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—¿Mikasa?

—¿Mhm?

Ella estaba perdida entre las caricias que él le estaba proporcionando.

—Tu mente es un peligro —dijo Eren—. No te ofendas, pero cada vez dejas volar más tu imaginación.

Él tenía razón.

—Si no tenemos cuidado, nos llevará a la ruina.

Mikasa hizo un ruido extraño y Eren sonrió ante ello.

—Mikasa.

—¿Mhm?

Él colocó un mechón de cabello tras su oreja.

—¿Te lastime? —le preguntó.

Eso le pareció raro a ella, ¿a qué se refería?
Eren notó la confusión en su rostro.

—Hace unos momentos, yo... tal vez fui un poco rudo.

Annie le había dicho que lo suyo con Berthold fue tranquilo, ¿hablaron de la misma actividad?

—¿Se puede hacer más calmado? —inquirió ella.

Una vez más, una sonrisa se dibujó en el rostro del contrario, su mano fue directo a su mejilla para acariciarla con el pulgar, ella pudo apostar a que estaba tocando su cicatriz.

—Si.

Mikasa lo meditó por varios minutos. Sintió su cara enrojecer, le gustó la forma salvaje de Eren sobre ella, todo lo que sintió fue asombroso.

—A mi me gustó esta forma —dijo un poco apenada.

—Me alegro pero, —comenzó Eren— para ser justos, solo conoces esa forma.

De nuevo, él tuvo razón.

—A mi gustó —repitió ella.

Eren se estiró para buscar su brazo y comenzar un camino de besos. Esta vez, a Mikasa le provocó cosquillas.
Él la acomodó para que ella quedara abajo. Eren la beso más tranquilo, más lento. Esto también era lindo.

Después se fue a su cuello. Es como si él ya no tuviera prisa de nada.
Mikasa no pudo evitar pensar en que, efectivamente, sus pensamientos le habían llevado a Eren a reaccionar de esa forma tan repentina donde perdió un poco la paciencia con ella.
Pero, ¿debía sentirse mal porque le gustó demasiado esa forma en donde parecía que la estaba castigando?

Ahora, Eren la probó con más cuidado, como si se tratara de una muñeca, así como cuando la desvistió después del baile de los Kirstein. Beso su cuerpo por completo, casi como si quisiera decirle algo con esa acción.
Mikasa se sumió sobre la almohada pensando en todo lo que no sabía que el cuerpo humano podía hacer. Los placeres que provoca.

Eren le separó las piernas y la miró directo a los ojos antes de proceder a besarla en su parte íntima. Claro que ella estaba estupefacta.
¿Cómo es que él... ?
Cuando su esposo se dio cuenta de ello, quiso sorprenderla aún más. Separó sus labios con los pulgares y le dio un par de lamidas muy lento.
Las manos de Mikasa no esperaron para apretar la sábana sobre la cama.
Minutos después, Eren comenzó a profundizar sus toques enterrando su lengua en lo más profundo en su pequeña abertura.

Mikasa se mordió el labio tratando de reprimir cualquier sonido. Él la observó haciendo eso, no quería que sucediera. Le maravillo verla perder la cabeza por su culpa. Su mano fue a su pecho para amasar un poco y finalmente pellizcar su pezon. Eso hizo que Mikasa no pudiera contener más sus jadeos. Ella no supo que fue, pero hubo una parte en específica que Eren succionó que la hizo llegar al cielo.

Este es el porque no podemos tener cosas lindasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora