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—Se muy poco sobre la esposa del doctor Jaeger—dijo su madre mientras veía como Historia le arreglaba el cabello para la cena en la casa de su futura familia—. Hablé con ella un par de veces hace tiempo, es amable, su esposo me aseguró que cuando se lo propone es mejor que nadie se cruce en su camino.

Mikasa no dijo nada, prefiero seguir escuchándola.

—No deberías tener problemas con ella, estoy segura de que se llevarán bien.

Su madre se acercó para tomarla de la mano izquierda y darle un apretón.

—Recuerda ser amable, atenta y guarda silencio cuando lo requiera.

Mikasa asintió.

Historia terminó su tocado, logró unir dos de sus mechones negros junto con unas flores rosa para ir a juego con su vestido lila. Akiho le indicó a Historia con la mirada que la dejará a solas con su hija.

—Luces preciosa, Mikasa —aseguró su madre.

Ella sonrió débilmente frente al espejo. Su reflejo aún más delgado que la última vez y se pregunta si alguna vez se verá como antes.

—Si hablé con ella antes —dice Akiho. Mikasa la mira sin comprender por un momento—. Me refiero a la señora Jaeger, converse con ella cuando...

—Su hijo cortejaba a Pieck —terminó Mikasa—. Debí suponerlo. Esperaste a que Historia se fuera para decírmelo —sonrió— no sé a qué quieres engañar, todos aquí saben que él estuvo tras ella. No es un secreto madre.

Akiho casi pone los ojos en blanco debido al imprudente comentario de su hija, pero se recordó que debe guardar la compostura.

—Mikasa, por favor, no se te ocurra decir algo así delante de los Jaeger.

—¿Cómo podría yo? —su tono denotaba ironía.

—Me alegra saber que ya estás mejor para hacer bromas.

Mikasa negó.

—No te confundas madre, solo estoy tratando de sobrellevar las cosas. Me voy a casar y nada va a cambiar eso, mis comentarios son para darme ánimos.

—Hablas como si fueras directo al peor de los destinos.

Mikasa giró los ojos, no le importaba mostrar su molestia.

—No me hagas decir lo que no quieres escuchar.

—Si fueras más positiva al respecto —su madre la tomó por el hombro obligándola a mirarla—. Ve esto como una oportunidad de iniciar de cero, tendrás un nuevo hogar, ya no tendrás que estar en tu habitación todo el día porque ahora serás la señora de la casa Jaeger y tienes que procurar...

—Eso no me importa, el señor Jaeger tampoco está muy feliz con esta unión. Me ha expresado que "de todos modos tenía que casarse". No creo que le importe si me quedo en la habitación todo el día, él tendrá otros asuntos que atender, papeleos o negocios, yo que no sé. Apuesto que ni siquiera estará en casa.

A pesar de que no le importaba mucho, Mikasa no pudo evitar ponerse triste cuando dijo eso. Era algo en lo que llevaba pensando desde anoche, estará sola en una casa desconocida. Su matrimonio será más falso que las pinturas en casa de su tío Levi, Hange siempre ha insistido en que no la estafaron. Lo único bueno es que Historia se irá con ella.

—Bueno, puede ser —estuvo de acuerdo la contraria—. La mayoría de los esposos nunca están en casa pero por eso una esposa debe mantener el orden, procurar que todo esté bien para cuando él llegue. Además, cuando tengas tus hijos...

Mikasa frunció el ceño, pero no porque estuviera enojada o la idea le diera alguna clase de repulsión. Si no porque estaba triste, claro que en su imaginación siempre venía ella con su pequeña familia. No era codiciosa, solo quería dos niños. Todos felizmente en el jardín de su casa mientras hacían un picnic. Ahora ese sueño parecía lejano.
¿Alguna vez dejará que Eren se acerque de ese modo?

Este es el porque no podemos tener cosas lindasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora