentira, nadie se molestaba en preguntar si eran verdad, si no que se creían todo lo que veían y oían, haciéndole un poco más imposible la vida a Ashley.

Los rumores se expandieron por los barrios próximos, llegando a varios institutos, y Ash se convirtió en el objeto de burla de los chicos y chicas de su edad.

En el instituto las cosas cambiaron, dejando de ser esa chica que se sentaba siempre rodeada de gente a sentarse en una de las primeras mesas de la clase, siempre sola. En los recreos en vez de salir al patio, solía esconderse en la biblioteca o en alguno de los baños, pues a los alumnos no se les estaba permitido quedarse en clase durante la hora de descanso.

En casa nadie sospechaba nada. Bueno a decir verdad, algo sí que se olían. A pesar de que sus padres trabajaban la mayor parte del día, en las notas se notó que algo estaba fallando en la vida de su hija. Llegaron los primeros suspensos, los primeros fines de semanas sin salir que se fueron prolongando, ponerse mala más de lo habitual, el cambio de comportamiento... pero ambos pensaban que sería cosa de la edad, que era algo normal, la adolescencia, las hormonas... le habrían hecho cambiar, y aunque no les hacía gracia alguna, tenían la esperanza de que estuvieran en lo cierto.

El Juego Del AhorcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora