Dudas

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Los rayos de sol le dieron de frente en su cara, el poco viento que entraba en la habitación aireaba el ambiente, moviendo las cortinas de un lado para otro. Se frotó los ojos para acostumbrarse a la incómoda luz y se percató de que estaba en su habitación, tumbada sobre su cama.

Se levantó de un salto, ¿Cómo había acabado allí? Lo último que recordaba de la noche pasada era que se puso a ver la tele en el salón mientras esperaba a que sus padres regresaban.

- ¿Mamá, papá? – empezó a gritar.

- Estamos aquí en la cocina – contestó una voz.

Corrió hacia la cocina y allí estaban los dos, sentados mientras comían.

- ¿Dónde estabais?

- ¿Cuándo?

- Anoche.

- Salimos a cenar por ahí.

- Ah, ¿y os suena eso de avisar?

- Lo intentamos, pero como no lo cogías…

- ¿Y luego por qué no me cogíais el teléfono?

- Había demasiado ruido en el restaurante.

- ¿Y cómo he acabado en la cama?

- Te llevó tú padre anoche cuando volvimos.

- Ah…

- Bueno ¿quieres comer?

- Sí, pero ¿qué hora es?

- Casi las tres de la tarde.

- Por cierto te ha estado sonando el móvil.

Corrió de vuelta a la habitación en busca del móvil, intrigada por saber quién le habría estado llamando o hablando.

Le dio a la tecla de desbloquear, puso la contraseña y un montón de mensajes llenaron su pantalla.

Eran todos de Sandra, quería saber qué planes tenía para esa tarde, si le apetecía salir con ella.

No sabía que contestarle, en parte tenía ganas de quedar, de salir, de divertirse. El día anterior había sido uno de los mejores en mucho tiempo, se había sentido viva, se había reído, había disfrutado, pero por otro lado, no lo tenía muy seguro. No sabía si estaba preparada para hacer nuevas amigas, y no estaba acostumbrada a que la gente fuese la que le llamase a su puerta, su anterior grupo le habían acostumbrado a que fuese ella la que siempre llamase.

Pero, ¿y si Sandra era diferente?, lo mismo no le venía nada mal conocer gente nueva, encontrar otro grupo de amigas, salir más a la calle, ser más social.

- No, esta tarde no tengo planes, ¿por? – contestó después de pensarlo.

- Vale, entonces vente esta tarde al parque a eso de las cinco – respondió al minuto.

- ¡Ash, qué se te enfría la comida!

- ¡Ya voy, qué impacientes!

- Oye hija, que he estado hablando con tu padre acerca de lo de comprarte ropa nueva

- ¿Y?

- Pues que sí, que estamos dispuestos a comprarte algo de ropa.

- ¿En serio?

- Sí, pero dale las gracias a tu padre que ha sido él el que me ha convencido.

- Muchas gracias papá.

- Pues esta tarde nos vamos de compras las dos ¿te parece?

- Eh… mamá va a ser que no.

- ¿Por?

El Juego Del AhorcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora