El último adiós

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El ruido del teléfono la hizo despertarse. Echó mano a su móvil y miró la hora; eran las tres y media de la mañana, por lo que una llamada a esas horas era una mala señal. Corrió hacia el comedor intrigada por saber quién había llamado. Allí estaban sus padres, sentados el sofá, pálidos. 

- ¿Quién era?

- Ven Ash, siéntate - le aconsejó su padre.

- ¿Qué pasa?

Por la cara de sus padres no debía de tratarse de algo bueno.

- Era tu tío.

- ¿Mi tío? ¿Qué ha pasado?

- Es sobre Paula.

- ¿Sobre Paula? ¿Qué le ha pasado? - preguntó a la vez que se sentaba en el sofá.

- Sus padres han llamado a tu tío.

- ¡Decidme qué pasa!

- La han encontrado muerta en el suelo de su habitación.

- Si es una broma, no tiene ninguna gracia.

- No es ninguna broma cariño, lo siento - intentó consolarle su madre.

Las lágrimas empezaron a caer desordenadamente por una cara entristecida.

No sé podía creer lo de Paula, tenía que ser un error, ella no podía haberse ido, no podía.

- Iros a vestir, salimos en una hora.

Se fueron a vestir, guardaron en una mochila una muda de cambio, cogieron lo necesario y pusieron rumbo a Lloret de Mar. 

Nadie abrió la boca durante el camino. Ashley se pasó el camino llorando, intentando asimilar lo ocurrido.

Nada más llegar se dirigieron a donde Javi les había indicado que se encontraba la familia y amigos velando a la joven.

Estaban todos y nada más ver aparecer a Ashley se abalanzaron sobre ella, sabían lo mucho que quería a Paula, todos lo hacían, pero Ashley era una de las personas que más tiempo pasaba con ella. 

Entró en una sala donde varias personas lloraban y miraban a través de un cristal. Se acercó junto con sus padres y se atrevió a mirar a través del mismo. Se le cayó el alma al suelo, ver a su amiga metida en un ataúd, rodeada de coronas de flores. Se la veía tan tranquila, con una pequeña sonrisa en la cara. 

Deseó con todas sus fuerzas que se despertara, que se levantase de donde estaba, que siguiera viva.

El entierro fue muy duro para todos. Un montón de personas vestidas de negro, ocultando sus ojos con gafas de sol, rodeaban el que sería el lugar donde, desde ese día, Paula descansaría en paz. El cielo también se vistió de negro, llegando a derramar unas lagrimillas. 

Miles de flores fueron depositadas con delicadeza sobre el ataúd, que tras decir la familia unas palabras, fue enterrado.

Tras el entierro todos se dirigieron a sus casas, no había ganas de hablar, todos necesitaban estar solos.

Sus padres se fueron a dormir junto con Javi, no habían dormido nada, y el viaje les había dejado agotados; en cambio Ashley prefirió bajar a la playa y sentarse en la arena, justo donde solía sentarse con Paula. Se quedó mirando el mar, desahogándose con él, arrojándole piedras mientras lloraba.

No podía dejar de pensar en su amiga, en cuanto deseaba volver a escuchar a Paula, volver a abrazarla, seguir escribiendo alocadas historias con las que poder viajar a lugares remotos.

No sabía la causa de la muerte, nadie había hablado de ello y ella tampoco lo había preguntado, pero se apostaba lo que fuera porque el culpable fue ese estúpido " juego". 

Permaneció allí varias horas, recordando todo lo vivido. Con cada piedra que levantaba salía una historia.

Llegó a casa de su tío cabizbaja, los tres eran conscientes de lo mal que lo debía estar pasando Ashley, por lo que al verla aparecer se limitaron a abrazarla. 

Por la tarde acercaron a su hija a despedir a Paula por última vez y emprendieron la vuelta a casa.

Al llegar, Ashley se dirigió a su habitación, no quería ver a nadie, excepto a la soledad. Estaba furiosa, triste, seguía en shock. El dolor que sentía era inmenso, mayor a cualquier otro que hubiera podido sentir a lo largo de su vida. 

Cogió la cuchilla que tenía guardada en su mochila y empezó a cortarse. La sangre empezó a gotear manchando todo el suelo, pero esta vez no buscaba aliviarse, sino morir. Usó las pocas fuerzas que le quedaban para coger una cuerda que tenía guardada, pasarla por encima de la barra del armario, hacerla un nudo tras dejar un hueco por el que poder meter la cabeza y con ayuda de una silla que acabó apartando de una patada, colgarse. 

Su armario era diferente al de su tío, la barra no aguantó el peso de su cuerpo y acabó cayendo al suelo, tirando con ella a Ashley, que quedó en el suelo.



El Juego Del AhorcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora