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Cuando Colt se ha ido, Mikasa le pregunta a Pieck si él la había esperado por mucho tiempo.

—Más o menos —le responde— pero tranquila, no parecía desesperado por irse.

Él quería esperarla. Mikasa se regaña por emocionarse tan rápido.

—No debes mostrar tanto interés —le dice Pieck—. Los hombres suelen dejar de ponerle empeño a sus cortejos cuando ven que ya han logrado su cometido.

Mikasa suelta exhala sabiendo que es verdad.

—Trataré de lucir más serena en nuestro paseo de mañana.

¿Como podrá hacerlo? Solo Dios sabrá.

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Elige un vestido azul de nuevo, siente que ese color es el que va mejor con ella. Se muerde su labio inferior porque quisiera verse más bonita pero sabe que no hay nada que pueda hacer al respecto. A pesar de su elección de ropa decide cambiarse y probar con uno rosa, es muy bonito y piensa que también parece favorecerle. Pudo haberle dicho a Historia que le ayudara pero de seguro tiene tareas más importantes y laboriosas que dar su opinión sobre un vestido.

Se ha puesto varios, ninguno le convence lo suficiente así que decide regresar por el azul. Es una lástima que todo haya quedado regado en su cama, le ha dado más tarea a Historia. Está apunto de acomodar todo cuando la pequeña rubia se asoma por su puerta después de tocar.

—Lamentó interrumpirla señorita Mikasa pero el señor Grice lleva más de quince minutos esperándola.

Mikasa suelta enseguida la prenda que tiene en sus manos ¿como es que nadie le ha avisado que él ya llegó?

—La señorita Pieck dijo que mandó a alguien a avisarle pero como no la he visto en la sala con ellos he venido asegurarme que le hayan traído el recado.

Se sintió un poco mal. Había pasado tanto tiempo metida en su vestuario que no escucho nada allá afuera, quizás ni siquiera escucho cuando llamaron a la puerta.

—Uhm, yo aún tengo que...

—Yo lo haré señorita Mikasa, no haga esperar más al señor Grice.

Historia esperaba que por su bien Mikasa bajara pronto. La azabache le dio una sonrisa y se disculpo mientras pasaba a su lado. Bajo las escaleras un poco rápido pero no le importe, recobró la compostura antes de entrar a la sala.

—Buenos días —saludo alegre y se acercó a ellos.

Pieck y Colt estaban parados a un lado de una pintura que le pertenecía a su abuelo. Por como están las cosas puede deducir que estaban platicando sobre esta.

—Siento haberte hecho esperar Colt.

Colt niega con la cabeza.

—Esta bien, la señorita Ackerman me hizo buena compañía.

Mikasa sonrió y miró a Pieck que también sonreía satisfecha.

—¿Nos vamos? —preguntó Colt.

Ella asintió y ambos salieron de la casa.

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—En verdad lo siento —volvió a disculparse Mikasa—. Estaba tan concentrada en buscar algo en mi cuarto que no escuché cuando me avisaron que habías llegado.

—No hay problema, en realidad no espere mucho y si fue así no lo sentí.

—Me alegro.

Mikasa unió sus manos apretándolas ligeramente estaba un poco nerviosa. No quería causarle una mala impresión. Decidida arreglar su error, le hizo preguntas para que viera que ella está interesada en él.

Este es el porque no podemos tener cosas lindasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora